Como antesala de su XXXI Congreso, a celebrarse en mayo, el Partido Comunista del Uruguay (PCU) publicó un documento programático en el cual afirma que la principal contradicción que existe actualmente en Uruguay es la que se da entre un «país productivo con justicia social y avance de derechos» y «la restauración conservadora neoliberal». Dicha contradicción está marcada por dos bloques políticos y sociales. De un lado «los representantes directos del imperialismo, los capitalistas de bandera nacional cuyas ganancias se asocian al capital transnacional, las cámaras empresariales, los sectores reaccionarios y fascistas de las Fuerzas Armadas, los dueños y operadores privilegiados de los grandes medios masivos de comunicación, la cúpula de los partidos tradicionales”. Del otro lado figuran la clase obrera, al Frente Amplio y las organizaciones populares (estudiantiles, de jubilados, movimiento cooperativo, intelectuales, pequeños y medianos productores, comerciantes, entre otros). Estos conforman lo que los comunistas llaman el «bloque contrahegémonico». En el texto el PCU llamó a un “creciente control del excedente o plusvalor de la economía nacional por parte de la sociedad, particularmente del Estado” para lograr los cambios en la matriz productiva. Además, considera que las inversiones extranjeras pueden contribuir al desarrollo nacional en tanto que no sobrepasen los “límites cuantitativos y cualitativos en la propiedad de los recursos naturales estratégicos (tierra, agua, minerales, etc.)”. Según esta fuerza política, el Frente Amplio ha sido superior a todos los gobiernos anteriores. Para los comunistas, asumir esa realidad y defenderla «es una condición para poder, desde allí, luchar por mayores avances». Sin embargo, producto de una «insuficiente elaboración y concreción de una perspectiva revolucionaria, superadora del actual estado de cosas», unido al insuficiente desarrollo del bloque contrahegemónico, esos avances están en peligro, apunta el documento. De acuerdo con PCU, al gobierno le falta disposición «para salir de los esquemas del gran capital» y la economía uruguaya está cada vez más «primarizada, concentrada y extranjerizada». «Sólo modificaciones de nuestra política económica, con sentido nacional antiimperialista, pueden afirmar una tendencia favorable para los intereses populares», afirma el PCU.
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