Por Manuel González Ayestarán
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“Esta es la Constituyente más grande, más representativa que haya existido en la historia de la humanidad”, sentenció el presidente venezolano, Nicolás Maduro, durante su entrevista en el programa televisivo La Hojilla en el canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), a una semana exacta de la votación. “Dicen que es una constituyente que yo voy a designar, […] nosotros elaboramos con la asesoría de todo un país en un proceso de consulta de tres semanas unas bases comiciales que garantizan el voto directo, secreto, universal y la elección democrática soberana de los 545 constituyentes”, añadió. Sin embargo, esta convocatoria se ve rodeada de polémica y conflictividad, ligadas a las diferentes interpretaciones que diversos sectores realizan de la Constitución de 1999 y a las amenazas de intervención extranjera por parte de Estados Unidos. Los analistas más pesimistas auguran niveles de violencia insurreccional extremos apoyados, como viene siendo norma desde 1999, por métodos injerencistas procedentes de Washington, que pueden desencadenar en Venezuela una situación similar a la que se vive en Siria, Libia o Ucrania. Para el sociólogo e investigador peruano, Enrique Muñoz Gamarra, más allá de las contradicciones y desvíos que pueda tener el gobierno de Nicolás Maduro con un programa socialista, Venezuela se encuentra en situación de “riesgo fascista” que “merece la atención y la solidaridad internacionalista” al margen de cualquier discrepancia ideológica. En este sentido, el experto señala que en estos momentos críticos, la red de bandas paramilitares que el Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (Socom por sus siglas en inglés) lleva años apoyando en la sombra en toda América Latina puede pasar a primera línea de acción para llevar al poder a un gobierno ultraderechista en el país. Esto sin duda daría aire a sus sectores homólogos de todo el subcontinente. Y es que Estados Unidos no puede permitirse perder más hegemonía en América Latina en pro de Rusia y China, algo que pasa por retomar el control del país con las reservas más grandes de petróleo del mundo, cuyo gobierno ha liderado el ciclo progresista antiestadounidense de los últimos años en toda la región. En este sentido, cabe destacar que durante la ultima década el volumen comercial entre China y América Latina se ha multiplicado por 20. Así, varias cuestiones permiten vaticinar la detonación de un conflicto mayor en Venezuela, que sigue punto por punto las directrices marcadas por los manuales de guerra no convencional promocionados por Washington, como De la dictadura a la democracia (Gene Sharp, 1993). En primer lugar destaca el llamamiento “al levantamiento democrático popular a lo largo y ancho del país”, realizado por el vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN), Freddy Guevara, el pasado domingo. Esta medida sucedería al paro convocado el miércoles y el jueves pasados y a la “toma de Caracas”, convocada este viernes. En segundo lugar están las llamadas a la sublevación de los militares efectuadas por varios líderes derechistas durante los últimos meses, las cuales han sido avaladas recientemente por figuras como el expresidente español Felipe González (quien aseguró el pasado martes que el actual contexto “legitima” la desobediencia militar). Por otro lado, la ecuación golpista se cierra con las últimas declaraciones realizadas por el director de la CIA, Mike Pompeo, y el presidente estadounidense, Donald Trump. El primero declaró, durante su participación en el Foro de Seguridad organizado por el Aspen Institute de Colorado, que la agencia que dirige se muestra “ muy optimista de que puede haber una transición en Venezuela”. También aseguró que la CIA ha mantenido conversaciones con los gobiernos colombiano y mexicano acerca del contexto venezolano para “ayudarles a entender las cosas que podrían hacer para lograr un mejor resultado para su rincón del mundo y nuestro rincón del mundo”. Por su parte, Donald Trump anunció que “Estados Unidos no se quedará quieto mientras Venezuela se desmorona”; por ello anunció sanciones económicas en caso de que el gobierno prosiga con la convocatoria del referéndum. Por todo ello, siguiendo los pasos señalados por los manuales de guerra no convencional que inspiraron las conocidas como “revoluciones de colores” en otras latitudes, analistas como Aram Arahonian alertan acerca de la posible “instalación del gobierno paralelo (un gobierno en el exilio, pero dentro del país), con nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y el anuncio de la elección de un ‘presidente’ del ‘gobierno de unidad’, puesto para el cual la gente de Washington confía en Leopoldo López”. Esto implicaría una suerte de estado de guerra de baja intensidad, similar al que existe en Ucrania. Qué se vota en Venezuela El próximo domingo un total de 19.805.002 venezolanos están llamados a las urnas para elegir a los miembros de la asamblea que redactará una nueva Constitución en Venezuela. La Asamblea Constituyente es una reunión nacional de delegados del pueblo (representantes) elegidos o designados para diseñar un nuevo marco normativo del poder público que determinará la construcción de un nuevo Estado. En estos comicios serán elegidos 364 candidatos para la representación territorial y 173 candidatos en el ámbito sectorial mediante voto universal, directo y secreto. Según explicó la vicepresidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Sandra Oblitas, los primeros serán votados de forma nominal, según el principio de representación mayoritario, correspondiendo un representante por cada municipio del país y dos por los municipios capitales en la modalidad lista. El ámbito sectorial estará compuesto por los siguientes ocho grupos: trabajadores, campesinos y pescadores, estudiantes, personas con discapacidad, pueblos indígenas, pensionados, empresarios, comunas y consejos comunales. Para realizar su votación, cada elector hará entrega en su centro de votación de su cédula de identidad. Los encargados del proceso deberán verificar las huellas de sus dos pulgares en el sistema biométrico, acto seguido se activará el equipo por el que el ciudadano podrá emitir su voto de forma secreta. Después, la máquina emitirá un comprobante que el elector deberá retirar, plegar y depositar en la Caja de Resguardo. Según el gobierno bolivariano, la Asamblea Constituyente tiene nueve objetivos: “ganar la paz y reafirmar los valores de la justicia a través de un diálogo nacional; ampliar y perfeccionar el sistema económico de Venezuela basado en la productividad y la diversificación y de carácter integrador; constitucionalizar las Misiones y Grandes Misiones; constitucionalizar los nuevos elementos de justicia severa en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico; constitucionalizar las comunas y consejos comunales; dar espacio a nuevas formas de democracia protagónica, participativa y directa; defender la soberanía nacional; agregar un capítulo sobre derechos y deberes de la juventud venezolana y trabajar para prevenir los efectos del cambio climático”. Polémica y contradicciones Con esto el gobierno pretende crear una instancia de diálogo nacional para superar la situación de violencia y parálisis que afecta al país. Sin embargo, los sectores críticos señalan que desde el Poder Ejecutivo se ha creado una instancia de voto altamente beneficiosa para el oficialismo, ignorando la voluntad de la Asamblea Nacional por continuar supuestamente “en desacato”. La convocatoria de estos comicios se sustenta en los artículos 347, 348 y 349 de la Constitución venezolana de 1999. No obstante, hay una fuerte discusión jurídica sobre varios aspectos. El primer punto del debate reside en si Maduro está facultado o no para convocar esta elección. Los juristas vinculados al gobierno sostienen que el Poder Ejecutivo está habilitado por el artículo 348 de la Constitución de 1999, pero los sectores críticos sostienen que el texto únicamente habilita al presidente a proponer este proceso, pero únicamente el pueblo tiene la potestad de convocarlo mediante un referéndum consultivo. Por otro lado, también son discutidas las bases comiciales del proceso, las cuales son definidas como “sectoriales y territoriales” por el artículo 2 del decreto 2830. Respecto a este punto, la Federación del Colegio de Abogados de Venezuela sostiene que esto viola el principio de universalidad del voto señalado en el artículo 63 de la Constitución. “La elección de los diputados a dicha Asamblea Nacional Constituyente mediante votación o consulta a los integrantes de concejos municipales, consejos legislativos estaduales, comunas, consejos comunales, comités locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), representantes de los sectores, laborales, empresariales, estudiantiles e indígenas, implica muy grave transgresión a los principios de universalidad, personalización y carácter directo del voto, consagrados en el artículo 63 de la Constitución Nacional”, señalaron a principios de mayo mediante un pronunciamiento conjunto. Según el doctor en filosofía e investigador Fernando Buen Abad, la Constituyente “no es ‘perfecta’, no es ‘inmaculada’, refleja atrasos y contradicciones, pero es voluntad de las bases que no quieren seguir obedeciendo la voluntad de los explotadores”. En un artículo publicado en el portal Rebelión.org, el experto considera que en este proceso los venezolanos van a discutir “entre mil temas, la solución constitucional al problema de la economía rentista y de la guerra económica burguesa, que ha devastado a la clase trabajadora y amenazado todo el proceso del socialismo bolivariano. Discutirán los medios y los modos para superar la democracia burguesa que tanto daño viene haciendo con sus vacíos jurídicos y la permisividad delincuencial por donde se han infiltrado las canalladas más antidemocráticas y golpistas”.