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Óscar Andrade, secretario general del Sunca

“Nos honra ser herederos de los que hicieron la huelga”

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Para el secretario general del sindicato de la construcción, la huelga general de junio-julio de 1973 dejó en evidencia “las hondas tradiciones democráticas de la clase obrera uruguaya”.   “Es la instancia más importante de toda la lucha del movimiento obrero uruguayo y una de las jornadas más importantes de las luchas obreras de América Latina”, subrayó Andrade. “Tiene esa importancia por varias razones: por la magnitud de la huelga, por el grado de convocatoria, por la respuesta. En segundo lugar por el heroísmo. Fue una huelga heroica en términos de que se organizó en las condiciones más duras de enfrentar una golpe cívico militar que se transformó después en una dictadura de carácter fascista, con contenidos represivos muy duros. También por la enseñanza programática. Nosotros tenemos el orgullo de ser herederos de un movimiento sindical cuya principal gesta no la dio por una reivindicación salarial –que sería justa–, sino que luchó por la libertad  del conjunto del pueblo. O sea que la clase obrera uruguaya hizo su jornada de lucha más importante por la libertad y eso nos llena de honor, nos llena de gloria”, agregó. Otra razón para Andrade es “el martirio, hubo dos asesinatos en la huelga –los de Ramón Peré y Walter Medina– y decenas y decenas de compañeros fueron reprimidos. Asimismo consideró la huelga heroica “por la organización que demostró. Si hubiera existido una acción espontánea contra la dictadura, habría sido algo también a reconocer. Hay veces que la lucha se da de manera espontánea. No hay que denigrar las formas de lucha que se pueden dar. Pero en el caso de la huelga general fue una acción decidida nueve años antes en medio de la situación generada por el golpe de Estado en Brasil y al calor del proceso de unidad del movimiento sindical. En ese proceso las organizaciones resolvieron dos cosas: una, la convocatoria a huelga general por las libertades y un programa de soluciones, y la otra, una movilización que se concretó al comienzo de 1965”. Por otro lado, “la dictadura no pudo construir nunca una base social, sindical, como sí se construyó con una parte del movimiento social minoritario en Argentina. En el caso de Uruguay no pudo, y si seguimos esta línea, vemos que no se puede explicar sin el valor que tuvo la huelga general que en el plebiscito realizado unos meses después la inmensa mayoría de los trabajadores se negó a afiliarse a nuevos sindicatos y se reafilió en masa a los sindicatos de la CNT. Pocos meses después pasaría lo mismo en las elecciones de la Universidad de la República, otra instancia histórica del pueblo uruguayo […] Hay que tener en cuenta que en la misma semana salían representantes de las cámaras patronales a saludar la paz que traían estas medidas”. “Dejó marcada a fuego las hondas tradiciones democráticas de la clase obrera uruguaya”, sentenció.

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