Por Víctor Carrato
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
El economista reconoce que a Uruguay le está yendo comparativamente bien en la lucha contra el Covid, sin embargo, esta crisis ha mostrado y agravado inequidades y vulnerabilidades preexistentes en la economía uruguaya que requieren atención. En el corto plazo, parece haber margen y sería conveniente aumentar las ayudas a los más necesitados durante la pandemia.
Para ello, será necesario usar una combinación de recorte de gastos con base en mejoras en la productividad estatal, mayor recaudación tributaria apostando a una mayor solidaridad fiscal y mayor endeudamiento. Solo una estrategia de aumento de la capacidad productiva y la productividad puede volver sustentable mejoras continuas y generalizadas en el nivel de bienestar y el desarrollo, señaló.
La agenda necesaria
Fleitas plantea una agenda que será necesario implementar tras la crisis del Covid, para el aumento de la producción y la productividad de la economía uruguaya.
El primer punto de la estrategia para aumentar la producción es mejorar los aspectos vinculados al mercado de trabajo. Una vez terminada la pandemia, probablemente veremos que la crisis del Covid habrá incentivado la automatización, robotización y teletrabajo de las tareas en las empresas. Nos hemos acostumbrado más a usar computadoras y otras herramientas online. El mantenimiento del distanciamiento social va a aumentar el costo de cada puesto de trabajo.
Estos fenómenos de mayor automatización pueden, de hecho, traer oportunidades para Uruguay, por ejemplo, para aumentar las exportaciones de servicios. Así, podrían radicarse en nuestro país tareas de calificación media que las empresas en los países desarrollados decidan realizar fuera de fronteras.
Sin embargo, sostiene que van a existir problemas en el empleo y la productividad si los niveles de educación y capacitación de la fuerza de trabajo no son los adecuados. Si este cambio técnico resulta ser sesgado a la alta calificación, esto es la incorporación de tecnología que favorece más a las personas con mayor nivel de calificación, también generará más desigualdad.
Uruguay debe tener las capacidades para aprovecharlos y el funcionamiento correcto de las instituciones laborales y de los mercados de bienes y servicios que permitan que estos procesos beneficien a toda la población. El país debe mejorar la calificación de su fuerza de trabajo. Desde la segunda mitad del siglo XX, nos hemos rezagado en la expansión de la educación secundaria con respecto a los países desarrollados y también a los de la región. Esto requerirá de más presupuesto.
Por otro lado debemos mejorar las relaciones laborales y la negociación colectiva, dice Fleitas. La persistencia del empleo informal, que es actualmente de aproximadamente 25% (y era de más de 40% dos décadas atrás), señala los problemas del mercado de trabajo en cuanto a la persistencia de trabajo informal de baja productividad. La negociación colectiva, sus efectos sobre la productividad dependen de la forma en la que se implemente, agrega el economista.
Reformas en la negociación colectiva podrían aumentar los efectos positivos que la misma actualmente conlleva en términos de productividad y equidad. Permitir diferencias en los tiempos de negociación por sectores de actividad y por localización geográfica de la empresa, por ejemplo.
La negociación colectiva tienen el gran desafío de mejorar en su flexibilidad para permitir mejoras de productividad, manteniendo los derechos y calidad de vida de los y las trabajadoras.
El segundo punto de una estrategia para aumentar la producción es aumentar la inversión y, así, la dotación de capital físico.
La primera opción es otorgar subsidios selectivos para atraer o generar inversiones, justificada por las externalidades, o sea, los efectos que tienen estas inversiones sobre los otros actores de la economía.
La acumulación de capital es una tarea permanente en un proceso de desarrollo y no se puede hacer totalmente a costa de generar excepciones al régimen tributario. La mejor estrategia sustentable en el largo plazo para mejorar la inversión es aumentar la productividad de la economía, lo cual aumenta directamente la rentabilidad de la inversión.
El tercer punto es aumentar la productividad de la economía uruguaya. El sector transable (compuesto por aquellos bienes y servicios que se pueden comerciar internacionalmente) es el sector de más alta productividad, y es fundamental mejorar la inserción internacional de Uruguay como para poder comprar más baratos los insumos para la producción.
El sector no transable (compuesto por bienes y servicios que no se comercian internacionalmente) es, según Fleitas, el que tiene las características que lo sitúan como el eje de reformas de aumento de la productividad. Compuesto por mercados con mayor concentración y una aparente menor intensidad en la competencia, tiene un grupo de actividades que son típicamente reguladas, ya que tienen altos costos fijos o presentan externalidades sobre la sociedad, y tiene impacto sobre el sector transable.
Por ejemplo, un bien importado tiene como costos, antes de llegar a los consumidores, los servicios portuarios y los de un conjunto de cadenas internas, y de la eficiencia y costos de esos servicios depende el precio final del producto. Finalmente, en muchos de estos sectores participan o inciden empresas públicas.
El economista Fleitas afirma que es necesaria una agenda de mejora de la productividad que debe repensar la estructura del sector no transable en al menos tres aspectos centrales: una reforma de las empresas públicas, la mejora en las instituciones de defensa de la competencia y regulación, y mejoras en algunos sectores que son regulados y/o reciben subsidios o excepciones tributarias.
Empresas públicas
Uruguay debe mejorar la gobernanza de las empresas públicas, es decir, la forma en la que estas se gobiernan internamente y cómo rinden cuentas a los accionistas de las empresas (la ciudadanía). Las empresas públicas no pueden seguir estando sujetas al ciclo político; sus cargos directivos no deberían ser parte del reparto político tras las elecciones y ser utilizados como plataformas para futuras campañas políticas. Además, las empresas públicas deben transparentar sus costos y subsidios. También, las empresas públicas deben analizar la rentabilidad de cada una de líneas de productos y los subsidios cruzados que se generan entre esas líneas. Por fin, las empresas deben basar sus precios en los costos y en un retorno al capital de la empresa, pero no en las necesidades fiscales. Implementar esto requiere también resolver de dónde saldrá la recaudación faltante que hoy está asociada a los precios de algunos de los productos. Problema que no analiza Fleitas, aunque parece ser clave.
Defensa de la competencia
Un segundo aspecto, para Fleitas, es la mejora en las instituciones de defensa de la competencia y regulación. Se recuerda que Uruguay ha hecho avances en estos temas en las últimas dos décadas. Las modificaciones realizadas el año pasado a la ley de competencia de 2007 (ley 18.159) dejan a Uruguay con un buen marco jurídico al respecto. No obstante, tenemos una institucionalidad débil para aplicar esta ley. La Comisión de Defensa de la Competencia sigue siendo dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas. Tanto las unidades reguladoras como la Comisión de Defensa de la Competencia precisan urgentemente fortalecer sus áreas técnicas para poder afrontar los desafíos y las funciones que les otorga la ley y para reducir el peligro de la captura de estos reguladores por parte de las empresas públicas o de empresas privadas que participan en estos mercados.
Sectores regulados
Finalmente, Uruguay debe realizar reformas en sectores que son regulados y/o reciben subsidios o excepciones tributarias. Algunos de estos sectores son el transporte urbano, la salud y la educación privada. Las características de estos sectores justifican su regulación, pero parece haber espacio para mejorar la regulación y con ella, la eficiencia. Por ejemplo, Uruguay precisa una profunda reforma de la gobernanza, reglas e incentivos en el sector salud. El gasto en salud es aproximadamente 9,5% del PIB y, por tanto, mejorar la eficiencia y regulación de este sector es fundamental para mejorar la productividad de la economía. Adicionalmente, otros sectores no transables, como por ejemplo el transporte de carga, tienen efectos directos sobre los costos de muchas actividades de la economía. En todas estas reformas deben existir mecanismos de salida claros en estos sectores para empresas que no son rentables. En estos rubros, intentar mantener todas las empresas existentes cuando no son rentables implica generar rentas extranormales, usualmente elevadas, para las empresas más productivas, e inflar los costos para la población, argumenta Fleitas.
Otros aspectos
El Covid quizás permita tomar más conciencia de la necesidad de invertir más en ciencia, tecnología e investigación y desarrollo.
Es necesario un mayor apoyo a los nuevos emprendimientos. En general, las políticas de apoyo tienden a focalizarse mucho en las empresas que ya existen en los mercados y descuidan que una gran parte de los aumentos de productividad están vinculados a entrada y salida de empresas.
Mejorar la gestión de las empresas de Uruguay, todavía vinculadas muchas veces a emprendimientos familiares con una gestión no suficientemente profesionalizada. Por último, y pensando en aspectos dinámicos de la productividad, deben mejorarse las políticas y regulaciones medioambientales
Conclusión
De la calidad de estas reformas orientadas al aumento de la productividad, su sostenibilidad política, su base social amplia y sus efectos sobre la desigualdad, probablemente dependa gran parte del porvenir de Uruguay en el futuro y su posibilidad de alcanzar el desarrollo económico y social. Tal la conclusión del documento de Fleitas.