La historia de la gorila Ndakasi estuvo ligada toda su vida a la de Andre Bauma, el hombre que la salvó de la muerte cuando aún era bebé, y en cuyos brazos murió hace unos días, en la República Democrática del Congo.
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Ndakasi, nacida en el grupo de la familia de gorilas Kabirizi en abril de 2007, fue rescatada con apenas dos meses por los guardabosques del parque de Virunga, el parque nacional más antiguo de África. La encontraron aún aferrada a su madre, que había muerto tras los disparos de unos milicianos armados. Al no hallar más familiares suyos en la zona, decidieron llevársela a un centro en una ciudad cercana, donde Bauma se hizo cargo de ella.
Durante la primera noche Bauma tuvo al bebé cerca de él, manteniendo su pequeño cuerpo apretado contra su pecho desnudo para darle calor y comodidad. Ella sobrevivió; sin embargo, el trauma de perder a su familia junto con un largo período de rehabilitación hizo que Ndakasi fuera demasiado vulnerable para regresar a la naturaleza. Así que en 2009 fue trasladada al orfanato de gorilas de montaña de Senkwekwe en Virunga. Allí tuvo una vida pacífica con sus cuidadores y otros gorilas de montaña huérfanos.
«Compartíamos la misma cama, jugaba con ella, la alimentaba. Puedo decir que soy su madre», afirmaba Bauma en 2014. «La amaba como a una niña, su personalidad alegre me hacía sonreír cada vez que interactuaba con ella».
14 años
Ndakasi vivió 14 años. «Dio su último aliento en los amorosos brazos de su cuidador y amigo de toda la vida, Andre Bauma», relataron desde el parque Virunga.
«Fue un privilegio apoyar y cuidar a una criatura tan amorosa, especialmente sabiendo el trauma que sufrió Ndakasi a una edad muy temprana. Se podría decir que se asemejó a su madre, Nyiransekuye, cuyo nombre significa ‘alguien feliz de dar la bienvenida a los demás», dijo Bauma.
Vía Cultura Inquieta