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Misión Imposible

¿Qué hay detrás de la vacuna?

Por Juan Raúl Ferreira

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Primero fue la libertad responsable, que terminó con prohibir los conglomerados sin decir a partir de cuánta gente se considera como tal. Luego, el presidente es un genio infectólogo. Ello le llevó de salir todos los días en un canal de Argentina, cuando veníamos bien, a surfear en Rocha, como si nada pasara, justo cuando se empezaron a quemar las papas. El tercer intento es “de esto salimos todos juntos.” Las reglas son: cuando algo sale bien, es gracias al gobierno y lo que sale mal, por culpa de la gente. Y algo más grave, la responsabilidad es de todos, pero la información se oculta. Proponemos un cuarto esfuerzo: vacunar.

Los ministros se hacen cargo sin pestañear de cada una de las etapas: el del Interior llegó a decir: “¿Cómo vamos a prohibir algo?”. Ahora se lleva presa gente de las playas, a las que el propio gobierno alentó a asistir. Había una célebre caricatura del desaparecido e inolvidable Quino: era la plaza de un pueblo, donde la gente estaba toda con cara de temor dudoso. En el medio de la plaza un cartel decía: “Prohibido a que no saben qué”.

Vamos a la deriva. El Intendente de Maldonado pide que se abran las fronteras un par de días antes de que el Ejecutivo anuncia que se prorrogarán las limitaciones fronterizas. El ministro de Obras (¿Públicas?) anunció en una semana cuatro versiones distintas del aforo: 50%, levantamiento total, dudas sobre el levantamiento y mantenimiento del aforo. El Frente Amplio pide ser recibido, le dan una entrevista, la cancelan, se pronuncia su equipo médico y luego el Dr. Carámbula es recibido por el presidente y después los doctores Ehrlich y Fernández Galeano, por el ministro Salinas.

En medio de ello, por los estándares de Harvard, que son los que utiliza la Organización Mundial de la Salud, pasamos a zona de emergencia roja como país. Para las máximas autoridades mundiales, Uruguay es unos de los 40 peores países en estado de contagio. Es cierto que advertimos que mucha gente aún no es consciente de la gravedad de la situación, pero parecería que el gobierno tampoco. Estos cambios abruptos de rumbo solo logran que muchos ya no saben qué creer y no se cuiden.
Ven al presidente sacándose selfies en las playas de Rocha, el MTOP reculó en chancletas con el aforo, pero hasta el 30 de enero. Ahí lo va a prorrogar otra vez (una decisión definitiva para un lado u otro daría señal de certeza). Las cifras de nuevos contagios, en tres días consecutivos, se dieron a conocer luego de terminados los noticieros. Todo esto no contribuye a crear conciencia de la gravedad del momento.

¿Qué pasa con la vacuna? El canciller sucesivamente anunció que había llegado a un acuerdo con China, luego con Rusia, a donde viajó, y de allí se fue a Alemania.
La reunión solicitada por el Frente Amplio al ministro Salinas para hablar sobre el tema fue concedida y cancelada al otro día. Según El Observador del 29 de diciembre, “el presidente Lacalle había declarado asunto confidencial las negociaciones sobre la vacuna”. Debería de avisarle al canciller. Pero ¿qué tiene de secreto vacunar a la gente?

Es cierto, y por eso conviene que se hable y mucho de la vacuna, que esta, en ninguna de las versiones existentes, es una solución mágica al problema. La que puede ser muy buena hoy puede no serlo mañana. Ninguna de ellas puede eliminar el virus de la faz de la tierra, llegadas las cosas al punto que han llegado. Pero dejemos que en la revista hable de la vacuna el director (Grille), que entiende. Mi preocupación no refiere a aspectos técnicos o científicos, sino políticos, en definitiva, a la participación de la sociedad.

¿Podemos pedirle “buena conducta” a una población a la que, además de darle señales contradictorias, se le niega la información básica de un recurso tan importante? ¿Qué tiene de secreto un tema sobre el cual cuánto más sepamos todos es mejor? ¿Se puede aspirar a que la gente asuma su responsabilidad cuando se ocultan hasta última hora las cifras y se declara secreto de Estado lo que se negocia?

Hoy tienen la vacuna Chile, Argentina, Paraguay y Brasil; Bolivia anunció que ya la había adquirido. En el sur de América, Uruguay es el único país que no lo ha hecho. Pero además dice que va a ser todo en secreto.

Sabemos que el porcentaje de efectividad varía de una a otra. Sabemos que unas tienen algunas contraindicaciones y otras unas distintas. Sabemos que según la franja de riesgo, algunas son más eficaces que otras. También sabemos que una vez recibida la primera dosis, la segunda de cada una de ellas, se irá adaptando a la cambiante realidad. Pero ¿secreto? ¿Por qué? El último domingo, en Polémica en el bar, la Dra. Alejandra Rey dijo una gran verdad: “Ahora, la mejor vacuna es la que tengamos.”

Es incomprensible y contradictorio que se le pida a la gente ser parte de la lucha contra el virus y al mismo tiempo se considere que no merece saber para cuándo se negocia qué vacuna. Qué pena.

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