La presidenta de facto de Bolivia, Jeanine Áñez, sufrió la primera crisis de su gabinete ministerial debido a la renuncia del ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano, a solo tres semanas de haber iniciado su gestión tras la caída del indígena Evo Morales.
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Justiniano fue reemplazado por el que era hasta ahora ministro de Obras Públicas, Yerko Núñez, quien a su vez fue sustituido por Iván Arias, un analista político y conocido activista de las protestas contra el pasado gobierno de Morales, según la transmisión oficial del acto de posesión.
En el mismo acto de toma de juramento realizado en el Palacio de Gobierno, Áñez dio posesión a su primer ministro de Trabajo, Oscar Mercado.
Justiniano era un hombre fuerte del gobierno y uno de los principales defensores de un polémico decreto que movilizó a los militares en tareas de orden interno, liberándolos de responsabilidad penal; renunció acosado por denuncias de manipulación de la justicia e intromisión en el Ministerio de Comunicación.
En el primer caso, una fiscal y la defensa de una víctima de violación grupal en Santa Cruz (este) había denunciado desde la semana pasada que Justiniano, quien era hasta octubre el abogado de los acusados, ejercía presiones y manipulaciones que dificultaban el juicio.
En el segundo incidente, un viceministro de Comunicación, Danilo Romano, renunció el lunes acusando al ahora exministro de haberlo presionado para firmar acuerdos con consultas extranjeras y para hacer despidos masivos de personal.
Negó pero fue echado
Justiniano, quien provenía del equipo del exlíder cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, negó los cargos un par de horas antes de que se produjera su relevo.
Del nuevo titular de la Presidencia, Yerko Núñez, Áñez dijo que era una persona de su «absoluta confianza» para acompañarla en la gestión gubernamental y en el apoyo a las elecciones generales previstas para el primer semestre del próximo año.