Reporteros Sin Fronteras (RSF) difundió este miércoles su edición 2017 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. El informe señaló que Uruguay retrocedió cinco posiciones respecto a la medición anterior y que hubo presiones del Estado hacia la labor periodística. Según la ONG internacional, en Uruguay «se registraron casos de presiones políticas directas, así como intentos de obstaculizar el trabajo periodístico». «En todos los casos, los dirigentes del Estado o sus instituciones ejercieron presiones para evitar que se abordaran temas relacionados con la corrupción, malversaciones o conflictos de intereses», detalló el informe. En el ranking de este año, que incluyó a 180 países, Uruguay quedó en el puesto 25, seguido en la región por Chile, que ocupa el lugar 33. La nación trasandina tuvo similares problemas, indicó el texto. «Uruguay es un modelo en lo que se refiere a la libertad de información. En el país se despenalizaron los delitos de prensa. La legislación y los organismos que regulan los medios de comunicación comunitarios y el acceso a la información garantizan un ambiente de trabajo propicio para los periodistas. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, aprobada en diciembre de 2014, favorece el pluralismo de los medios de comunicación y permitió la creación de un Consejo de Comunicación Audiovisual independiente del poder Ejecutivo», destaca el informe. Sin embargo, RSF agregó que en durante 2016 registró «casos de amenazas, intimidaciones y presiones políticas contra periodistas que cubrían temas delicados, casos en los que estaban implicados miembros de la presidencia de la República». Descensos El retroceso en el ejercicio de la libertad de prensa también se vio en el último año en naciones donde la situación de los medios de comunicación está considera como “buena” o “más bien buena”. RSF señaló que «las violaciones a la libertad de informar ya no son una característica exclusiva de los regímenes autoritarios y de las dictaduras». De acuerdo con la nueva medición, países que han sido considerados como «un modelo democrático» no escapan a esta caída. Es el caso de Canadá (lugar 22), que descendió cuatro puestos en la clasificación de 2017 o Estados Unidos (43º), que perdió dos posiciones. Otros destacados por la organización fueron Polonia (54º), que bajó siete puestos; Nueva Zelanda (13º), ocho, y Namibia (24º), siete. Democracias europeas también dieron un paso atrás en cuanto a libertad de prensa. Los países nórdicos, que solían ocupar los primeros lugares en la clasificación de RSF registraron un descenso. Los Países Bajos se ubicaron tres posiciones por detrás que la medición anterior y Finlandia por primera vez, después de seis años, perdió la primera posición y bajó dos lugares. «Aunque Europa sigue siendo la zona geográfica mejor calificada a escala global, es al mismo tiempo el continente en el que el índice se ha deteriorado más en cinco años, un 17,5%, mientras que el índice de la zona de Asia y el Pacífico experimenta una variación del 0,9% en el mismo periodo», detalla RSF. Si se trata de ejercer el periodismo, las peores regiones, de acuerdo a la organización, son Oriente Medio y el norte de África, Europa del Este y Asia Central, Asia-Pacífico, África, América y Europa Occidental. Estados Unidos y el efecto Trump RSF aseveró que la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos «ha precipitado la caza a los periodistas». Sus acusaciones contra la prensa y la divulgación de noticias falsas «no sólo compromete la larga tradición estadounidense de defender la libertad de expresión», sino que contribuyó «a que se propagaran los ataques contra la prensa en todo el mundo, incluso en los países democráticos». «Aunque el uso de palabras tóxicas para desacreditar a la prensa ante la población se convirtió rápidamente en una herramienta de presión como cualquier otra, los dirigentes políticos no han dejado de emplear los métodos clásicos de presión política para obstaculizar el trabajo de los medios de comunicación», argumentó la organización.
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