De acuerdo al último boletín emitido este lunes por el Consejo Nacional Electoral, órgano rector de los procesos electorales en Venezuela, con cerca del 99% de las actas de escrutinio remitidas, Nicolás Maduro obtuvo 6 millones 190 mil votos, superando por una luz de más de 4 millones de votos al candidato opositor Henri Falcón, que arañó los 2 millones de sufragios, pero sin alcanzarlos. El tercer candidato en la disputa, el evangelista Javeir Bertucci Carrero se alzó con 988 mil votos y si conserva el guarismo que viene obteniendo en el 1,22 % de actas que faltan por escrutar, la regla de tres sugiere que llegará a su primer millón cuando termine el conteo.
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En la jornada cívica del domingo participaron 9 millones 132.655 venezolanos que conforman algo más del 46 % del padrón de habilitados, una proporción de votantes sensiblemente menor al de elecciones anteriores. La caída en el número de votantes es el resultado de la retirada de la mayoría de los espacios opositores, agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática, que decidieron no participar de los comicios. No es la primera vez que actúan en este sentido, aunque sí es la primera vez que lo hacen en la elección del presidente: en las elecciones a la asamblea nacional de 2005 hicieron lo mismo y la participación cayó a un 25% del padrón, obteniendo el chavismo todos los cargos. En aquella oportunidad los opositores también quisieron atribuirse la representación de los ausentes, no obstante, cuando se presentaron nuevamente, en 2010, si bien la participación aumentó 40 puntos, los opositores perdieron igual con el chavismo aunque, vale decir, en una votación muy pareja.
De la jornada electoral, recogemos el testimonio de Alberto Grille, que participó como observador internacional en representación de Caras y Caretas, tras ser invitado por la presidenta del Consejo Nacional Electoral, la doctora Tibisay Lucena: “Yo recorrí 26 circuitos electorales; el resto de los observadores recorrieron otros tantos, así que entre los más de 150 observadores se cubrieron varios cientos de puntos con sus mesas de votación. En el grupo de observadores había magistrados, legisladores, diplomáticos, ministros, expertos electorales, periodistas y académicos de 90 países. En entre ellos, algunos sentían simpatía por el chavismo, otros habían sentido simpatía por el chavismo cuando vivía Chávez, pero ya hace rato que miran el proceso venezolano con desconfianza, y la mayoría eran más bien críticos, neutrales, técnicos, e incluso no pocos eran claramente contrarios al proceso bolivariano y a su actual liderazgo, Nicolás Maduro. Hubo algunos uruguayos; supongo que en las próximas horas harán conocer su experiencia. Creo que ninguno nadie, entre los observadores, detectó ninguna irregularidad que que justifique la impugnación del proceso o poner en tela de juicio el resultado. Esto no implica que que no haya habido incidentes que puedan ameritar cuestionamientos y protestas, pero si existieron, ningún observador los apreció”.
“¿Ahora bien, qué fue lo que vimos?” – continúa Grille- “Yo vi menos afluencia de electores de lo que cabía esperarse de acuerdo a los últimos precedentes electorales. Claramente el llamamiento a no votar tuvo adhesión entre muchos ciudadanos opositores, pero igual la participación se acercaba a la mitad de los habilitados en todos los casos. Parecía claro que los chavistas estaban votando masivamente, y los opositores no. Las palabras de Rodríguez Zapatero vinieron a confirmarlo: en algunos circuitos había una participación considerablemente alta y en otros considerablemente baja, reproduciendo bastante bien la fuerza relativa de oficialismo y oposición en cada zona. En ningún caso vimos acarreo de votantes y los llamados “puntos rojos”, donde los militantes del oficialismo asesoran a sus votantes, y reparten material proselitista se ubicaban a considerable distancia de las mesas de votación, eran más bien pocos, y allí no se entregaba nada que sugiriera compra de votos con materiales, alimentos o dinero, algo que es bastante común en otros países de América Latina. De hecho, esto último parece imposible aunque alguien tuviese la voluntad, porque la distorsión de la economía es muy grande y prácticamente no se opera con dinero físico. No hay billetes de bolívares circulando sino tarjetas electrónicas”.
“Los soldados que custodiaron los puntos de votación en un operativo llamado “Plan de la Patria”, se encontraban fuera de los recintos electorales en todos los casos, e incluso en un caso presencié como una coordinadora de mesa de votación retiró varios metros a unos de estos soldados a solicitud de un observador internacional. En la mayoría de los lugares de votación y en la mayoría de las mesas había fiscales “testigos” nombrados por la oposición, y no mostraban ninguna disconformidad con el modo en que se llevaban adelante los procedimientos, aun cuando se los pregunté a todos expresamente”
“Sobre el sistema electoral debo reconocer que me pareció impecable. Las máquinas de votación electrónicas funcionaban correctamente, y cuando alguna se dañaba el servicio técnico la reparaba de inmediato. Los electores esperaban su turno sentados. El sistema biométrico de identificación por la huella digital parece inviolable y además los técnicos de la oposición están presentes en todo momento y auditan en todas las instancias. Y cuando protestan, sus protestas se asientan en actas. El propio Óscar Botinelli, cuya opinión desconozco -imagino que la volcará en su columna habitual en El Observador- participó en el recuento de votos en un circuito, colaborando con la mesa y comprobando in situ que los votos electrónicos en el circuito, donde votaron más del 46% de los electores, se correspondían exactamente con las papeletas que había en las urnas. En ese circuito ganó Nicolás Maduro, ampliamente”, finalizó.