En las últimas semanas se han registrado varios episodios por parte de representantes de la oposición y autoridades castrenses “limpiando” a la dictadura. También, alentando la participación de los militares en política. A la propuesta de reforma constitucional de Jorge Larrañaga, que más allá de la formación de una guardia nacional promueve la participación de las Fuerzas Armadas en la seguridad interna, se suma la declaración del titular del Partido de la Gente, Edgardo Novick, de designar al jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, como ministro de Defensa en un eventual gobierno de esa agrupación.
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Semanas atrás, el presidente de la Junta Departamental de Tacuarembó, el nacionalista Felipe Bruno, dijo en una entrevista radial que “tal vez debería volver la dictadura otra vez, para que los sabandijas se terminen de una vez”. Bruno, que pertenece al sector Todos de Luis Lacalle Pou, agregó que “la gente está pidiendo a gritos que alguien ponga orden”.
Unos días después, el presidente de la Cámara de Diputados, el también nacionalista Jorge Gandini, increpó a un periodista diciendo que “la dictadura hizo cosas buenas”. Lo hizo en público tras una conferencia en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo.
Señales que preocupan
Por esos días fueron vandalizadas las placas de la memoria ubicadas frente al Hospital Militar y el ex Centro de Instrucción de Oficiales de reserva (Cgior), en Eduardo Víctor Haedo y República. Lo hizo un militar retirado que dijo hacerlo porque lo “enfurecía”. Fue condenado a seis meses de libertad vigilada y a reparar los daños. También fue dañado el Memorial de los Desaparecidos en la falda del Cerro de Montevideo.
No pasaron muchos días desde el improperio de Gandini que se conocieron las declaraciones del jefe del Ejército, Manini Ríos, cuestionando al Poder Ejecutivo y en particular al ministro de Trabajo, Ernesto Murro, por la reforma de la Caja Militar. El militar fue sancionado con un mes de arresto a rigor pero esa decisión dio pie a varios dirigentes, en particular del Partido Nacional, para avalar la conducta del militar y desautorizar al gobierno. Tanto el intendente de Cerro Largo, Sergio Botana, como el expresidente del Honorable Directorio, el herrerista Luis Alberto Heber, respaldaron a Manini.
Y como frutilla de la torta, la semana pasada el presidente del Centro Militar, el coronel retirado Carlos Silva, disparó una serie de insultos contra las organizaciones defensoras de los derechos humanos, el Frente Amplio y los militantes sociales. Afirmó hay condiciones para que los militares vuelvan a tomar el poder.
Finalmente el domingo fue vandalizada la placa colocada en el frente de la casa en que viviera el capitán de navío Oscar Lebel.