El expresidente de Brasil, Lula da Silva, tenía previsto viajar a Etiopía para concurrir a un evento organizado por la FAO sobre el combate al hambre en el mundo, en el marco de la Trigésima Cumbre de la Unión Africana. Pero Ricardo Leites, juez federal de Brasilia, emitió una orden para que se le quitase el pasaporte y, por lo tanto, se impidiera que Lula salga del país. La iniciativa de Leites cayó como balde de agua fría, teniendo en cuenta que durante el juicio que enfrentó el exmandatario el 23 de enero, en el que se le sentenció a 12 años y 1 mes de prisión, nada se dijo sobre su prohibición de libre circulación. Sin embargo, Leites argumentó que su decisión nada tiene que ver con otra investigación, la Operación Zelotes: se trata de la acusación de tráfico de influencias en las que habría incurrido Lula durante la presidencia de Dilma Rousseff, cuando Brasil compró a Suecia aviones caza Gripen NG, con un costo de 36 billones de dólares. Sin embargo, en su momento, tanto Lula, como Dilma Roussef y el primer ministro sueco, Stefan Löfven, negaron la acusación.
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