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No jugar con fuego y a apagar el juego

Por Juan Raúl Ferreira.

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Hay cosas con las que no se juega. Las instituciones, por ejemplo. En los últimos días no sé qué me ha causado mayor preocupación, si algunas provocaciones que han venido de filas castrenses, y sobre las cuáles el gobierno reaccionó con firmeza y serenidad, o las reacciones de algunos sectores políticos que, por el contrario se tomaron los hechos en clave de “a ver si en esto no tengo chance de ganarme un votito”.

Apenas se conoció la noticia de las declaraciones políticas, desde el exterior, del comandante del Ejército, criticando decisiones de su mando superior constitucional, el presidente de la República, actuando en acuerdo con el ministro de Defensa, el primero le aplicó 30 días de arresto de rigor.

Las primeras sorpresas vinieron de Melo, el pago donde creció Wilson. Cierto que es una ciudad donde votan muchos militares, pero la reacción del intendente ante la actuación del mando natural por mandato constitucional no se dejó esperar: “El 18 voy a ir al aeropuerto a recibir al comandante Guido Manini con la misma actitud que fui al puerto el 16 de junio de 1984” [cuando llegamos con Wilson, poniendo fin a su exilio].

No quedó solo. El Dr. Sanguinetti, que fuera dos veces presidente, acusó a Tabaré Vázquez en lenguaje parecido al utilizado en su momento por las Fuerzas Armadas para procesar a mucha gente, mi padre y yo, entre otros: “Aplicarle 30 días de arresto a la máxima jerarquía del Ejército es simplemente un intento de humillación a las Fuerzas Armadas”. Es decir, el ejercicio del mando presidencial es una humillación a la institución armada.

Siendo Sanguinetti presidente, un general con mando de tropa hizo declaraciones “imprudentes” y el actuó de la misma manera. En el instante que se conoció la noticia, Wilson le dijo a Diego Achard, su secretario político: “Nos vamos a ver al presidente, estos son los momentos en que hay que estar”. Fue en esa ocasión, en que el Dr. Sanguinetti, por estar reunido con los mandos militares, les pidió que permanecieran en su oficina y conocieran a Wilson. Hubo episodios, para contar en otro momento, que fueron muy importantes en la consolidación de la frágil democracia en transición.

El senador Delgado dijo que el gobierno “castigaba la discrepancia”, asegurando que tiene razón el general Manini en su crítica a la reforma de la caja militar, como si se tratara de un civil opinando de la política económica del Poder Ejecutivo. Su colega Javier García fue mas allá y sostuvo que el sancionado debió haber sido el ministro de Trabajo por apoyar la ley de referencia. O sea, en un par de horas fuimos de que sancionar un mando militar por parte del mando constitucional era comparable al exilio de Wilson, para saltar luego a que se humillaba al Ejército por someterlo a la órbita del gobierno electo y luego terminar pidiendo arresto para el ministro.

Al terminar el día ya se habían pronunciado prácticamente todos los portavoces del Partido Nacional y algunos colorados, los colorados que han acordado cogobernar en la restauración conservadora.

En este clima, sucede lo que yo sinceramente creo fue lo peor. En la clausura de la exposición rural del Prado, ingresa la Banda Militar ejecutando un marcha. Si me abstraigo de la situación, para mí, la más linda de la historia, la que me cuesta aún a los 65 años oír sin emocionarme. Tiene que ver con la historia, pero en lo personal con mis recuerdos más íntimos y antiguos. Supongo que fue mi canción de cuna. A los siete años sabía la letra. La marcha ‘Tres árboles’. ¿Alguien me podría haber dicho hace algunos años que en vez de emoción me iba a generar indignación? Todo por las circunstancias.

Qué sabiduría la de Ortega y Gasset: todo es “las circunstancias que lo rodean”. La gente, las emociones, los momentos, los hechos. 1) La marcha ‘Tres árboles’ con el comandante arrestado, el Partido Nacional del lado contrario a las instituciones. 2) La región, los que juegan con las instituciones con fines electorales: miren la fragilidad institucional de la región. Macri naufragando en la utopía de blancos y colorados. Brasil desoyendo a la ONU y con elecciones que arrancan desoyendo el mandato de la ley internacional. Reglas de juego que dan a un neonazi expectativas de triunfo.

No jueguen con fuego, chicos, apaguen ya sus juegos. No da.

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