“Esta mujer le dice al pan, pan y al vino, vino”, me dice Pamento, mientras chancleteamos rumbo al boliche. Le pregunto de quién me esta hablando, porque el Negro no discrimina cuando piensa para adentro y cuando para afuera.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
Ya instalados, después de tamborilear en la chapa de la mesa, como llamando, el Negro aclara:
-La senadora Verónica Alonso. Estas palabras: “Para algunos compañeros la estrategia es la patada”. Se las destinó la Senadora Blanca (con mayúsculas) a algunos blancos de los otros, rechiflados con ella porque, como ella dice y hace, “como oposición se puede construir”. Por eso se sumó a la comisión que planificó las medidas contra el alcoholismo, y ahora le lanza al Pompa y los «pompadures» la idea de que el pequeño jefe se reúna con Tabaré para llegar a entendimientos en políticas de Estado. Lo leí en El País, en una entrevista que le hace un periodista que –Dios me perdone– estaba rechiflado por la iniciativa, muy en la línea él, de la línea que le marca el «dire», dedicados todos, a menos de un años de las elecciones, a seguir actuando como si las próximas elecciones fueran mañana, sustituyendo –eso sí– el discurso de la positiva por el que califica la senadora Alonso como “la política de poner palos en la rueda”.
A todo esto, el Gaita, que conoce el lenguaje de los tamborileos, ya se vino con la de a litro y dos vasos, y pregunta: “¿Con o sin espuma?”, para hacer tiempo y escuchar al Negro Pamento reivindicando a los blancos de la gobernabilidad de Wilson, que después de refrescar las cuerda vocales, va y sigue:
–Y lo que son las cosas. En el momento que te dicto esto, aparece la noticia de que por ahí hay petróleo, que eso te puede cambiar el país, y el Taba va y convoca a los ex presidentes, todos, para pelotear con ellos las políticas de Estado que corresponden para el Uruguay que se viene si es que se confirma que en la plataforma marítima tenemos gas y petróleo. Y se nos da hoy lo que hace décadas buscaba el padre Amándola por la cuenca del Santa Lucía, y Mario Benedetti, en El país de la cola de paja, pronosticaba, con su finísimo humor, los cambios que se producirían en el Uruguay que hurgaba el padre Améndola con el combustible al alcance de la mano y una refinería ya construida, a la orden. Así da gusto. Las cosas que pasan en el plano político en el Uruguay se salen de madre, lejos de las tradiciones de los mayores, de los días en que las bochas venían cuadradas y había que aglutinarse. Que así se hizo en las duras y las maduras, sobre todo en las duras, en las que los blancos tuvieron caudillos y mártires, como el Toba y Wilson, sabiendo, como hoy, que en sus filas los había baratos, como Aparicio Méndez, presidente ungido por los militares. Señora Alonso: lo suyo sí que es aire fresco, y no lo que tiene en casa, que, como usted bien dice, parecen no tener más estrategia que el de la patada. Pero patada cortita, senadora. Patada de chancho.