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Economía

Evasión fiscal: Paraísos europeos

El pasado miércoles 28 de abril, se publicó el último informe de la Red de Justicia Fiscal que establece que cuatro países europeos, dos de ellos pertenecientes a la Unión Europea (UE) y a la eurozona, constituyen un eje de evasión fiscal de empresas multinacionales de Estados Unidos (EEUU) que hace perder unos US$ 27.600 millones anuales al conjunto de países miembros de la UE.

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Se trata de Reino Unido, Suiza, Luxemburgo y los Países Bajos que establecen tasas impositivas muy bajas (del 0,7% en Luxemburgo al 10,5% en Reino Unido) para que las grandes empresas declaren allí los beneficios que obtienen, en realidad, en otros países. De esa forma, esos cuatro líderes de la evasión fiscal se han convertido en la cloaca por donde se pierde la mitad de la que realizan las grandes corporaciones mundiales.

Si se tienen en cuenta los beneficios por empleado que reportan las grandes empresas estadounidenses en diferentes países europeos: US$ 8,8 millones en Luxemburgo, US$ 826.000 en Suiza, US$ 575.000 en Países Bajos y US$ 84.000 en Reino Unido, mientras que las mismas empresas declaran US$ 46.000 en Alemania, 45.000 en Italia, 36.000 en Francia y 34.000 en España.

En total, en esos cuatro países se declaran tres veces más beneficios que los declarados en toda la UE por empresas multinacionales de EEUU (o cuatro si se excluye Irlanda).

MÁS COVID-19, MÁS PÉRDIDAS FISCALES

El informe destaca que son precisamente los países que están registrando un mayor impacto de la Covid-19 los que sufren más pérdidas fiscales por esta causa (Francia, casi US$ 7.000 millones, Alemania algo más de 4.000 millones, Italia un poco menos de esta última cantidad y España más de 2.000 millones). Y Luxemburgo es el responsable de la mayor pérdida de ingreso fiscal para el resto de la UE (US$ 12.000 millones anuales), seguido de Países Bajos (10.000 millones), Suiza (3.000 millones) y Reino Unido (1.500 millones).

Se trata de pérdidas de ingreso fiscal muy elevadas pero inferiores a las que realmente se producen por la evasión fiscal de las grandes empresas multinacionales porque los datos mencionados solo reflejan beneficios de las estadounidenses y no los de las europeas. La competencia entre los países del eje es uno de los factores que provoca que los demás países europeos continuamente reduzcan sus tasas impositivas sobre los beneficios de las empresas. Si se suman todas las vías de evasión fiscal que verdaderamente se producen en Europa las cifras que se alcanzan son astronómicas. Un estudio de Richard Murphy para el Grupo Socialista del Parlamento Europeo de enero de 2019 estimó, con datos de 2015, que la evasión fiscal producía en Europa una pérdida de ingresos a los gobiernos de US$ 932.250 millones anuales.

Estas pérdidas de ingresos fiscales que son consentidas por las autoridades europeas deberían resultar incompatibles con la democracia más elemental en cualquier circunstancia, pero mucho más en medio de una situación de emergencia sanitaria como la que estamos viviendo. Ni siquiera se trata de reclamar más impuestos sino de exigir a las autoridades que obliguen a que todos paguen los ya existentes y que no sean ellas mismas las que abren las puertas a la evasión fiscal, dice Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.

TRES MEDIDAS

El informe de la Red de Justicia Fiscal reclama tres simples medidas para atacar el caso de la evasión fiscal de las empresas multinacionales: obligarlas a pagar sobre una base imponible conformada por los beneficios globales obtenidos en Europa en función de parámetros objetivos (empleo y ventas), a que publiquen anualmente un informe, país por país, donde se indique la ubicación de su empleo, ventas, ganancias e impuestos que pagan y establecer una tasa efectiva mínima común del 25% para toda la UE.

El informe presenta una propuesta que deberían tener en cuenta todos los gobiernos a la hora de conceder las ayudas que son imprescindibles para salvar a las empresas que pierden ingresos a causa de la pandemia de la Covid-19: puesto que se las salva con dinero público, deben estar vinculadas a cumplir compromisos de protección del empleo, no pueden dedicarse a retribuir a accionistas, deben ir acompañadas de un alto grado de transparencia para poder conocer el uso que se hace de ellas y formularlas de tal forma que incentiven, en el periodo post crisis, la formación de mercados más equilibrados, transparentes y competitivos y el compromiso de las empresas con sus obligaciones fiscales. Finalmente, la Red por la Justicia Fiscal propone que no se den ayudas públicas a las empresas que utilizan paraísos fiscales para evadir impuestos.

Por el momento, sólo Dinamarca, Polonia y Francia han renunciado a conceder ayudas a las empresas que utilizan los paraísos fiscales. En Inglaterra (un país oficialmente religioso y cuya monarca es la jefa de la Iglesia), el gobierno ha rechazado una petición de los obispos en este sentido y en Alemania sólo algunos Estados han evitado ayudar a las empresas que no están al día en sus obligaciones fiscales.

Los recortes de gasto que harán casi todos los ministros de hacienda se harán con cargo a los servicios públicos de salud, educación, cuidados o pensiones que en mayor medida necesitan las personas de menos recursos. Mientras tanto, las grandes empresas y las mayores fortunas de dentro y fuera de Europa siguen evadiendo impuestos europeos ante la actitud complaciente de esas mismas autoridades.

PAÍSES BAJOS

Se estima que el sistema holandés le cuesta al resto del mundo un mínimo de US$ 24.860 millones en ingresos fiscales evadidos. Países Bajos es un puente clave para muchas empresas en su estrategia de maximización de ganancias, un clima que le ha ganado la reputación de “paraíso fiscal” al país.

Países Bajos es responsable del 15% de la evasión fiscal global. “Suponiendo que la evasión de impuestos corporativos a nivel mundial es de unos US$ 150.000 millones se desvían a través de los Países Bajos”, explicó el holandés Arjan Lejour, de la Oficina de Análisis de Política Económica (CPB) del Ministerio holandés de Economía y profesor de Finanzas Públicas en la Universidad de Tilburgo.

Los flujos de dinero fluyen a través de empresas buzón -oficinas físicas sin empleados ni actividad real- creadas por las propias multinacionales en Países Bajos.

Dado que la mayoría de los países europeos tienen normas que dificultan el envío de las ganancias directamente a paraísos fiscales, las empresas las trasladan primero a Holanda, donde sí se gravan con impuestos, pero muchísimo menores que los que corresponderían.

Una vez legalizadas de esta manera, las ganancias ya se pueden trasladar al paraíso fiscal elegido por la empresa, donde engrosarán el capital limpio.

La oposición de Países Bajos a la creación de instrumentos conjuntos para luchar contra los efectos económicos del coronavirus lo ha puesto en el ojo del huracán.

Las declaraciones de impuestos corporativos globales que pasan por Holanda son económicamente eficientes para la multinacional, pero no para las arcas de ningún Estado, ni para las sociedades que viven en él.

Según Lejour, entre 2011 y 2018 “Países Bajos apenas se benefició de ello, calculo unos US$ 2.260 millones al año. Es principalmente un subproducto de tener un clima de inversión atractivo”, aseguró. Eso es lo único con lo que se queda la Hacienda holandesa de los US$ 260.000 millones que fluyen a través de este país para no tener que pagar impuestos sobre las ganancias en otros países. Holanda es “un país canal” o “de tránsito”. El dinero no se queda aquí.

Las ONG creen que Holanda es un paraíso fiscal, los gobiernos no lo ven tan claro. Los ministros de Finanzas de la UE han publicado una lista de paraísos fiscales internacionales el pasado febrero, donde destacan las Islas Caimán, Seychelles y Panamá, pero donde los países europeos brillan por su ausencia. Para Oxfam Novib, la lista está lejos de estar completa y es “extraño” que estos ministros elaboren una lista en la que dejen fuera a todos los países europeos. Al menos Luxemburgo, Irlanda, Malta, Chipre y Países Bajos deberían ser incluidas, considera la ONG. “La investigación internacional también muestra que este país atrae más de 90.000 millones de dólares en ganancias extranjeras de las multinacionales”, explica el experto en impuestos de Oxfam, Johan Langerock.

A partir del próximo año, se introducirán algunos cambios a nivel nacional en Países Bajos, aunque el gobierno holandés se ha mostrado reacio hacia la transparencia sobre los esquemas de evasión fiscal. “A partir de 2021, Países Bajos recaudará un impuesto de retención sobre intereses y regalías a países con bajos impuestos. El sándwich ya no será posible, pero la evasión fiscal hacia otros países seguirá estando ahí”, especificó Lejour. Si las ganancias corporativas en propiedad intelectual pasan por Países Bajos hacia un paraíso fiscal reconocido, como las Bermudas o las Islas Caimán, entonces se deberá pagar un impuesto aquí a partir de 2021. Esto ahorrará cerca del 10% de la evasión fiscal internacional que se hace a través de Holanda.

RED POR JUSTICIA FISCAL

La Red por Justicia Fiscal es una coalición independiente de investigadores y activistas preocupados por los supuestos efectos dañinos de la evasión de impuestos, la competencia fiscal y los paraísos fiscales, creada en 2013.

La dirección de la red -constituida como una organización no gubernamental sin ánimo de lucro con una Constitución democrática- está a cargo de un Comité de Dirección Internacional, elegido por todos los miembros de la misma; pero su orientación es decidida por el Consejo de Miembros y Simpatizantes, que se reúne anualmente y hace públicas sus actas.

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