Ay, qué vivos
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son los ejecutivos,
qué vivos que son.
Los diversos acontecimientos que han ocurrido en los últimos meses y más particular y aceleradamente en las últimas semanas, permiten entender que, al margen de lo que se piensa, no todo en el fútbol es por plata.
Por lo pronto, el dinero es solo uno de los ingredientes, tal vez el más importante pero no el único, de esta cazuela condimentada con una sorprendente cantidad de aderezos.
El poder, la pasión, la fama, el odio, la ignorancia, la venganza y la envidia también forman parte de esta melaza y alimentan a la prensa escrita, la audiovisual, las redes sociales, las especulaciones en los bares y alcanzan a los organismos especializados del gobierno e incluso el gabinete ministerial.
Da la impresión de que son tantos los factores que inciden en la crisis del gobierno del fútbol, que nadie logra entender bien qué es lo que pasa.
Sin perjuicio de las dificultades para valorar algunas cosas y evaluar el peso de los principales protagonistas, hay que reconocer que sobre estas y otras circunstancias hay mil opiniones diversas.
Vamo’ arriba, como dice el Pelado,…y que nadie se ofenda.
El gran dictador
Del sillón al avión,
del avión al salón…
Lo de Bordaberry es impresentable. En verdad, el propio Pedro Bordaberry es cada día más impresentable. En esta oportunidad fue nombrado como interventor, inocultablemente, por la cúpula colorada-stroessnerista de la Conmebol, con el propósito de desplazar a Paco Casal y reducir el peso de las instituciones de fútbol profesional en la conducción de la AUF.
La Conmebol, si el lector aún no lo sabe, sigue siendo dirigida por el mismo esquema de corrupción que conducía el fútbol continental antes de las denuncias que llevaron a la cárcel a sus principales dirigentes. FOX Sports, a su vez, sigue liderando el sistema de empresas que desde la época de Napout, Figueredo y Grondona controlan los derechos de televisión del fútbol continental junto con Torneos y Competencias y Clarín en Argentina.
Los intereses de Bordaberry son más bizarros, una alianza rosadita para posicionarse en un lugar de gran visibilidad política, un deseo de satisfacer su gusto por el poder ilegítimo, una pulsión freudiana por alcanzar la estatura de su padre, el afán de figurar y recuperar los pasos perdidos en la política, el sueldo de varias decenas de miles de dólares que obtendrá por algunos meses, la gloria de ser presidente de algo y el ingreso al apreciado mundo de la dirigencia del fútbol internacional en donde los ejecutivos, como los de María Elena Walsh, viven en un mundo de fantasía, del sillón al avión y del harén al Edén y, por qué no, esa vocación de servicio que lo llevó aquella noche desgraciada a ofrecerse a Pompita para “hacer mierda a Tabaré”.
El hábito no hace al monje
Del harén al edén,
siempre tienen razón;
y además tienen la sartén…
Poniendo las cosas en su lugar, Lugano es un exjugador de fútbol y más precisamente es lo que se puede llamar un asesor técnico de los dirigentes del fútbol brasileño. No es un director técnico ni un jugador ni un juez, por lo que no forma parte de lo que Conmebol llama los “grupos de interés”. Es dirigente en Brasil y asesor de la Mutual en Uruguay. Está de los dos lados del mostrador.
Además en Uruguay es un empresario industrial en la importación y producción de cemento pórtland, un inversor en la rama de la hotelería y un terrateniente en Paraguay en donde se dedica con un grupo de socios al cultivo de la soja. Me dice un amigo, que también es amigo de Lugano, que este no tuvo nada que ver en la designación de Bordaberry y yo quiero creerle. Quiero creer también, que los jugadores tampoco nada tuvieron que ver con semejante barbaridad originada en ese basural corrupto de la política paraguaya en donde los Bordaberry se mueven como peces en el agua y donde los Lacalle también se hallan a gusto. Bordaberry declaró en algún medio que su nombre se había originado en “los jugadores” pero hasta ahora no hay ningún jugador que se haya identificado con esta designación ni que se haya hecho responsable de esta proposición. Por el contrario Andrés Scotti, que sí representa a los jugadores y a Lugano, que es su amigo, mantiene un perfil muy bajo, diferenciándose del presidente Bordaberry que toca el cielo con las manos y se pasea por los medios festejando su día de gloria.
Lugano es una cosa y los jugadores son otra cosa. Lugano es un empresario fuerte, tal vez poderoso, que tiene mucho dinero y que actúa como representante de, al menos, un pequeño grupo de jugadores de la selección que son muy jóvenes, millonarios y cercanos a la edad de retirarse. Ellos han conformado un grupo de interés muy meritorio, que juegan muy bien al fútbol, que tienen derechos laborales muy legítimos y derechos humanos también muy legítimos como el derecho a proteger su imagen. Son inteligentes, honrados y hacen valer sus derechos, sus habilidades y su hombría de bien en mercados muy poderosos y ganan en ellos muchísimo dinero. Inimaginable para un trabajador. En el fútbol de Uruguay estos muchachos también ganan mucho dinero, obteniendo algo así como el 50% del dinero que produce la selección. Tengo entendido que además los jugadores cobran derechos de imagen y el Ejecutivo presidido por Valdez decidió recientemente pagarles 5 millones de dólares más de lo convenido inicialmente.
Dejo de lado la afirmación de Wilmar Valdez en una de las “grabaciones” de que los “jugadores” iban prendidos con una “puntita” en la venta de la indumentaria porque no sé cuál es la credibilidad que se puede dar a las afirmaciones de Valdez y cuál es el contenido real de las mencionadas grabaciones que están en manos de la justicia y a las cuales tendremos tarde o temprano acceso, una vez que el expediente judicial que hoy está en la etapa de presumario se revele al público.
En fin, los muchachos me merecen total respeto pero no ignoro que, al menos, algunos de ellos deben tener aspiraciones de convertirse en empresarios de fútbol una vez que abandonen su carrera de futbolistas y quizás ya lo sean en la actualidad como inversores, gestores o intermediarios en negocios relacionados con la comercialización de derechos, imágenes, indumentaria deportiva y jugadores. Entonces, por ese lado hay gente muy respetable pero no hay santos, ni siquiera sacerdotes con voto de pobreza. En el grupo que rodea a Lugano hay hombres de negocios.
Los peones
La sartén por el mango
y el mango también…
La Mutual tiene nuevas autoridades que representan a los jugadores que juegan en los equipos de fútbol local. Son los jugadores de acá, en general jóvenes muy jóvenes con aspiraciones de “hacer la diferencia” y jugadores veteranos que volvieron luego de trabajar con más o menos éxito en otros mercados. Ellos aspiran como todos los trabajadores a ganar más y reivindican derechos que, al parecer, no se les reconocían o no se les reconocían lo suficiente. Quieren mejorar el fútbol local y se ilusionan con las posibilidades de mejorar la infraestructura y los ingresos de los futbolistas. Tienen la desgracia, en general, de trabajar para patrones muy especiales, la mayoría de los cuales dirigen instituciones casi quebradas que pagan los sueldos en base a préstamos y adelantos de los derechos de la televisión y a la venta de algún jugador casi adolescente al comenzar cada temporada.
Su movimiento, ‘Más unidos que nunca’, mediante una amplia movilización desplazó a las autoridades del gremio, interrumpió un flujo de 250.000 dólares al año que Tenfield le entregaba anualmente por derechos de imagen y prometió luchar para llevar adelante una serie de reivindicaciones, la mayoría de ellas muy justas. En la actualidad, la movilización parece haberse debilitado, el déficit operacional parece castigar a los servicios sociales de la institución y la crisis organizacional de la AUF amenaza profundizar el enfrentamiento entre los clubes profesionales y los jugadores.
Parece haber un grupo que aspira a tener una representación importante en el gobierno del fútbol profesional y otro grupo que prefiere no confundir el rol de patrones con el de trabajadores. Llamó la atención, por ejemplo, que la asamblea de delegados de los planteles hubiera preferido no presentar ante la FIFA el pedido de intervención, mientras un pequeño grupo de la selección encabezado por Suárez, Godín y Lugano sí lo hacía y con manifiesto éxito.
El embajador
Es evidente que Wilmar Valdez no era el delegado de la AUF ante la FIFA sino el embajador de la FIFA ante el fútbol uruguayo. Todos estábamos confundidos porque no teníamos conciencia del poder que había adquirido este humilde escribano que fuera presidente de Rentistas, un modestísimo club de la zona del Cerrito de la Victoria. Wilmar Valdez había sido elegido hace cuatro años luego de una controvertida incidencia en la que según algunos habría participado Pepe Mujica, Bonomi, Tenfield y la mayoría de los clubes desconformes porque el Comité Ejecutivo que presidía Sebastián Bauzá no atendía los reclamos y las aspiraciones de los clubes del fútbol local. Además, si bien parece creíble que Bauzá no cobró coimas, fue visible que acompañó a la conducción corrupta de la Conmebol y cuando formuló matices lo hizo casi pidiendo disculpas.
El nuevo ejecutivo presidido por Valdez parecía contar con el apoyo de todos los participantes de la supuesta conspiración, pero poco a poco, todos ellos lo fueron abandonando y perdió la mayoría de los apoyos, ganando a su vez los de los jugadores de la Mutual y la isla que representan en nuestro fútbol los jugadores y tal vez los técnicos de la selección nacional.
Simultáneamente estableció una relación privilegiada con Infantino, el nuevo presidente de la FIFA y como consecuencia adquirió un peso considerable en la Conmebol.
Valdez dispuso entonces de recursos especiales que la FIFA suministró y él distribuyó con cierta discrecionalidad y cobró un salario de 40, 50 o 60.000 dólares según las fuentes que, al parecer, también dispuso discrecionalmente entregando algunos miles a otros dirigentes, remunerando no sabemos cuál complicidad.
Es difícil tener tanto poder y tan discrecional sin despertar envidias y venganzas. Valdez, como era fatal, fue víctima de las mismas. Un ignoto personaje, casi para hacerle daño, le grabó una veintena de conversaciones en donde le hizo decir algunas cosas que comprometieron fuertemente su imagen y que eventualmente lo ponen al límite de la legalidad. Otros operadores son indagados por haber utilizado las grabaciones para cerrar el paso a sus aspiraciones de ser reelegido y la justicia de Crimen Organizado investiga de oficio el episodio y analiza una denuncia de Valdez que ahora dice haber sido extorsionado. Es difícil que con tanto testigo e indagado este expediente termine sin consecuencias de naturaleza penal, aunque semejante enredo entre particulares bien puede finalizar en un “archívese, sin perjuicio” que cierre definitivamente este curioso episodio.
Por lo pronto, la oposición al gobierno ha llevado el tema al ámbito parlamentario, en donde el subsecretario del Ministerio de Interior Jorge Vázquez le dio soberana paliza a quienes lo trataban de involucrar en la compra de las cámaras de reconocimiento facial que se utilizan en las puertas de los estadios.
El rey
Paco Casal siempre ocupa un rol protagónico aunque en esta oportunidad esté ausente. Mientras los jugadores de aquí, los dirigentes, los de la selección, los jueces, los clubes del interior, los del fútbol infantil y femenino pelean por parcelas de poder, Casal andaba por Europa vendiendo jugadores y daba instrucciones precisas a Osvaldo Giménez y a Daniel Gutiérrez de mantenerse alejados del conflicto. En realidad Tenfield y Paco se sienten seguros. Tiene un contrato que les asegura la continuidad hasta el año 2025, varios clubes le proponen la extensión del mismo y le piden más plata y además los clubes le deben más de 38 millones de dólares. Gutiérrez ya se le dijo a Welker cuando se entrevistó con el dirigente de Tenfield en su calidad de presidente de la AUF. Tenfield no tendrá inconveniente en aceptar la rescisión del contrato si se le paga la cláusula de rescisión (60 millones de dólares), se le indemniza por los daños y perjuicios (aprox. 20 millones) y le pagan lo que los clubes le deben (otros 38 millones).
En suma, parece que la disputa por los derechos que posee Tenfield no tendrá al menos hasta 2025 mucha perspectiva de pasar a otras manos. Por otra parte, no se ve la ganancia de que pase a sustituir a Tenfield una empresa como FOX Sports que ha sido protagonista principal en todos los casos de corrupción que han asolado al fútbol profesional en todo el continente.
Las críticas a Tenfield por parte del movimiento de los jugadores no es más que un reclamo de la plusvalía a los únicos que parecen ganar plata en el fútbol uruguayo. Pero la hipótesis de que un nuevo operador de los derechos televisivos cambiará la ecuación es solamente una ilusión. Debería aparecer algún interesado y demostrar que va a ser más generoso que Casal. Mientras tanto, no puede ignorarse que en una verdadera catástrofe que ha llevado a la cárcel a la mayoría de los dirigentes y empresarios del fútbol continental Casal ha permanecido indemne y ganado todos los juicios a los que ha sido sometido en diversos países.
Tampoco se puede decir que Casal es un santo, pero muchos afirman que muchas veces es preferible malo conocido que bueno por conocer.
Los cónsules
La mayoría de los dirigentes y 10 de las instituciones van a recurrir al TAS.
El TAS es un tribunal independiente de la FIFA que arbitra en contiendas deportivas. Los clubes eligieron un abogado brasileño que propondrá la ilegalidad manifiesta de la intervención de la FIFA. Los presidentes de estos clubes y el abogado especialista en derecho deportivo consideran que en la contienda se demostrará la arbitrariedad de la disposición intervencionista y que la sentencia será pronto.
Según ellos la AUF debería elegir las autoridades según el estatuto vigente que es el único legal, aprobado por el Ministerio de Cultura, para una Asociación Civil.
Así se ha hecho en otros países sudamericanos que han aprobado sus nuevos estatutos o que lo aprobarán próximamente.
Ellos creen que deberá aprobarse un nuevo estatuto y que debe hacerse según el texto que se ha ido negociando con las autoridades de FIFA.
La demanda de los jugadores y los jueces deberá negociarse, aunque parece claro que el protagonismo de estos “grupos de interés” deberá ser importante.
Los contratos vigentes deberán respetarse y los que se refieren a la selección deberán negociarse con el propósito de mantener al maestro Washington Tabárez en el cargo de director técnico.
La elección de las autoridades ejecutivas deberá hacerse según las normas estatutarias y las autoridades que dirijan el acto eleccionario deberán ser las auténticas autoridades de la AUF.
El señor Bordaberry debería cesar lo antes posible.