Así calificaba mi madre un suceso doloroso: hacía llorar vinagre con un ojo, pero podía ser una buena oportunidad y hacer que el otro ojo llorara aceite. Me imagino que muchos de los indagados por el Lava Jato deben estar llorando de esta peculiar manera. Ya sentían que las investigaciones del gigantesco enjuiciamiento a los políticos corruptos les estaban pisando los talones y un desgraciado accidente aéreo mató al principal impulsor de los procesos. ¡Pobre señor! ¿Quién lo sucederá? No sería la primera vez que una circunstancia fortuita cambiara el curso de los acontecimientos. Habrá más de uno que le desee a Donald Trump un accidente parecido. Realmente llama la atención el clima de hostilidad con que los medios lo han rodeado. Primero, una hostilidad condescendiente, total… ¿a quién le va a ganar este payaso? Pero ahora que ganó y se hizo cargo de la presidencia de Estados Unidos, sufre una hostilidad militante. Estoy alarmado. O los medios no se dieron cuenta de que la globalización condujo a esta rebelión electoral y que ahora las cosas serán distintas, o no están dispuestos a aceptar el cambio y harán lo imposible por derrocar a Trump. No me duelen prendas; no me gustan ni Trump, ni Hillary Clinton, ni Barack Obama, ni el capitalismo, ni el imperialismo, ni nada de eso. Pero al mundo le importa muy poco lo que a mí me gusta o no. Leyendo el discurso completo que pronunció al asumir, no veo que haya dicho algo diferente de lo que prometió en campaña. En forma más concisa y educada dijo lo mismo: primero nosotros, segundo nosotros y tercero nosotros. Los norteamericanos, primero. Quizá los blancos anglosajones y protestantes, de clase media y acaso medio baja, después. En el discurso no mencionó el muro, pero sí dijo que hay que contratar norteamericano y comprar norteamericano. Un eslogan que allá puede sonar muy bien y que por aquí significa el fin de la maquila. Es muy difícil en el mundo de hoy mantenerse en un cerrado aislacionismo, y creo que, en la práctica, las corrientes comerciales y los flujos de dinero podrán ser reexaminados, incluso reformados, pero no cortados. Nadie vive solo hoy en día. Pero se terminó la falsa bonanza de las maquilas que por un tiempo traían trabajo al mundo dependiente. Eso hará sufrir especialmente a sus vecinos. ¡Pobrecito México! Y pobres hermanos centroamericanos. El tsunami alcanzará a Canadá y sin dudas a la Unión Europea. No sé qué pensar de Reino Unido, que ahora se separó de Europa y puede intentar de nuevo con el atlantismo. Habrá que ver. Hay otro tema preocupante con esta consigna de “primero nosotros”: el referido a los emigrantes. Deportará a millones, como ya lo estaba haciendo Obama. Sin embargo –no lo dijo en este discurso, pero sí en campaña–, está el problema de las remesas de dinero que los que llegaron a Estados Unidos mandan a sus familiares. Un porcentaje muy importante de la economía de México, y más aun de los países centroamericanos, está constituido por estas remesas. Que 100 dólares escondidos en una carta, que remesas mayores en forma oficial y remesas menores que a veces vienen por comisionista. Es algo peculiar de Centroamérica, principalmente de Guatemala; los “comisionistas” son una institución en la población indígena y campesina. Gente que ya está legalizada y puede ir y venir y viaja para entregar en mano pequeñas cantidades de dinero a los familiares de los emigrados. Es todo un fenómeno sociológico. Las comunidades indígenas que han sobrevivido a 500 años de colonización se adaptaron también a la realidad de la migración al norte. Viajan de comunidad en comunidad, su peculiar dialecto los individualiza, y llegan a la meca yanqui. Para luego utilizar a estos comisionistas para mandar lo que pueden. La garantía son los vínculos tribales. No hay traiciones. Rusia, China e Irán no fueron mencionados; sin duda tendrá una política pensada, pero no la dijo. Ni creo que sea demasiado amistosa, ni creo que pueda ser tan belicista como este final de Obama. Metiendo divisiones de tanques en la frontera con Ucrania, que ya les dio permiso para pasar, y provocando a la flota Iraní en el Golfo Pérsico. Aquí todo son alarmas, cosa que no me extraña en la derecha, pero sí en la zurda. ¿Desde cuándo esperamos políticas favorables del imperialismo? ¡Seguro que Obama fue un gran amigo! Me cito a mí mismo: “se terminó el recreo”, “Macri es el mensaje”; hace ya tiempo que nos empezaron a cerrar el dogal. La política prepotente e injerencista no se le aplicó únicamente a Venezuela. También a Ecuador, a Bolivia, a Argentina y a Brasil. ¿Hemos olvidado que la “Solución Dilma” se aceleró luego de la visita de Obama a Argentina? Cierto, el hoy presidente emérito visitó Cuba para preparar el ingreso de sus empresas el día que se pueda. Pero lo fundamental del mensaje fue Mauricio Macri. Cierto, nos mandó seis presos de Guantánamo y nos alegramos mucho por ellos, pese a los dolores de cabeza que nos dio uno. Cierto, al irse indultó a Óscar López Rivera, tras 35 años de prisión por combatir por la libertad de su país, y a Chelsea Manning, que filtró documentos clasificados. Pero eso no lo hace bueno. Fue el presidente de Estados Unidos que en más guerras metió a su país. También el que no ganó ninguna. Veremos qué sucederá con el nuevo.
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