Por Isabel Prieto Fernández
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Los hechos objetivos son claros: Poco antes del mediodía de este jueves, los aspirantes a trabajar para Uber se encontraban en la zona del Parque Rodó donde se llevaría a cabo una clase de capacitación. De repente se vieron rodeados por taximetristas que les impidieron el desarrollo normal de la jornada que tenían prevista. Luego llegó la Policía, y minutos más tarde se hicieron presentes integrantes del ministerio de Trabajo y de la Intendencia de Montevideo. Las versiones Miguel Soto, de la Patronal Única del Taxi, dijo a Caras y Caretas Portal que se topó de pura casualidad con la gente de Uber, “mientras me encontraba ciruclando por un pasaje dentro del Parque Rodó, frente a Sarmiento. Es ahí cuando veo una camioneta matriculada en Maldonado. Me llamó la atención porque tenía carteles de Uber por todos lados. Paré y llamé a Óscar Dourado, el presidente de nuestra gremial, para ponerlo al tanto de todo”. Soto también contó que la gente estaba vestida con remeras negras con la palabra Uber, “como si fuera un uniforme”. Cuando Dourado llegó, los taxis que pasaban por la zona se concentraban en el lugar: “Cuando empezó a difundirse que estábamos ahí, los taxis fueron en clara señal de apoyo. Dourado llamó al 911, al director de Trabajo [Juan Castillo], denunció la situación en el BPS y en la Intendencia de Montevideo. A los pocos minutos llegó la policía”. Cuando Caras y Caretas Portal habló con Soto, ya lo había hecho con un representante de Uber que prefirió no ser identificado “porque esta gente es capaz de cualquier cosa”. Según afirmó “ellos dicen que pasaban por casualidad, pero eso es mentira. Cuando llegaron ya eran unos cuantos. Nos insultaron, nos dijeron de todo, amagaban con pegarnos y nos acusaban de muertos de hambre y cosas peores”. Consultado Soto al respecto, afirmó: “Eso no es así. No les dijimos nada, nos remitimos a hacer la denuncia en todos los organismos posibles. Ellos carecen de registros y no hacen ningún tipo de aporte. Nos están metiendo la mano en el bolsillo”, indicó. Reconoció que habían rodeado la camioneta “para que no se fueran hasta que viniera la policía. Después, el comisario Acosta nos pidió que estacionáramos donde era correcto”. El taximetrista contó que realizó una denuncia penal porque “nos están robando nuestro trabajo y nos hacen pelear uruguayos contra uruguayos mientras se llevan el 25 % de la ganancia sin aportar nada al Estado ni a nadie”. Soto recalcó que el taxímetro tradicional “es un servicio regulado, con inspecciones, aportes y todo lo que se debe pagar. Del otro lado lo que hay es una empresa fantasma”. Quedó callado un momento. Cuando notó que daba por terminada la entrevista, dijo: “Lo lamentable de todo esto es que uno de los de Uber es hijo de un taximetrista, pero él sabrá sus razones. La nuestra es ampararnos en la ley y en la Justicia”.