Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARME
Caras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Una investigación periodística revela que el fiscal Alberto Nisman, se suicidó acorralado por sus negocios oscuros. El profesional, a cargo de la causa por el atentado a la AMIA, había acusado a la expresidenta Cristina Fernández.
«¿Quién mató a Nisman?», del periodista y abogado Pablo Duggan, señala que el fiscal, acorralado y deprimido en su vida privada, se suicidó. NO obstante, la versión del homicidio era más conveniente.
Para Duggan son irrefutables el primer análisis sobre las manchas de sangre realizado por la Policía Federal, y la autopsia hecha por 14 forenses. Ambas indicaban que no participaron terceras personas.
En entrevista con la agencia EFE, señala que el cuerpo de forenses que se empleó realiza unas 4.000 autopsias al año. La Gendarmería, fuerza utilizada para la segunda autopsia no hace normalmente ninguna.
Recordó que esa pericia apuntaló la versión del asesinato, pero está llena de «errores infantiles» e inconsistencias.
La investigación muestra a un fiscal con millonarias cuentas en el extranjero, varios pisos en Buenos Aires y propiedades en Punta del Este. “No hay duda de que era corrupto», sentencia Duggan.
Indica que solo los gastos de Nisman con su tarjeta eran superiores a los de su sueldo como funcionario. Asegura que trabajaba para los servicios secretos de Estados Unidos. Wikileaks filtró documentos en este sentido, recordó. Estados Unidos e Israel estaban interesados en que se mantuviese a Irán como sospechoso por el atentado de la AMIA.
Duggan cree que Nisman era consciente de que iba a hacer un «papelón» por su denuncia contra Cristina Fernández. Lo mentiende como una maniobra para impedir que la presidenta le echase de la fiscalía a cargo de la AMIA.
En sus últimas horas, además de la angustia porque su posición profesional y social, construida sobre mentiras según Duggan, «se desmoronaba como un castillo de naipes». Eso dibuja a un Nisman especialmente deprimido por el distanciamiento con su familia.
En ese estado, Nisman se encierra en el baño y acaba con su vida, de acuerdo a la reconstrucción.
