Este asunto de la secesión catalana me tiene un tanto desconcertado. ¿Puede ser que quienes la impulsaron no hayan tenido en cuenta que Madrid, Castilla, el gobierno central, iban a reaccionar como reaccionaron? El otro día, estábamos enumerando las diferencias ancestrales entre Cataluña y Castilla, y en tanto repasábamos los sucesivos desencuentros, recordé uno bastante antiguo. Lo protagonizó el Cid Campeador. Cuando lo rajaron de Castilla por un problema financiero que bien podría equipararse al uso de las tarjetas corporativas o a la estación de servicio del intendente Bascou, al primero que el Cid asalta es ¡al conde de Barcelona! Con un ataque a la brusca y aprovechando que el otro viajaba con las monturas no ensilladas con los arreos de guerra (bastos con respaldo, pretal y baticola), lo derrota y despoja. ¡Si habrá cuentas pendientes entre ambos centros de poder! En realidad, Cataluña y el Lange d’Oc francés fueron una única región, ocupada por los visigodos, que terminó repartida entre España y Francia. Cada “nación”, cada entidad política que consideramos como una unidad, lleva en su seno otras posibles naciones que no llegaron a ser porque el centro las absorbió y consolidó: Borgoña, Bretaña, el Lange d’Oc. Napoleón decía que gracias al servicio militar los jóvenes ingresaban hablando su dialecto y egresaban (los que no habían muerto) hablando francés. Muchos emigrantes italianos se enteraron de que lo eran aquí en América. Incluso dicen que el acta original de Boca Juniors estaba escrita en genovés, idioma que surtió generosamente el lunfardo rioplatense. España es Castilla, que unificó y conquistó o reconquistó. Recuerdo el episodio de Don Quijote atacando a una caravana de comerciantes vizcaínos. No vascos, y menos españoles: vizcaínos, cuyo idioma le era tan desconocido como el de los moros. La Fiesta de la Patria Gaucha congrega riograndenses y entrerrianos, correntinos y hasta santafesinos. Y Artigas era “argentino” y federal. No tengo elementos como para estar ni a favor ni en contra de la secesión catalana, pero, desde mi ignorancia, noto que, ni todos los catalanes están de acuerdo, ni los impulsores de la independencia tenían un plan B por si el original encontraba impedimentos. No tengo explicación para ello. ¿Acaso pensaron que Rajoy no reaccionaría? Permitir la secesión sin hacer nada por impedirla era su muerte política. Impedirla, en tanto, con una demostración dura de autoridad, tal vez le fortalezca. Por aquello de “si no puedo ser bueno, tengo que ser muy malo”. ¿Qué esperaban los impulsores de la secesión? Por supuesto, un fortalecimiento político en caso de éxito. Pero ahora que el mismo está cuestionado por la dureza del gobierno central y por la división que ha generado entre los mismos catalanes, ¿qué? Una cosa fuimos nosotros en 1810, con un océano de por medio, un rey preso sustituido por don Pepe Botella y un movimiento juntista que no podía considerar ilegítimo que nosotros lo imitáramos. Tal vez, a nuestro proceso de independencia deberíamos considerarlo más una guerra civil entre españoles españolistas y españoles independentistas, en el que los eslabones más débiles de la cadena cedieron, y en aquellos lugares en donde el régimen permitía una mayor riqueza y poder a las capas superiores, se enfrentaba todo intento de modificar el estado de cosas. Todo mezclado con la cuestión ideológica entre liberales y empecinados. Realistas y republicanos. En España y aquí nos matábamos, en tanto Fernando VII le tejía escarpines a Napoleón y los ingleses sacaban partido. En realidad, España sólo pudo intentar la reconquista con la expedición de Morillo, que terminó agotada y derrotada por el corte de las comunicaciones. Inglaterra nunca tenía barcos para prestar para nuevas expediciones. El verdadero centro de resistencia, con gente, armas, dinero y determinación fue el Perú. Opulento gracias a la explotación minera que la servidumbre indígena y la esclavitud permitían. Aquí, en el Río de la Plata, la ambición de dominar una de sus riberas, las pretensiones e ilusiones de Carlota y el temor de que el sur del reino/imperio se volviese republicano e independiente alentaron y justificaron las intervenciones de otra potencia esclavista: Brasil. Así que todo estaba entreverado. Independencia y liberalismo; centralismo o federalismo; revolución política o revolución social. Todo en una gran tolva en la que giraban los protagonistas. Pero, con una diferencia: había plan B. Mejor dicho, objetivo a conseguir. Lo tenía Miranda, lo tenía Moreno, lo tenía muy claro Artigas, lo tenía O’Higgins y lo tenía Bolívar. Diferencia respecto de la profundidad social y la organización política más o menos centralizada. Infinidad de diferencias. Pero independencia. Plan B u objetivo precisado. De entrada estaba claro que no habría consentimiento en la separación y que habría que conquistarla. Ahora, ¿cuál es el plan alternativo si Rajoy, como dice, los interviene? Para mí, que escribo el 21 para publicar el 27, está claro que lo hará y que, más allá de protestas y manifestaciones, no hay plan alternativo. Algo así como envidar para salvar el tanto e irse a baraja si la cosa sale mal y te reviran. Lo único que yo lamentaría como saldo negativo de todo esto sería un fortalecimiento de Rajoy y del pensamiento conservador y autoritario. Y se puede dar. Los catalanes independentistas han quedado solos. Ni siquiera aislados pero unidos. Porque el tema, la oportunidad, la forma y la legitimidad no era ni es compartida por todos. Eso de que tantas empresas ya mudaron su sede es, por ahora, movida preventiva. Si Cataluña se convierte en país, volverán. Pero, no se convertirá y en ella quedará un fondo de resentimiento que costará mucho superar Resentimiento y frustración. Rencor y sentimiento ilegítimo de “victoria”. Resentimiento de los que realmente querían separarse y resentimiento de los que no querían separarse. Resentimiento de todos los españoles ante el intento de secesión. Unos porque no querían esa separación, otros porque esperaban que la misma sentara precedente. La Unión Europea, en tanto, se desentendió de los catalanes y sus pujos separatistas. Lo seguro, lo que permanecerá, lo que no sienta precedentes tentadores es España. Única, conservadora y con el control total. Es la única política posible; luego del brexit no se pueden alentar los separatismos. Máxime cuando en todo el continente avanza en forma impetuosa la derecha, ultranacionalista, antieuropea y, sobre todo, antiinmigrantes. Acaba de resultar vencedor en la República Checa un multimillonario, que cultivó el que se le apodara el “Trump checo” y cuyas metas son impedir la inmigración y salirse del euro. ¡Vamos, como para alentar separatismos están Alemania y Francia! Tienen que mantener firmemente el timón y aplicar en toda su dureza las políticas antisindicales y antipopulares que se dictan en Maastrich. Tal vez que ellos dictan desde Maastrich. Los Estados nacionales y este cuasi Estado que es la Unión Europea están en crisis y tratando de superar sus dificultades con las políticas que aquí nos vendieron en el siglo pasado: austeridad y sacrificio que “algún día” traerán la prosperidad. Nunca la trajeron y nunca la traerán, pero son un buen enganche para las volubles capas medias, para todos aquellos que están en el centro. Ni independientes, porque son asalariados, bien pagados tal vez, pero asalariados. No muy ricos, pero con gastos y apetencias superiores a los que pueden financiarse y culpan de sus estrecheces al Estado, que “alimenta pobres que lo que no quieren es trabajar”. Y son, por eso mismo, una fuente de dudas e indecisiones para aquellos que se proclamaron progresistas y ahora miran el déficit del Estado y tiemblan de que las calificadoras les rebajen el investment grade. Se está votando en Argentina y tengo la impresión que ni el asesinado de Chubut, ni las enormes manifestaciones reclamando la aparición con vida de Santiago Maldonado ni su misteriosa aparición -“preservado por el frío del río Chubut”, que Lilita Carrió comparó con el congelamiento de Walt Disney- erosionarán demasiado a Macri. Las impresionables, volubles y egoístas capas medias no se sienten afectadas por la reaparición del autoritarismo y la represión. Para ellos lo mejor es el “orden” y que no haya piqueteros cortando las rutas. Está pasando en Brasil, le está pasando a Correa, que entronizó a un Lenín con la pretensión de continuar su política y se encuentra con la traición y el abandono. Están cercando a Evo Morales, Piñera apunta a ganar las elecciones en Chile y nosotros venimos quedando solos. Esto de los lácteos corrobora que Temer únicamente manda cuando es para aplicar medidas antisindicales y desnacionalizar empresas. Cuando se quiere salir del libreto para parecer más simpático a sus colegas presidentes, un ministro lo desautoriza sin siquiera disimular. Todo apunta a una cosa, compañeros: ¿tenemos plan B nosotros? Mejor dicho, ¿estamos dispuestos a dar cara y abrir la batalla por las cabezas y los votos o nos vamos a entregar como corderos? Dar batalla por las cabezas, por los votos y por la consecuencia respecto de lo que se dice. No es cuestión de hacer las de Lenín Moreno, ganar disfrazados de progresistas y abrazarse a la derecha a renglón seguido. Podríamos empezar ahora mismo. Como fuerza política, ¿dijimos o no dijimos que las AFAP eran una estafa? Sí, lo dijimos. Entonces, ¿qué estamos esperando para reparar a los cincuentones? ¿Firmar con UPM sin nada que la espante? ¿Es eso? Si se instalan, es porque les conviene, y si les conviene, lo de los cincuentones no les interesará. No hay que ser tan inocente; si ve flojera, seguirá dilatando y pidiendo. El ratón no se traga de un golpe todo el queso, lo va royendo. Deberíamos reflexionar acerca de ello. Pero, y termino, compañeros, ¿qué estamos haciendo nosotros para definir la cuestión? ¿Gestiones? Ya se han hecho. ¿Cálculos? Los hicimos nosotros y Davrieux aterró a unos cuantos con sus números. ¿Entonces? No creo que la divina providencia nos resuelva el problema, pero sí creo en la movilización popular. Reclamemos en la calle, como siempre lo haremos. Nadie da nada de bueno, lo que da es producto del cálculo. ¿Cuánto gano o cuánto pierdo dando o no dando? ¡Que sepan que cada reculón nos aleja más y que, sin nosotros, no existen!
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARME