La información oficial tiene mucho de sorprendente, ya que en esa materia se asistía a un decrecimiento gradual de esa modalidad de delito. Aunque focalizada en el mes de noviembre, el alza es importante, ya que en el período los 19 homicidios cometidos en 2016, pasaron a ser 30 en 2017. Por su parte, las rapiñas, que tenían una curva descendente similar a la de los homicidios, siguieron bajando, representando un 12,5% menos que las acontecidas en el año base 2015. En lo que se refiere a los hurtos, que registraban una curva sostenidamente ascendente, bajaron en el curso de 2016. Otro aspecto a tener en cuenta es el porcentaje de homicidios aclarados, que es del 60% y se ubica muy por encima de la cifras de la región, superando incluso el nivel de aclaración del FBI. En la rueda de prensa en la que aportó esos datos, el ministro Eduardo Bonomi fue consultado acerca de la proliferación de denuncias falsas, las que repentinamente se han incrementado. Bonomi se mostró prudente a la hora de contestar, pero dijo que le resultan “llamativos” algunos casos y el nivel de organización que muestran las respuestas posteriores a la realización de esas falsas denuncias. Mencionó un caso en particular, en el que se había denunciado un intento de secuestro, sin que las cámaras de la zona, ni los vecinos ni los comerciantes, registraran ninguna anormalidad. No obstante, el ministro aventuró tres hipótesis sobre la intención de estas denuncias falsas. El primero es que cuando la Policía interviene con fuerza ante estas pistas falsas, se deslegitima la denuncia como herramienta. La segunda es que sean denuncias destinadas a distraer a la fuerza policial con hechos carentes de asidero y la tercera es que se pretenda generar un “malesar o malhumor social”.
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