El terremoto y sismo que se produjo en la isla Célebes, en Indonesia, arrasó con la localidad de Palu. Hasta este sábado a las 19 horas de Uruguay, los muertos se contaban por cientos, al igual que los heridos y desaparecidos. Unos 500 fallecidos, otro tanto con heridas de distinta magnitud y decenas de desaparecidos, muchos de los cuales se presume que estén entre los escombros, son la constante. Esta tragedia no es ajena al sistema de alerta que se desencadena cuando los sismógrafos detectan el movimiento de placas, pero, en este caso -como en otros- el fenómeno se manifestó de manera inmediata. Entonces la pregunta surge obligada: ¿sirven los sistemas de alerta para estos casos?
Expertos en el tema se lo cuestionan, porque la experiencia dicta que si el epicentro (lugar donde se localiza el evento) es cercano al sitio donde se manifiesta, el alerta emitido por el sistema resulta tardío. Eso es simple de explicar: si el choque de placas es lejano, la distancia alcanza para que entre el alerta y el lugar afectado medie el tiempo suficiente para tomar medidas. Por el contrario, si el epicentro es cercano al sitio de afectación, los tiempos no dan, por lo que se requerirían métodos preventivos que permitieran anticipar estos fenómenos.
En este caso, el primer terremoto submarino, de magnitud de 6.1 en la escala Richter, precedió al segundo temblor que alcanzó la magnitud 7.5. El alerta sonó durante el primer temblor, que no llegó a provocar el pánico a una población acostumbrada a estos movimientos telúricos. Cuando volvió a oírse la alarma, la gente no le prestó atención, y fue en ese momento que apareció la gran ola que devastó la localidad.
Los estudiosos del tema entienden que, por un lado, la población no responde cómo debería; por otro, es necesario la creación de otro sistema más garantista, porque estos se activan ante eventos intrascendentes, por lo que la gente los ignora y suceden estas tragedias.
Igualmente, los expertos quitan responsabilidad a las víctimas, porque aseguran que a 10km de profundidad como fue en este caso, la energía generada no tiene espacio para atenuarse, por lo que llega a la superficie con casi toda su fuerza.
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