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Las mentiras de El País y las políticas sociales del Mides. Capítulo VI

Revolviendo la basura

Por Alberto Grille.

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Lo de hoy es una joya. Continuando con la breve revisión de materiales que se pueden encontrar diariamente en las páginas del diario El País, ofrecemos una pieza de primera calidad en materia de ocultamiento y manipulación. La basura de hoy es un artículo verdaderamente asqueroso que no debiéramos dejar de leer.

En el mes de junio de 2016 la empresa de opinión política llamada diario El País titulaba lo siguiente: ‘Políticas sociales del gobierno. El 52% tiene sus derechos fundamentales cercenados. Informe del Mides advierte sobre déficit en vivienda, salud y educación’. El artículo estaba acompañado de la foto que adjuntamos.

El informe remite a una presentación realizada por el Mides (Ministerio de Desarrollo Social) en una jornada académica de la Universidad de la República. En dicha jornada el Mides presentó un trabajo sobre medición multidimensional de la pobreza para la que se usa una metodología novedosa para el país y más exigente que la línea de pobreza monetaria que es la medida oficial.

La versión periodística que suministra El País sobre esta presentación académica en un ámbito universitario dice así: “Un informe del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) reconoce que más de la mitad de la población tiene alguno de sus derechos cercenados, ya sea el acceso a la salud, a la seguridad social, a la educación o a una vivienda digna”. Y continúa señalando que “48,1% de la población no presenta ninguna carencia en derechos sociales en Uruguay, por lo cual el 52% restante sí”.

De esta manera, con la traviesa incorporación del concepto “derechos cercenados” induce a pensar que es válido suponer que el Mides expresó que 52% de la población, que tiene alguna carencia en derechos sociales, tiene estos derechos interrumpidos, restringidos, coartados. No vamos a pretender dejar en evidencia esta falacia, indigna de esta profesión que se llama periodismo. La verdad sea dicha: la mentira se desnuda sola y no necesita de esta nota editorial para desenmascarase.

Como ya dijimos, esta medida que presentó el Mides es un ensayo no oficial de medición de carencias y dentro de ellas se inscriben una importante cantidad de variables que hacen que una persona sea considerada vulnerable si no cuenta con niveles adecuados educación, vivienda digna, atención sanitaria e ingresos. Alcanza con no llegar a ciertos niveles en cualquiera de esas dimensiones para ser carente por derechos y si se suma alguna de esas carencia a ser pobre por ingreso, se es pobre desde una perspectiva multidimensional.

Creo que no se podría esperar menos de un gobierno de izquierda que ser exigente en la medida del nivel de vida de la población y no entrar en subterfugios para esquivar con indicadores convenientes la realidad que se quiere transformar. En realidad, la afirmación de los técnicos del Mides debiera enorgullecernos independientemente de las convicciones políticas que profesemos. Es más, la transparencia, la honestidad y la cristalinidad de la afirmación de que 52% de los uruguayos aún tiene carencias de derechos no es más que un impulso para procurar mejor distribución de la riqueza y más democracia en nuestro país.

Es a todas luces plausible en un país tener indicadores exigentes de bienestar y no caer en la autocomplacencia de mejorar un par de cifras y echarse para atrás, sin embargo, no creamos que este tipo de prácticas es corriente en el mundo de la política. Obsérvese que más allá de la manipulación del asunto que ahora pondremos en evidencia, la totalidad de la información que publica el diario El País y la que no publica sobre este asunto es toda producida por el propio gobierno y expuesta además en su propia página web, en eventos académicos, nacionales e internacionales. ¡No la produjo el diario El País!

Pero este no es el asunto del artículo.

Realizadas las consultas pertinentes sobre la importancia del tema, sobre los resultados de esta novedosa medición, descubrimos, aunque no se precisa ser muy académico para ellos, que no solamente el nivel medio de vida de la población uruguaya difiere bastante del toldo de nailon de la foto de cabecera con los niños en el suelo, que son obvios representantes de todas nuestras pobrezas, sino que este indicador exigente es uno de los cuatro tipos de indicadores que provee la medición, y que esta medida es un instrumento que cobra sentido cuando se utiliza para comparar dos realidades distintas. Pues como es a todas luces razonables, uno se podría preguntar: ¿y que sería lo esperable para una país que tenga un buen nivel de vida en materia de resultados según estos indicadores? ¿Lo que “denuncia” el diario El País es mucho? ¿Es poco?

La respuesta primera que uno daría es que si se trata de carencias, entonces cuanto menos mejor, pero ¿qué es una carencia? Bueno, según esta metodología tener un empleo informal es una carencia, no importa lo que se gane; no haber terminado sexto de liceo en una persona de veinte años es una carencia, tener en su casa techo liviano sin cielorraso también; tener paredes sin revestimiento también, y así, algunas más duras, otras no tanto, se puede constatar que es un esfuerzo más que interesante el que orienta estos resultados para valorar el pasar de la población y que es a todas luces algo mucho más exigente que valorar si una persona es pobre por ingresos, cosa que la metodología también hace.

Resulta además que para entender esta metodología una muy buena comparación que se puede hacer es observar los cambios a lo largo del tiempo, y casualmente esa comparación está hecha y publicada en la página del Mides, es aludida en la presentación e integra varios materiales que se han expuesto hasta en el propio Parlamento Nacional. No es información reservada ni confidencial.

Esa información de la comparación a lo largo del tiempo está realizada entre 2006 y 2014 y también para 2015. Esa comparación dice que la pobreza multidimensional, concepto que titula el artículo académico presentado, pero sobre el que no se detiene al artículo y sería absolutamente central pues de eso se trata, se ha reducido entre estas fechas de 29% de la población a 9% de la población.

El País observa que 52% de la población tiene sus derechos “cercenados”, palabra que es de su cosecha y no del artículo, y oculta que en una comparación entre el período 2006 y 2015 ese valor descendió 13 puntos siendo en 2006 cercano a 65%, y si hubiera registros para 2004, seguro hubiera estado sobre 70.

Pero, además, El País omite decir que no sólo se ha reducido en más de 200.000 el número de personas que antes tenían algún tipo de carencias según esta metodología, sino que las personas que tenían alguna carencia y también eran pobres de ingresos, o sea son pobres multidimensionales, se redujeron en más de 500.000 en el mismo período.

Nótese que había al menos tres importantes noticias para dar que El País resolvió no dar en relación al tema:

1. El Mides está implementando una novedosa y exigente medida para valorar cómo vive la población y sus resultados no están escondidos en un cajón, son públicos y se discuten hasta en la universidad.

2. Las personas que cuentan con carencias en alguna de todas las dimensiones consideradas son 200.000 menos que hace nueve años.

3. En Uruguay, en 2015, se constataron 570.000 pobres menos que en 2006, desde esta perspectiva de pobreza multidimensional.

Sin embargo, el artículo de la empresa de opinión política llamada diario El País se llama ‘Políticas sociales del gobierno. El 52% de las personas tiene sus derechos cercenados’, junto a una foto de unos niños en el suelo bajo un toldo de nailon.

A veces la franqueza, la lealtad a la gente, la honestidad con la información, la transparencia y la verdad no pagan. Esa sensación queda cuando aparece un tramposo como el editor y, en este caso, el periodista de El País haciendo los mandados de sus patrones y estafando la buena fe y la buena conciencia de los lectores. Por suerte cada vez menos gente cree estas mentiras y por eso vamos a seguir algunas semanas más revolviendo la basura.

 

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