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Sociedad

El tema del lunes

¿Qué hacer ante la divulgación de contenido sexual íntimo?

Compartir, exponer y difundir audios, imágenes o videos de contenido sexual íntimo de una persona mediante cualquier medio tecnológico a sabiendas de que no existe consentimiento, son algunas de las conductas que afectan la intimidad sexual de un individuo, denunciarlas es el primer paso para hacerles frente.

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El cumpleaños 18 de Valeria no fue para nada el día feliz que imaginó. Por el contrario, el mundo se le vino encima y cada notificación en su celular removía la punzada que sintió cuando se enteró de que su exnovio había publicado en Facebook el video íntimo que grabaron cuando estaban juntos. ¿Cómo enfrentar la realidad, el entorno, la familia, los amigos, compañeros? ¿Cómo sobreponerse al impacto de un delito como este y encontrar en la Justicia el apoyo necesario?

El ciberacoso es un tema de múltiples miradas, se manifiesta en diferentes formas como el grooming, la sextorsión, el ciberbullying o la ciberviolencia de género. En este primer acercamiento al tema, Caras y Caretas se propone abordar específicamente el delito de divulgación de contenido íntimo sin el consentimiento de otra persona. Dada su vasta experiencia profesional en casos de este tipo, consultamos con Marcelo Pereyra San Román, ex funcionario de la División de Delitos Tecnológicos de la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol.

Las víctimas, como las de acoso en la vida real, sufren problemas de estrés, ansiedad, depresión y algunos casos incluso se asocian al suicidio. Sin embargo, para Pereyra, desde hace unos años, con el afianzamiento de la comunicación tecnológica se viene dando una transformación en el modelo cultural de relacionamiento afectivo y por tanto también en la forma en que se enfrenta esta problemática y el impacto que genera en la vida de la persona vulnerada.

¿Qué hacer ante una situación de este tipo?

Normalmente, las víctimas tienen miedo de hablar. En esos casos, es importante hacerlos sentir seguros, escucharlos e incluso acompañarlos a reportar este incidente a las autoridades.

Según nuestro experto el primer paso es realizar la denuncia en cualquier seccional o directamente en la División de Delitos Tecnológicos de la Dirección General de Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol en calle Maldonado 1109, 1er. piso, esquina Paraguay, Montevideo.

La Ley N° 19580 Artículo 92 (Ley de Género) refiere que el que difunda, revele, exhiba o ceda a terceros imágenes o grabaciones de una persona con contenido íntimo o sexual, sin su autorización, podría ser incluso castigado con una pena de seis meses de prisión a dos años de penitenciaría.

Cuando el Departamento de Delitos Tecnológicos recibe la denuncia, en primera instancia busca determinar la veracidad de la misma. Luego se realiza una investigación del perfil de la persona ofensora, al tiempo que se pone en conocimiento a la Justicia del proceso que se realiza. “Se trabaja hasta esclarecer la situación, sobre todo para definir si hubo o no consentimiento, que es la clave de un delito como este”, destacó Pereyra y explica además que por lo general es una agresión que se comete mucho cuando una relación amorosa se termina y alguna de las partes sube material como forma de venganza o para llamar la atención. “Fuera de la función policial, según mi experiencia empírica, cuando lo hace un hombre generalmente es porque la relación terminó hace poco y cuando lo hace una mujer es porque terminó hace uno o dos años”.

Detalla también que es un hecho que se percibe de manera distinta en dependencia del género. “Cuando le hacen esto a una mujer, le afecta más por el condicionamiento social. En el caso del hombre heterosexual si no está casado o no tiene hijos, le da lo mismo, porque la sociedad lo juzga distinto. Por suerte eso viene cambiando”.

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La divulgación de contenido sexual sin consentimiento se considera una forma de violencia y acoso.

La divulgación de contenido sexual sin consentimiento se considera una forma de violencia y acoso.

¿Qué se recomienda para evitar agresiones de esta índole?

“Todos tenemos una herramienta que es la que menos usamos y se llama sentido común. Es increíble la cantidad de personas que se desvisten delante de una cámara, por ejemplo, haciendo un juego sexual con un desconocido y luego te dicen...yo no me imaginé que fuera hacer eso, pero claro, no lo conocías. Si lo vas a hacer, si vas a tener un juego donde te filmas, que sea con alguien con el que tengas muchísima confianza, teniendo en cuenta que igualmente tendrá en su poder un material que si lo usa de mala forma te va a complicar la vida”, reflexiona Pereyra.

“Luego está que quien use la tecnología debe tener responsabilidad y conocer que, aunque hay fotos que se envían para que sean vistas una sola vez en el caso de Whatsapp, la persona que la recibe le puede hacer captura de pantalla o emplear otra aplicación que guarde este contenido sin su conocimiento”, alerta.

“Ahí está esa parte de sentido común para que no te pasen cosas como esta, para evitarlas. Si alguien te pide filmarte o hacer fotos, tienes el poder de decir no, eso no. Otra cosa es que la otra persona haga los preparativos y te filme con cámaras ocultas”.

En resumen, aconseja “no exponerse, por lo menos más de lo que se quisiera, empezando por el contenido que se sube a las redes. Si te piden una foto y quieres mandarla tienes el derecho de hacerlo, suponiendo que en el peor de los casos no te va a importar que tu familia, tus amigos, o compañeros de trabajo pudieran verla y todo lo que venga después”.

¿Un cambio de paradigma?

El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC) han provocado cambios radicales en la sociedad, que se ven proyectados en las formas de comunicación entre las personas y en los patrones de relación de la población en general.

Para Pereyra, vivimos en mundo mucho más libre en cuanto a lo sexual y estos juegos de enviarse materiales, de filmarse juntos o sacarse fotos, es más normal de lo que fue hace cinco o diez años.

“Antes para que alguien te mandara fotos sin ropa era una proeza. El mundo fue cambiando para bien o para mal y hoy en día es una práctica común, es parte del ritual sexual. El mundo y el modelo de relacionamiento afectivo y amoroso ha cambiado con el impacto de la comunicación tecnológica”.

También refiere un cambio en la difusión de contenido. “Antes si te llegaba un video o fotos de este tipo y lo pasabas a tu grupo de amigos, tal vez se veía como algo divertido, ahora no, ahora hay otra conciencia y en lo personal si me llega un video de estos mi respuesta va a ser qué estás haciendo, la conoces, por qué lo mandas, qué es lo divertido, no te voy a aplaudir”.

Para nuestro entrevistado, “ha cambiado el paradigma en todo sentido, en el que estamos más expuestos y a su vez se ha generado una conciencia en cierta generación donde ya no es divertido exponer a otra persona. Todo ese plano social se está modificando y mucho”.

¿Cuándo un caso se considera resuelto?

Ante esta interrogante Pereyra responde: “Para mí la investigación termina cuando logré comprobar jurídicamente cómo fueron los hechos en realidad. El trabajo policial concluye mucho antes que el judicial, uno presenta toda la probatoria y luego es la Justicia la que determina”.

En Uruguay las conductas asociadas a esta práctica están penadas por otras figuras delictivas. Pueden ser juzgadas como delito de difamación e injurias, extorsión, o violencia privada, según el fiscal que atienda el caso. “A veces, aunque se descubre la verdad, la probatoria no alcanza para juzgar. En ocasiones la persona llega a Fiscalía y no es juzgada por falta de pruebas, aunque el trabajo policial se haya hecho y se descubriera la verdad”.

Por lo general las sentencias no conllevan cárcel efectiva y sí el cumplimiento de prisión domiciliaria y trabajo comunitario.

¿Qué gestión se hace para sacar el contenido de circulación en las redes?

“Desde la policía en Uruguay y como la División de Delitos Informáticos pertenece a la Interpol se envían las comunicaciones oficiales necesarias, solicitando, no exigiendo, no ordenando a los servidores -que casi siempre están en otros países-, si se puede bajar cierto video, por ejemplo”.

Pero Pereyra alerta que se trata de un ciclo constante porque “aunque se baje, alguien más puede volver a publicar la información si la descargó anteriormente. No hay poder sobre lo que se publica. Desde el momento en que se sube contenido a una aplicación sea propio o de un tercero, se pierde el control de ese material”, aclaró.

Punto final

La historia de Valeria puede ser la de cualquier víctima de ciberviolencia. Para hacerle frente es fundamental el apoyo incondicional de la familia y los amigos. En la persona vulnerada por lo general aparecen sentimientos de vergüenza y culpa que pueden llevarla a situaciones de bloqueo, ansiedad, miedo, inseguridad e incluso ideas de suicidio. Para prevenir estos casos hay que hablar y fomentar la comunicación, concientizar sobre el buen uso de internet, cuidar la privacidad y evitar difundir datos e imágenes íntimas, denunciar y emplear las herramientas necesarias.

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