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Preguntas con respuesta

Por Juan Raúl Ferreira.

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Caras y Caretas Diario

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Hace bastante más de un año que me desvinculé del Partido Nacional (PN). La noticia no puede haber tomado por sorpresa a nadie porque en 2009 anuncié que votaba por Mujica y, sin hacer proselitismo, voté por el Dr. Vázquez en la última elección. En todo ese proceso, la distancia con el PN solamente se agrandaba.

¿Por qué se dio esto? Cada uno lo verá a su manera. Yo no suelo responder a los destemples de quienes integraron el partido al que dediqué 52 años de mi vida, algunos trágicos por que cambiaron. Mucho menos tratarlos de traidores, como conmigo hacen dirigentes y militantes de dicha colectividad.

Un tema de fondo, que se ha venido tornando debate político, es el desplazamiento, en el debate del intercambio, de ideas, por la descalificación, el insulto, la amenaza y el agravio al que no piensa igual. Es muy difícil, para la vida que me tocó tener, aceptar que esto ocurra en el PN.

Cuando regresó, ¿sería traidor al lema PN? En el 54 mi padre militaba en la lista 400. De ella se fueron al Partido Comunista y al Fidel tres entrañables amigos: Paco Espínola, Luis Pedro Bonavita y Luis Soares de Netto. Papá no quedó contento. Con Paco recuerdo discusiones en las que para mí no era el gran escritor y filósofo uruguayo, sino un amigo de mi padre y autor de Saltoncito, mi libro de cabecera.

Pero ¿pelearse? Jamás. Cuando murieron, enterró a quienes siempre fueron sus amigos. ¿Hoy existiría algo así en el PN? No. Ergo, yo tengo derecho a cambiar, sobre todo cuando el mundo ha cambiado tanto. Pero creo que en este caso el que más cambió fue el PN. Y en la dirección imaginable más distante de Wilson.

Veamos algunas preguntas que me hacen, periodistas para informar, dirigentes del Partido Nacional para confundir y militantes (que no militan, es el nombre dado a los candidatos a pases en comisión). En la redes, ni contesto. Pero hoy lo haré.

“¿Es un traición al wilsonismo dejar el lema?”.

Estaríamos ante la curiosa situación de que el primer traidor al wilsonismo fue Wilson, quien ejerció su primer voto por Quijano y ya desde el golpe de Terra con el herrerismo, en el 33, dejó el lema PN hasta el 54.

“¿Es un traidor quien cambia de partido?”.

No si siente que el partido en el que milita dejó de ser lo que era y de representar lo que representaba. De hecho, el PN llevó tres legisladores del Frente Amplio (FA) a sus filas a cambio de suplencias y titularidades y no los considera traidores. No vale usar un argumento tan fuerte para un lado y usarlo al revés para el otro: doble discurso.

“¿Es cierto lo que dice el PN, que usted se vendió?”.

Para que haya venta debe de haber pago. Yo no me vendería luego de sufrido lo sufrido. Pero tengo esta suerte: la ley que crea el Inddhh, del que fui director hasta el 1º de setiembre, prohíbe por tres años ocupar cargos de confianza y ser candidato en las elecciones.

Vale decir que cada vez que, Gandini a la cabeza, se me acusa de haberme vendido, o sabe que miente o no sabe que la ley que votó me hace, además de la ética, jurídicamente invendible.

“¿Se arrepintió del abandono del PN?”.

Por el contrario; hoy la situación es peor que cuando me fui. En un seminario sobre la CIDE, un académico cercano al PN describió los proyectos de Wilson -considerados internacionalmente como uno de los más serios intentos progresistas de cambio de las estructuras sociales del país- como el “estribo” de la política neoliberal de la dictadura. La senadora Alonso recibió con algarabía y loas de democracia al presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, racista, homofóbico, admirador de la dictadura y la tortura, que ya está hablando de ilegalidad de partidos. Se presenta el naufragado plan económico de Macri como el Uruguay con el que debemos soñar.

“¿Cómo se siente en el FA? ¿Ahí hay un espacio wilsonista?”.

En el PN no lo hay. El wilsonismo es progresismo. Entonces, la pregunta es al revés: ¿dónde está el progresismo? En el FA, con sus aciertos y errores, que debemos asumir y mejorar entre todos.

“¿Y cómo se siente?”.

Es doloroso dejar lo que fue el hogar propio durante 52 años, lo que los actuales líderes del PN destruyeron. Pero feliz. Libre. Y luchando por lo que creo y no lo que resuelven cuatro a puertas cerradas. Estoy recorriendo el país pueblo por pueblo, sabiendo que no tengo nada más que mi serenidad de conciencia en juego.

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