Norma de etiquetado de alimentos cambió hábitos en 60% de población chilena

En el marco de la Conferencia Mundial de Enfermedades Crónicas No Transmisibles, el integrante de la División de políticas públicas saludables del Ministerio de Salud de Chile, Matías Portela, valoró como satisfactorio el impacto de la Ley de etiquetado de alimentos implementada en este país hace ya un año. “El 60 % de las personas de Chile creen que cambiaran sus hábitos alimenticios incorporando la norma de etiquetados que empezó a regir por ley en 2016”, explicó Portela. “Uno de los grandes problemas era que la gente agarraba estos productos, los daba vuelta y encontraba muchos nutrientes que no entendía, mucha información, números que al final desinformaban o no te daban una percepción real de qué es lo que consumías”, añadió. En este sentido, la nueva ley hizo que sectores como la industria láctea empezasen a modificar los nutrientes críticos reduciendo el azúcar. En Uruguay Una legislación similar está siendo impulsada por el gobierno uruguayo, el cual está lidiando contra las críticas de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), cuyos integrantes no quieren ver reducidos sus beneficios por una cuestión de salud pública. El Ministerio de Salud Pública (MSP) ya tiene listo el decreto por el que se implementará el etiquetado de alimentos con sellos octogonales en los envoltorios en los que se resumirán las cantidades de grasas, grasas saturadas, sodio y azúcares que tienen los productos, de forma que de un sólo vistazo el usuario sea consciente de lo que va a consumir. Sin embargo, el presidente de la Cámara Alimentaria, Fernando Pache, señaló que esta medida «estigmatiza al alimento y causará grandes problemas en materia comercial», según informó El País. Los empresarios también critican la medida porque aludiendo que tendrán que hacer frente a «un gran problema en el packaging para importar y exportar», porque países como Argentina y Brasil carecen de un sistema de etiquetado. Los empresarios prefieren un sistema de pilas policromadas con tres colores del semáforo (verde, amarillo y rojo) por los que se identifiquen niveles aceptables, medios o altos de componentes de grasas, grasas saturadas, sodio y azúcares.