Punta del Este es «patio de recreo de la élite» de Argentina y Uruguay y un lugar donde “alquileres astronómicos y cero vivienda pública mantienen apartados a los que tienen de los que no tienen. Incluso las clases medias no pueden mirar ahí». Así describe al balneario el periódico británico The Guardian en un extenso reportaje donde califica a la península como una especie de Mónaco instalado en Malí.
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El periodista Oliver Balch estuvo en Punta del Este en diciembre, cuando se realizó la carrera de Fórmula E y en su crónica describe los lujos y bellezas, así como las excentricidades de una ciudad que huele a «cash and cool» (efectivo y de moda) y en la que los alquileres estivales pueden llegar a las cinco cifras en dólares.
Imaginen que Mónaco se mudó a Malí y se podrán hacer una idea: una ciudad geográficamente tan incongruente (Uruguay ocupa el puesto 82 en el mundo en términos de PIB per cápita, dos lugares por encina de Gabón») y tan socialmente homogénea, que parece salida de un cuento de hadas», señala el artículo.
“¿Pero es ese «paraíso» distópico (distopía, sociedad en la que no nos gustaría vivir, lo opuesto a utopía) realmente tan absurdo? ¿O será que Punta se ha adelantado al camino que otras ciudades globales seguirán?”, se pregunta,
El artículo describe las desigualdades que se ven en la ciudad. «A una familia le cuesta unos $ 700 por día alimentar a su familia (…), dice un testimonio. «La gente piensa que cuando los turistas se van los precios bajan, pero no es así. Lo único que es barato aquí es la tranquilidad».
Finalmente The Guardian se concentra en los nuevos desarrollos llevados adelante por el empresario argentino Eduardo Constantini en Rocha, pasando la Laguna de Garzón. De esta manera, «el fin del querido estatus de ciudadela protegida en la arena podría estar ya a la vista», dice el periodista.
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