La semana pasada sorprendieron sus palabras anunciando su retiro de la actividad política pública. Muchos aún desconfían de la decisión y otros lo siguen impulsando para que se presente como candidato a presidente. A unos y otros les dice que está tomada la decisión y que, aunque seguirá militando, irá alejándose de los primeros planos porque está cansado, se duerme en el Senado y se entretiene mucho más juntando tomates que peleándose en discusiones eternas y muchas veces sin sentido. ¿Por qué decidió retirarse de la política pública? Es una decisión dificilísima. Por una serie de cosas que no vale la pena relatar, tengo conciencia plena de un cansancio de largo viaje. No es la escena política ni las dificultades que se puedan presentar las que me animan, soy yo. Es un problema mucho más orgánico que intelectual. Siento que me tengo que hacer a un costado. No sólo porque es mi deber, sino que tengo ganas. Es peor. Me siento feliz con la tierra, con los tomates, con cosas de esas. Me mirarán de afuera y me dirán: “Qué viejo pelotudo”, pero es así. Hoy fui al Senado y me tuve que levantar para hablar con dos o tres senadores porque me dormía. Estaba aburridísimo. No es que esté jodido, es que me estoy pudriendo. Me acuerdo mucho de lo que le pasaba al Bebe Sendic en la última etapa de su vida. Venía al Comité Central del MLN, estaba media hora y se acostaba a dormir. No aguantaba más. Es eso, me aburro. Y además estoy haciendo sombra, me doy cuenta, y para estar así, sin ganas y haciendo sombra, me voy. Es simple. Por otro lado sé que la fuerza política tiene terrible desafío. No es que el Frente sea hermoso, es que si la fuerza política del Frente hace agua y fracasa, aunque no sea terrible, porque ganar y perder es parte del juego, es grave porque el que va a pagar es el pueblo indefenso. Porque no preciso que me digan cuál es el programa de la oposición, no importa nada de lo que digan. El programa es el que está en la vuelta. Flexibilización laboral, disminución de la inversión social, reformas laborales y previsionales. De cajón que es eso lo que viene. Lo estamos viendo. Y ese programa termina jodiendo a los más débiles, que son la razón de nuestra existencia. Ese es el problema grave. La derecha es prístina en América Latina. En todos lados quiere lo mismo. Es como si tuvieran una internacional que digita las políticas, todas son iguales. Ya lo sabemos. Hay un recrudecimiento neoliberal, arropado con otras cosas. No es sólo la llegada de la derecha lo que preocupa, es que viene una derecha que tiene un proyecto cruel que pretende tirar todo el costo sobre la sociedad porque está en contra de la políticas sociales; los considera gasto, quiere disminuir la inversión, rebajar los impuestos a las empresas porque dicen que eso generaría trabajo, etc. Además encuentran una sociedad atrapada en un consumismo atroz. Hay gente que debe estar comiendo arroz todos los días, pero tiene el autito nuevo. Es esclava de las cuotas del auto, pero está feliz. Eso está metido. También es parte del discurso de la izquierda. Genera alegría que suba el consumo y eso quiere decir que “vamos bien”. Vamos bien, aunque no discutimos nada sobre el consumo necesario y el superfluo. Parece que es todo lo mismo. Además hay tácitamente una feroz crítica a las empresas públicas y el Estado inversor porque la panacea es tener investment grade a muerte y 3,5% de déficit fiscal es una cosa horrorosa. Si nos pasamos un poco, te salen con el cuco. ¿Usted no cree que algo del descontento de una parte del electorado frenteamplista se debe a que no se puede soñar con nada, porque frente a cualquier iniciativa siempre aparece el cuco del investment grade? Creo que puede influir, sí. Pero hay una base generalizada, y ya lo vimos en Brasil, que nos habla de una falla política. Como dijo alguien por ahí, en Brasil salieron 40 millones de personas de la pobreza, pero creamos consumidores y no ciudadanos. No generamos ese vínculo político necesario para asociar la salida de la pobreza a la puesta en marcha de políticas particulares y no a esfuerzo personal o a la gracia divina. Esos sectores a los que les da lo mismo que esté fulano o mengano gobernando, que te dicen que se las arreglan solos, están por todas partes y eso habla de impotencia política, de errores y de incapacidad. Administrar no equivale a convencer. Hemos gobernado, pero políticamente no avanzamos, más bien retrocedimos. Porque cargamos con la responsabilidad de una demanda siempre insatisfecha. Y creo que se han hecho un montón de cosas que no tienen reconocimiento. Y no podemos echarles la culpa a la derecha ni a los medios porque eso ya lo sabíamos. No es un problema de comunicación sino político. Exacto. Si no nos metemos entre la gente, si no vamos a los barrios, si no militamos, estamos fritos. La burocracia del gobierno hace almuerzos en ADM, cada tanto mete un discursito de esos, pero hay connotados dirigentes que hace años no pasan por La Teja, por el Cerro, por Maroñas, no caminan, no van al interior, no discuten con la gente. Usan Twitter. Y son dirigentes de todos los sectores, el mío el primer lugar. Porque tenemos 25 diputados que podrían caminar el país y no lo hacen. Antes todo el Frente tenía cuatro diputados, pero recorríamos las calles, las fábricas, los centros de estudio y vivíamos discutiendo. Tenemos que reconocer que en el Frente también hay lucha de clases y las culpas nuestras son nuestras, no de los medios ni de la derecha. La derecha te pega, ¿qué querés que haga la derecha? ¿Que te dé besos? Si El País saca una nota en la que me elogia, lo primero que hago es preguntarme qué cagada me mandé. Ese diario está haciendo lo que debe hacer, para lo que sirve y para lo que existe. El problema es que nosotros no estamos haciendo lo que debemos hacer. Con ese panorama no parece ser este el mejor momento para retirarse. No, no es. Al contrario, va a haber que sacar fuerzas de los recuerdos porque, de otro lado, no sé. Este fin de semana hubo un pequeño congreso de la gente del Plan Juntos, con mucha gente del interior y me sorprendió que eran casi todas mujeres jóvenes. Fuimos algunos compañeros y aquello era una foto de clase, hermosa. Uno veía a aquellas mujeres, los dientes, la ropa, los gestos… y pensaba: “La puta, lo que tendría para aprender el feminismo acá”. Porque ahí los hombres estaban a la retaguardia o son desertores. Antes estábamos llenos de gente que iba a esos lugares, estaban insertos ahí, pero hoy no pisamos eso. Era muy difícil meterse en los asentamientos, pero lo intentábamos siempre. Y logramos un cambio porque mucha de esa gente no tenía ninguna relación política con nosotros, pero después la comenzó a tener. Lo mismo pasó en el interior; se avanzó pila con un esfuerzo de años, en silencio, yendo y yendo. Ahora tenemos diputados en todos lados, pero no estamos. Cuando usted les dice eso a los diputados de su sector, ¿qué le dicen? Ellos consideran que laburan en pila. También ha habido un cambio de época, de recursos. No hay uno que no tenga un auto. Cuando yo entré a la Cámara de Diputados, salía los jueves para el interior. Me levantaba de madrugada, enganchaba un ómnibus que iba la terminal, de ahí al interior. A Cerro Largo llegaba a las siete de la mañana porque agarraba la audición de Serrano Abella, que la escuchan pila. Era todo esfuerzo y lo hacía con gusto. Pero bueno, estamos en tiempo distintos. Parece decepcionado, además de cansado. No, nada de eso. Yo no me decepciono. Pero sí me canso. Y estoy cansado de algunas cosas y disfruto con otras. Creo que tenemos que seguir yendo al interior, y machacar y machacar, hay que caminar y caminar, hablar y convencer. Tabaré hace lo que puede y lo que hace está bien. Va con los ministros al interior, habla con la gente, pasea a los ministros, los hace encontrarse cara a cara con las demandas ciudadanas y eso es muy bueno. Yo tengo que ir al interior, ya lo sé. Eso me cansa un poco, pero mucho más me cansa la majadería interna que hay. Donde voy le piso los callos a alguien y empiezan a especular, que si me voy a tirar o qué se yo. Entonces trato de no ir y mandar a otro para que nadie joda. Con este lío de los cincuentones Astori me llamó tres veces. Le dije: “Hablá con el Pacha Sánchez”, no quiero hacer sombra. Y se resolvió bastante bien. No sé lo que puede salir en las negociaciones, pero si voy yo, no va el Pacha, y si no va el Pacha, no crece. Astori debería hacer lo mismo porque, de lo contrario, no crece nadie al lado. Ahora me voy para Colombia y voy con el Pacha. ¿Es su sucesor? No, nada de eso. Le ofrecí a dos o tres, pero él agarró viaje. Si no, estamos siempre en la misma. No voy a señalar a nadie como sucesor, esas son tonterías, eso lo arregla la gente, pero hay que dar espacios, ayudar. Astori no hace nada de eso y Asamblea Uruguay desaparecerá cuando él no esté. No queda ni la sombra. Yo creo que hay que incentivar la participación y hay que hacer mucho más política porque, de lo contrario, todo es administrativo. Tomamos tal medida administrativa y nadie hace síntesis. Y entonces unos se quejan porque tienen impuestos y otros porque les das poco y nadie entiende que es un trabajo de toda la sociedad para que sigamos viviendo de forma organizada. ¿Qué opina del procesamiento de Fernando Calloia? No puedo meterme en lo legal, no sé. Pero puedo decir que Fernando Calloia es un señor banquero. En los bancos hay clientes que se atienden por teléfono y si hay un responsable de un banco que no lo atiende con presteza, es un animal. Los atienden así. Sé de negocios de 300 millones de dólares que se hicieron por teléfono. Porque hay clientes que son especiales y ningún banco los deja escapar. Los atienden con preferencia. Si eso es legal o no, es otra historia. Pero en el mundo bancario a algunos clientes, los grandes, se los atiende distinto. Porque están los otros revoloteando y se los quieren llevar. Yo confió cien por cien en la honorabilidad de Calloia. Desde el punto de vista práctico y concreto, el banco no perdió un peso, es más, ganó. Habrá tenido una falla de procedimiento jurídico, puede ser, no sé, a mí no me da la cabeza. Pero si es un banco privado y no hace eso el gerente, lo echan. Porque todos los bancos tienen clientes especiales que son atendidos especialmente. El resto de los mortales vamos a la cola, hacemos el trámite, nos comemos el choclo. El Banco de la República ha actuado muchas veces poniendo en duda los intereses del banco, pero en beneficio del país todo. Ayudando a amortiguar problemas del país y del estado. Mil veces el Banco República ha aguantado situaciones empresariales de todo tipo porque tiene una responsabilidad social, porque si le arranca la cabeza, no sólo no recupera nada después, sino que deja tirado a no sé cuántos trabajadores. Calloia agarró un banco con menos de 70 millones de dólares y lo dejó parado. ¿Qué opina de las imágenes de la represión en Argentina y la vuelta de las recetas del FMI en la región? Es lamentable que en una sociedad pasen esas cosas, pero es un dato de la realidad. No quisiera ver nunca más a Uruguay en esa situación. Y sé que puede haber etapas que puedan ser jodidas porque la cuestión de la jubilación hay que encararla. El próximo gobierno algo tendrá que hacer, porque es mentira el déficit de la caja militar solamente. Todas las cajas tienen déficit. Hay muchas causas, pero cuando haya que discutir la suba de la edad de jubilación, te quiero ver. ¿Vamos hacia eso? Y sí, vamos hacia ahí. La gente ya se está jubilando más vieja. Y acá viene la política. Hay cosas que no se pueden evitar, pero sí amortiguar. Yo me pregunto por qué no se puede ir hacia un régimen de jubilación voluntaria en el que te jubiles por la mitad y trabajás la mitad del tiempo en otra cosa, no sé. En casa, de profesores, por ejemplo. ¿Por qué no puede trabajar 20 horas la profesora y jubilarse por las otras 20? Tenemos que pensarlo por lo menos. Yo tengo 82 años y sigo aportando. Está bien, vos me dirás que un trabajador de la construcción no puede, puede ser. Pero la construcción también está evolucionando. Un montacargas perfectamente lo puede manejar una mujer, no tenés por qué ver un proletario con terribles tubos. Eso ya no va. Con la política quizás se puedan encontrar mecanismos que ayuden amortiguar el déficit y no caigan como un castigo sobre la gente. También trabajar, y de golpe nada es jodido.
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