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Disertación en ADM

El país según Astori

El ministro de Economía reivindicó las políticas impulsadas por el gobierno para enfrentar los tiempos turbulentos, las cuales permitieron retomar la senda del crecimiento.

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Danilo Astori estaba confiado. Los últimos datos sobre la economía, en particular el del PIB (Producto Interno Bruto), fueron un espaldarazo para el gobierno, pero sobre todo para la política económica que desde hace doce años lidera con el pulso de un relojero. En 2016, Uruguay creció 1,5%, un registro que superó las predicciones de los analistas privados y del propio gobierno, que pronosticaban un crecimiento más moderado.

Pero, sobre todo, implicó un dato positivo de cara al futuro: todos los analistas prevén que el crecimiento de la economía uruguaya se mantendrá en 2017, lo que consolidará la tendencia positiva de la última década. Y eso para Astori era un bálsamo ante el cúmulo de críticas de propios y extraños que debió afrontar en los últimos meses.

Durante una nueva disertación en la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), un lugar que conoce casi al dedillo, Astori aprovechó el actual contexto positivo para enviar mensajes a la interna del Frente Amplio (FA) y del gobierno, pero también algunos dardos teledirigidos a los principales referentes de la oposición, esos que dedicaron buena parte del último año a fustigarlo en forma severa. Y lo hizo de la forma que suele hacerlo: con un tono pausado y sereno, seguro, con datos y cifras concretas y, sobre todo, apuntalando el sesgo político de su gestión, que –según dijo– tiene el foco en los sectores más vulnerables de la población.

Apenas comenzó, Astori recordó su última disertación en ese lugar, en agosto de 2016, y el contexto que la rodeó. “El país navegaba en aguas turbulentas y el buque se movía. La mejor decisión y propuesta que podíamos formular en esas circunstancias era la necesidad de mantener el rumbo, de mantener la orientación, que no es un modelo, sino un conjunto de lineamientos estratégicos de mediano y largo plazo […] para practicar políticas públicas que conduzcan a Uruguay a niveles cada vez más altos de desarrollo económico y social”.

Hoy la realidad es otra. Los datos de la economía muestran la consolidación de una senda de crecimiento y un desacople del país de Argentina y Brasil, lejos de los augurios de recesión que se llegaron a esbozar por algunos analistas. “El país está demostrando que puede retomar niveles de crecimiento importantes, como los que conoció hasta hace poco tiempo, en beneficio de su población, con criterio de equidad y beneficiando a aquellos que más lo necesitan, los más humildes, a los cuales nos debemos antes que a todos los demás”, afirmó Astori.

Y aprovechó la instancia para reivindicar la gestión del gobierno en materia de economía: “El gobierno no se sentó a esperar que mejoraran los resultados externos para lograr mejores resultados internos […] El gobierno ha venido actuando y no ha parado de actuar. Es un gobierno en acción”, afirmó Astori. El dardo tenía como destinatario al senador Luis Lacalle Pou, que en varias ocasiones se refirió a la pasividad de las autoridades para conducir el país en tiempos hostiles.

“Nunca hemos creído ni creemos ahora que lo que pasa en un país es fruto, para bien o para mal, de lo que viene del exterior, ni tampoco es fruto de lo que se hace aquí adentro”, sino que supone “una combinación cambiante de unos y otros factores”. Pero, más importante, dijo que el gobierno tiene mucha confianza “en el país y en los uruguayos” porque sabe de sus fortalezas y de los desafíos que aún están pendientes.

El futuro

Astori aprovechó su disertación para destacar el rumbo de la economía uruguaya y la necesidad de consolidar los logros obtenidos. Y señaló al orden macroeconómico como una herramienta imprescindible para consolidar el desarrollo del país. “No conozco ninguna experiencia en el mundo que haya logrado sostener transformaciones positivas en el desorden”, afirmó, en lo que pareció ser un mensaje para la interna del FA.

En este marco, aseguró que el déficit fiscal (3,7%) “no se ha ido de las manos” y está en un nivel “manejable y controlable”, pero es una de las alertas que se ciernen sobre la economía. Insistió que el objetivo del gobierno es reducir el déficit a 2,5% y que eso se puede lograr “sin alterar el orden macroeconómico”.

El secretario de Estado dijo compartir la necesidad de contener el gasto público y afirmó que Uruguay debe “mejorar la calidad del gasto”. Sin embargo, fue enfático en decir que en estos años no existió un “despilfarro” de los dineros públicos, como se quiere hacer creer. Y para demostrar esto utilizó cifras: Uruguay fue la tercera economía de mayor crecimiento en América Latina entre 2004-2016, pero es uno de los países que ocupa los últimos lugares en materia de gasto del gobierno central sobre el PIB.

Además, resaltó que el gasto público social representa más de 70 % del gasto total. “Si el gasto público social fue para disminuir la pobreza, y si, además, la distribución del ingreso, medida a través del índice de Gini, mejora notoriamente mientras el producto crece, esto no puede estar ausente en una discusión sobre si la palabra ‘despilfarro’ se adecúa o no a la evolución del gasto público en el pasado”, indicó. Al mismo tiempo, destacó las inversiones realizadas por UTE y Antel en materia de energía y de telecomunicaciones, que permitieron que el país se posicione de otra forma de cara al futuro. “Tampoco en estos casos podemos hablar de despilfarro”, señaló.

Pero igualmente envió un mensaje de cara al debate de la próxima Rendición de Cuentas: las políticas que se promueven “no deberían responder por unanimidad a una lógica incremental” del gasto, sino que es indispensable revisar lo que se está haciendo para establecer si los organismos públicos están ejecutando “bien” el dinero que ya tienen asignado. Lo primero es analizar cómo se gasta, dijo Astori. Y se mostró contrario al aumento de impuestos para obtener mayores recursos, ya que la capacidad contributiva de la población llegó “a la frontera” de sus posibilidades.

La inversión

Durante su intervención, el titular de Economía también se refirió al “clima de negocios” vigente en Uruguay y los estímulos a la inversión. “Uruguay le ha dedicado mucho esfuerzo a este clima de negocios. Esfuerzo que está asociado al conjunto de transformaciones estructurales que se han realizado desde que llegamos al gobierno en 2005 y que se siguen haciendo en la actualidad”, expresó.

Dijo que Uruguay duplicó su tasa de inversión histórica y se ubicó entre los países más receptivos de inversión extranjera en el continente. Para esto fue clave la modernización de las instituciones, la transparencia fiscal y la inclusión financiera. Señaló que el país aprobó en los últimos ocho años diversas prácticas para evitar la opacidad fiscal, lo que representa “un punto central” de la inserción internacional del país. La transparencia fiscal “es un cambio institucional absolutamente fundamental”. “La opacidad fiscal no es una opción para el país en el mundo de hoy, no constituye una alternativa. Es un concepto antagónico al concepto de desarrollo económico y social, sobre todo en un país que necesita estar abierto al mundo”, expresó.

“Esto es tan importante como hacer un buen acuerdo comercial o un buen tratado de protección de inversiones porque forma parte de la identidad del país”, enfatizó. La opacidad fiscal “transgrede principios y conceptos fundamentales de la identidad nacional; no estamos con el fraude, la evasión y mucho menos con el lavado de activos, el fomento al terrorismo y el crimen organizado”, aseguró.

Sobre el proceso de inclusión financiera, dijo que se trata de un proceso de transformación estructural, en línea con el crecimiento inclusivo y la estrategia de equidad que impulsa el gobierno. La inclusión financiera es para los sectores más humildes, porque la misma persigue la universalización del acceso al sistema financiero “con foco en los que nunca conocieron una institución financiera”.

Y puntualizó que la modernización del sistema de pagos “también necesita transparencia”. “El sistema de intermediación financiera tiene que tener transparencia”, afirmó. Y también se refirió a las críticas de parte de los empresarios por el pago de aranceles a los bancos por el sistema de pago electrónico (con crédito y débito). Afirmó que los aranceles están entre los más bajos de la región, pero que el objetivo es seguir bajándolos, en base a diálogo y flexibilidad.

***

El BCU y la inflación

Durante la disertación en ADM, el ministro de Economía aseguró que consolidar el orden macroeconómico requiere una coherencia entre la política monetaria, la política fiscal, la política cambiaria y la política de ingresos. Y, sobre estos aspectos, destacó que la baja de la inflación constatada en los últimos meses es producto de un manejo coherente de todas estas herramientas de política económica. En particular, Astori afirmó que el manejo de la política cambiaria y monetaria que realizó el Banco Central del Uruguay (BCU) contribuyó enormemente al descenso de la inflación. Esto, a su vez, implicó una baja de las tasas de interés, una medida relevante para la reducción del déficit fiscal.

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