Se lo nota calmo, pero cansado. En su despacho de la presidencia de la Cámara de Senadores desgranó cada una de las acusaciones en su contra que una troupe de periodistas y políticos de la oposición viene sosteniendo desde hace dos años con el fin, dice, de liquidar su honor y credibilidad. Hasta ahora aguantó la embestida en silencio, pero sostiene que se cansó. Desde ahora contestará todas las acusaciones y acusará a quienes cree que están detrás de una operación de ribetes continentales. “A Dilma la tiraron sin que se le haya encontrado nada; a Lula lo persiguen y ya no saben qué inventar; a Evo le inventaron un hijo; a Correa casi le dan un golpe de Estado; de Lugo dijeron cualquier cosa; nadie pudo comprobar nada, aún, de todo lo que acusaron a Cristina Fernández. Yo no tengo la estatura de ellos, pero, a escala uruguaya, esto es lo que está pasando”. Raúl Sendic se confesó con Caras y Caretas. ¿Cuál es su opinión del libro recientemente publicado Sendic. La carrera del hijo pródigo? El libro es la gota que colmó el vaso. Hace mucho tiempo que vengo soportando una campaña feroz contra mí y no me callo más. En Uruguay se ha instalado un relato en determinados sectores del periodismo que busca liquidar la honorabilidad de las personas sin tener el mínimo sustento de nada, y que además está direccionado contra algunas personas con algunos lineamientos políticos. Es un estilo de periodismo que hace permanentemente acusaciones con afirmaciones que atribuyen a fuentes que nunca aparecen o supuestos que nunca se confirman con base en sospechas personales, supuestas coincidencias intrascendentes o sospechas de hechos que parecen irregulares, pero que nunca se confirman y que buscan liquidar a una persona política. Esa forma de actuar despreciable es la que se puede leer en ese libro que contiene falsedades, verdades a medias o una serie de sospechas que dicen tener las autoras. Decir que el avión de ALUR estaba dentro de una publicitada y hasta ahora no demostrada “ruta del dinero K” solo porque aterrizaron en los aeropuertos de San Fernando, en Argentina, y Melilla en Uruguay, es de tal temeridad que sorprende. En San Fernando aterrizan centenas de aviones chicos. Incluso tenemos un documento firmado por las autoridades argentinas en el que pedíamos autorización para que el avión de ALUR aterrizara en Aeroparque porque quedaba más cerca del Centro. Nunca nos interesó operar en San Fernando, y cuando las autoridades argentinas lo permitieron, usamos otro aeropuerto. Es ridículo asociar esos aterrizajes en San Fernando con una eventual “ruta del dinero K”. Es absolutamente infundado, no hay forma de conectar una cosa con otra, salvo por las sospechas de estas dos señoras. Otra cuestión que se plantea en ese libro es la financiación de la campaña electoral por parte de un empresario paraguayo. Ellas dicen que el empresario paraguayo hizo dos aportes a la campaña de la lista 711 y nosotros sólo hicimos una sola declaración jurada de esos aportes, dejando la sospecha de que quisimos ocultar el otro aporte. Las dos cosas son ciertas y no tienen delito ni nada raro. La obligación que tienen los partidos políticos es declarar los aportes económicos a una campaña electoral nacional ante la Corte Electoral. La campaña electoral empieza el 1º de junio del año electoral, cuando se definen los candidatos a la presidencia. El único aporte de este empresario dentro del plazo en el cual obligatoriamente se debe presentar la declaración, es decir después del 1º de junio del año electoral, es uno de 36.000 dólares que está declarado. El otro aporte es previo a esa fecha y no lo pide la Corte Electoral. Ese es el estilo, fundar sospechas, decir medias verdades, generar rumores, horadar la honorabilidad de la gente. Es un libro que tiene ese estilo, busca eso. Es lamentable. Ellas van a tener que llevar sus dudas y sobre todo sus pruebas a la Justicia penal y a la Justicia civil. Van a tener que responder con su patrimonio. No se puede jugar así con la gente. No se puede seguir difamando impunemente sin hacerse cargo ante la Justicia. Van a tener que responder ellas y la editorial Planeta. La editorial contrató a estas dos periodistas para hacer ese libro, no es que se les ocurrió hacer esto y fueron buscando editorial. Son el mismo método y la misma editorial del libro sobre Fernández Huidobro, de donde salió la acusación sobre el financiamiento del MPP mediante asaltos armados. El mismo tipo de operación. Tuvimos una sesión entera en la que se estuvo acusando a un sector del Frente Amplio de recibir financiamiento con acciones armadas. Y para sostener semejante acusación se habla de fuentes, de un tal Beto, de coincidencias, de sospechas. Y es un libro a pedido de la editorial Planeta. Después se publica el libro, las autoras se pasean por los canales, las radios y los programas donde están los periodistas que se hacen eco de estas cosas, se instala una sospecha y ya uno está acusado y es culpable. Hay que defender la libertad de prensa, claro, pero hay que tener una prensa que se responsabilice de las cosas que dice. Y que se responsabilice penalmente y civilmente en este caso. Lo digo porque hace dos años que soy víctima de una campaña feroz. Al principio no le di mucha trascendencia, pero hace dos años que vengo soportando esto. Iniciaron la campaña de sospechas con Ancap en ese entonces, se hizo una comisión investigadora que no encontró nada, estuvieron meses para llevar algo a la Justicia porque no sabían ni cómo redactar lo que querían que se investigara. Finalmente llevaron una denuncia a la Justicia y se está investigando, pero por ahora nada. Mientras tanto, van dos años de acusaciones terribles, que tengo estaciones de servicio, que tengo campos, casas, hasta llegaron a investigar la lista de pasajeros de ALUR y nada. Ahora también investigan las tarjetas corporativas y se va a demostrar que no hay nada. No tengo forma de no vincular esto con una campaña, es imposible. Al principio no le di importancia, pensé que pasaría, pero ya ves. Y lo mismo pasa en todo el continente. Son campañas orquestadas para destruir políticamente a una persona. También se lo menciona en el libro como responsable de una “debacle” de Ancap. ¿Qué cosa es la debacle de Ancap? Nosotros llegamos a Ancap con un plan de inversiones muy ambicioso que fue elaborado por el Frente Amplio, que fue el partido que ganó las elecciones. Ancap realizó inversiones por 1.250 millones de dólares porque estaba en la ruina. El plan que tenían los que hoy son oposición era privatizar la empresa y ese plan no se pudo concretar porque la gente lo paró con un plebiscito. Después de aquel plebiscito, Ancap no tuvo plan estratégico, quedó a la deriva hasta que llegamos nosotros e invertimos todo ese dinero. Desde que llegamos, se hicieron nueve plantas industriales nuevas. Son cuatro de biocombustibles, en Paysandú, Bella Unión, Paso de la Arena y Capurro; la planta desulfurizadora, las dos de portland y las dos plantas de cal en Treinta y Tres. Con la planta regasificadora que habíamos iniciado son diez. A eso hay que agregar oleoductos, construcción de tanques, flota de trenes, de camiones, exploraciones petroleras, inicios de trabajos exploratorios en Venezuela, producción en Neuquén, producción en Campana, etc. Si me pedís un error, te digo, con el diario del lunes, que el error más grande fue que teníamos que haber solicitado una capitalización de la empresa desde el principio. Porque eran inversiones muy grandes que, reitero, estaban contenidas en el programa de gobierno que ganó las elecciones. Pero debimos haber pedido esa capitalización inicial y lo que hicimos fue hacer las inversiones, pero con deuda. El Estado no tuvo que poner nada al inicio y capitalizó después. Todo esto está en el informe acordado por todos en el Frente Amplio. Por todos. Fue un cúmulo de inversiones en muy poco tiempo y es cierto que pusimos el pie en el acelerador, porque ante la eventualidad de que el Frente Amplio perdiera el gobierno, había que asegurar esas inversiones. No me arrepiento de lo que hice en Ancap y estoy dispuesto a pagar el costo político de lo que hice porque era mi deber. Porque llegué al gobierno para trasformar el país y la transformación del país no la pueden medir las consultoras internacionales, sino los resultados que la gente sienta. La realidad es que la única empresa del Estado que no necesita inversiones es Ancap. El avance que hubo en las empresas del Estado fue con base en inversiones y estábamos todos de acuerdo. Después nos enteramos de que algunos compañeros pensaban que no se debían hacer algunas inversiones. Pero cuando hubo que hacerlas, estábamos de acuerdo, tanto que es imposible hacerlas sin el acuerdo tanto de presidencia como del Ministerio de Economía. Si hubo desacuerdo, no estuvo explícito. En ese momento Ancap facturaba 12 millones de dólares diarios y hacía compras por seis millones. Investigaron todo y no encontraron nada. Encontraron un acto en la refinería cuya organización parece haber sido muy onerosa. Eso fue un acto particular. Era el encuentro de dos presidentes en un acto nada casual. La construcción de la planta tiene una historia que justifica ese acto. Porque nosotros empezamos construyendo la planta desulfurizadora con Repsol, una empresa española. Ellos tenían una subsidiaria que era AESA. En el medio Argentina nacionaliza Repsol y quedamos en una especie de limbo. Sacan a Repsol, nosotros teníamos un contrato con una subsidiaria española y no sabíamos quién se iba a hacer cargo de la obra. Hubo que apurar las negociaciones con el gobierno argentino para que se responsabilizara de la obra que estaba en la mitad. Nosotros logramos un acuerdo con Argentina, logramos la continuidad de la obra, logramos cumplir con los cánones de calidad que se habían establecido y logramos terminarla en fecha. Era un momento de celebración y era un momento de agradecimiento. Eso es lo que justifica la presencia de la presidenta. Hubo un respaldo fuerte del gobierno argentino para que se hiciera cargo de una obra que quedaba colgada. No tenía idea del costo del evento y el directorio no está para ver esas cosas. Estas cosas que te digo también quedaron claras en la comisión investigadora. A mí también me parece que es un evento caro, pero más que eso no te puedo decir. ¿A qué cree usted que responde la publicación de algunos gastos que usted realizó con la tarjeta corporativa de Ancap? Cuando nosotros llegamos a Ancap, eliminamos ciertos privilegios que tenían los directores. Cada director tenía derecho a determinada cantidad de vales de combustible para su uso y el de su familia. También se los eliminamos a los gerentes, que también usaban vales. Eliminamos la provisión de bebidas alcohólicas que tenía cada director. Bebidas que no eran de CABA, además. Usted entraba a la oficina de los directores de Ancap y cada director tenía un armario con bebidas alcohólicas. Eliminamos el uso particular del auto de Ancap. Había directores que los fines de semana se iban a cazar liebres con el Volvo de Ancap. Algunos directores usaban su oficina para instalar sus despachos jurídicos, había directores que cuando terminaban su gestión pasaban a representar a las empresas que negociaban con Ancap. Eliminamos todos los privilegios y quizás pudimos haber eliminado el uso de esas tarjetas corporativas, porque no tenían reglamento alguno. Se usaban sin control. Algunos directores previos a nosotros iban los viernes a Los Domínguez y llenaban el baúl del auto con la tarjeta corporativa. Quizás otro error fue no sacar esas tarjetas al inicio de la gestión. En 2011 yo instalé un reglamento para el uso de esas tarjetas. Establecimos tres criterios para su uso: cuando hubiera que representar al organismo, como extensión del viático cuando este no fuera suficiente o para la compra de obsequios ligados a la representación. En todos los casos en que lo usamos fue para eso. Se habla de joyerías y lo que compramos fue unas plaquetas y una bombilla. En una tienda de Apple compramos una tablet que quedó en Ancap cuando me fui. Y además hay reembolsos. Y no voy a explicar cada uno de los gastos porque tengo toda la tranquilidad del mundo de que todo lo que hice está vinculado a mi gestión en la empresa. Primero buscaron si me había llevado una coima con los contratos de petróleos, después si me habían regalado una estación de servicio, después si tenía campos, si me había enriquecido, si las empresas de publicidad trabajaban para mí, si me compré una corbata, una camisa. ¡Por favor! Todo lo que hice fue vinculado a mi responsabilidad en Ancap y estoy muy tranquilo. Este tipo de periodismo no puede marcarnos la agenda. Si tienen elementos, nuevos elementos, que los lleven a la Justicia. Cuando me llamen, voy. A mí me investigaron todo, todo, y no encontraron nada. Y este periodismo no investiga a otros, a legisladores que fueron recientemente procesados por estafa o están siendo investigados. Imagínense ustedes si el diputado suplente que llevó adelante la estafa en Maldonado hubiera sido de la 711. Hay un trato diferencial de la prensa, o de sectores de ella, hacia unos u otros actores políticos. Estoy denunciándolo. Hay saña de alguna prensa hacia unos actores políticos y perdones y olvidos para otros. Para mí es evidente. No me callo más. Hay un sector de la prensa de este país que se acostumbró a que nadie la puede tocar. Se hacen encuestas sobre la credibilidad de políticos, partidos, instituciones, pero nadie pregunta cuánto se le cree a la prensa o, al menos, a cierta prensa. Yo denuncio y lo repito: hay un sector del periodismo de este país que trata con desprecio, saña y violencia a unos sectores políticos y con mucho aprecio a otros. Y no me callo más. Estuve en silencio durante un tiempo, pero ya está. Voy a hablar de lo que quiera, de la prensa, de los políticos, de la campaña que creo está presente en toda América Latina para desprestigiar a algunos actores. ¿Usted cree que su caso se puede enmarcar en las operaciones mediáticas contra líderes progresistas que se han visto en la región? No tengo dudas. Son operaciones que no se crean acá, sino en Atlanta y que está bien establecido. Se usa un sector de la prensa, a veces un sector de la Justicia y de partidos políticos para manipular la opinión pública con el fin de desestabilizar a otros sectores políticos. Dilma cayó en Brasil con estas operaciones y nadie le encontró nada cuando la investigaron. Contra Temer hay fundadas acusaciones y ahí está, por ahora. ¿No nos llama la atención? Pasó también en Argentina, mucho ruido y aún no encuentran ni ruta del dinero ni nada contra Cristina Fernández. Pasó en Paraguay con Curuguaty, si Lugo tenía decenas de hijos, etc. Yo he cometido errores en mi vida, pero ninguno de los que me endilga esta gente. Y advierto a los uruguayos que estas operaciones ya están en marcha hace tiempo. Quieren desprestigiar al sistema político. ¿Cuál es el objetivo? Desde que asumimos hay gente en la oposición que dice que el gobierno debe caer; me han pedido la renuncia varias veces. Alguna diputada planteó que hay que realizar elecciones anticipadas. Y ahora me dicen que propuse renunciar. ¿Planteó su renuncia? No, nada de eso es cierto. Yo he hablado mucho con Tabaré y todo este episodio él lo ha enmarcado en esta situación general. Así lo dijo en el Consejo de Ministros. Pienso que debemos estar alertas. Yo no tengo problemas en que esto esté en la Justicia, asumiré mis errores si es que se encuentra alguno, pero tengo absoluta certeza de que luego de nueve años al frente de una empresa como Ancap, salí tan pobre como entré. Eso para mí es un orgullo.
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El futuro político
No sé si las muchachas estas conocen la parábola del hijo pródigo de San Lucas. En realidad esa parábola tiene un final feliz. Yo tengo la responsabilidad de encabezar este proyecto político de la lista 711. Seguiremos militando allí para sumar voluntades para asegurar que un compañero del Frente Amplio lidere un cuarto gobierno. Se ha hecho mucho, pero falta mucho, muchísimo.