«La solidaridad internacional no existe. La solidaridad europea no existe… es puro cuento. Los únicos que nos ayudan son nuestros amigos de la República China», afirmó la pasada semana el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic.
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La contundencia fue la forma elegida por el presidente serbio para remarcar la ausencia de solidaridad de la Unión Europea, organización a la cual Serbia aspira a ingresar.
El pedido serbio vinculado directamente a la situación que se vive respecto al COVID 19 en varios países, cayó en el «saco vacío» de una supuesta «solidaridad»europea.
Vucic afirmó: «Envié una carta y tenía grandes expectativas y no se cumplieron. Como sabéis nos han vetado como receptores de material médico. He pedido ayuda a mi amigo, hermano, Xi Jinping. Para la UE no somos lo suficientemente buenos», el énfasis de su enojo fue en ascenso: «Esa resolución la hacen quienes vienen a darnos lecciones y nos dicen que no hemos de comprar bienes de China porque los suyos son de mejor calidad y es competencia desleal. Cuando todo va bien, les interesa el dinero de Serbia y quieren vendernos su productos. Cuando hay dolor y sufrimiento, el dinero de Serbia no sirve»
En contraposición, a la actitud de la Unión Europea, el presidente serbio anunciaba que China sí facilitaría el material que se precisaba: «Hemos pedido todo a China, hasta que nos envíen médicos (…) créanme encontraré la manera de agradecérselo a China».