“Este octubre es raro”, me dice una compañera. Una rareza expresada, entre otras cosas, en los días inusitadamente grises, tenacidad pura de un invierno que resiste y no quiere irse y puja con una primavera que no termina de llegar. Sin embargo y como casi siempre, ese gris plomizo de un cielo que en los últimos días siempre parece a punto de desplegarse en inmensas gotas de lluvia, se ve atravesado por un multicolor arcoíris que real o metafóricamente emerge dándole color a los días previos a las elecciones. Ya se imaginarán que en realidad no hablo del fenómeno óptico de siete colores, sino de la gente, que sale a la calle, en especial durante los fines de semana, a teñir la monotonía de esta sinfonía en gris mayor, rememorando a Rubén Darío.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El domingo pasado fue un día así en esta zona de mi ciudad. Malvín se vistió de rojo, azul y blanco y a pesar de la grisura del cielo, las calles y las plazas –particularmente la placita de los Olímpicos- se vieron inundadas de uruguayas y uruguayos de todas las edades marchando hacia el ritual de la asamblea. “En esta emocionante asamblea se está gestando la Patria Nueva” dijo en el acto final de campaña el 23 de noviembre del 71 nuestro General Líber Seregni. Una patria nueva que hoy nos toca defender, revisando lo hecho con ojos agudos, sin piedad y con firmeza para tomar conciencia de los errores pero también con ojos planificadores para sostener lo bueno y como dice nuestra frase identificatoria, “hacerlo mejor”.
“En el Frente Amplio no cabe ningún egoísmo, ningún dogmatismo. Por eso se constituye un deber de todo militante ser custodio del futuro y, para ello, con espíritu fraternal (yo hoy también agregaría sororo), ayudar a los que aún no sienten claro, ayudar a los que aún no ven claro, ayudar a los que aún no actúan claro” Es un discurso que salvo algunos ajustes podría ser pensado y dicho en la coyuntura actual, rescatando aquella concepción de que la política es un hecho diario, cotidiano, y es también un derecho y una obligación personal. “Mientras los políticos tradicionales anuncian desde ahora un acuerdo entre ellos, y a ese acuerdo –que el pueblo debe firmar en blanco, por anticipado y sin conocerlo- lo llaman gobierno nacional, el Frente Amplio convoca a los comités de base…”
Quieren concentrar los votos de una coalición imposible, pagando cualquier costo, incluida la peligrosa decisión de incluir a los militares en el gobierno»
No me digan que esta expresión no podría haber sido escrita en estos días en que el Partido Nacional habla de una ley de urgente diligenciamiento, ésa que un día tiene trescientos artículos y al siguiente tiene quinientos, y cuyo contenido no conocemos. Un documento en blanco, un cheque en blanco en el que se juega nuestro futuro. ¿Tenía dotes premonitorios, Seregni? Yo sinceramente no lo creo, lo que sí creo es que algunas cosas nunca cambian y así como los frenteamplistas defendemos la solidaridad como rasgo identificatorio que procura ponerse en vigor a través de una agenda de derechos, una agenda donde todos y todas somos sujetos prioritarios para construir nuestro propio proyecto de vida con el impulso de lo colectivo, otros –los otros- insisten en retomar el poder para volver al sistema de privilegios que históricamente sostuvieron y para lograr su objetivo, ocultan sus planes, atacan y entretienen al electorado sin dar cuenta de lo que piensan hacer .
Quieren concentrar los votos de una coalición imposible, pagando cualquier costo, incluida la peligrosa decisión de incluir a los militares en el gobierno. El único eje de acción común que tienen es sacar al Frente Amplio de la conducción del país. Ya tenemos antecedentes de cómo funcionan sus coaliciones, alcanza con recordar el gobierno de Jorge Batlle que se inició como una coalición entre el Partido Nacional y el Partido Colorado pero que no pudo sostenerse: un barco de timón compartido que al entrar en aguas turbulentas, fue sencillamente abandonado por los blancos. Todo permitiría sostener que es una coalición que terminará generando una colisión, y esto no solo es un juego de palabras.
Sentido de autoridad, le dicen ellos, a ese poder que tienen guardado como una guadaña. Sentido de autoridad para nosotros, es la responsabilidad común de asumir el trabajo para construir un mundo de iguales, porque como bien dijo el General “gobernar es unir, no dividir; gobernar es congregar todas las energías de la nación en torno a un programa de justicia, de prosperidad, de liberación; gobernar no es atizar rencores, sino encender el amor entre los hombres”, con convicción y sinceridad, con claridad y transparencia.
Por esa senda vamos…