La violencia policial tiene un fuerte componente racista, como ya ha denunciado varias veces Leticia Rodríguez en su columna Desacato Pasivo. Para hablar del tema visitó Legítima Defensa Tania Ramírez, licenciada en Relaciones Internacionales, maestrada en recursos contemporáneos en América Latina, militante feminista, fundadora de Mizangas.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARMECaras y Caretas Diario
En tu email todos los días
¿Qué están viviendo los y las jóvenes afro con la policía en este momento?
La violencia racial institucional no es nueva. Si nos remontamos a las épocas de esclavización sirve para entender que el país se conformó en una estructura racista. Tenemos una institucionalidad que hacen diferencias racistas en el trato. Se empiezan a violentar derechos en el ámbito educativo, acceso a lugares de poder y violencia policia. Estos datos son alarmantes porque creemos que esto no pasa en Uruguay, pero nosotras también somos parte del contexto mundo. Persiste un racismo institucional que funciona de forma metapolítica y reproduce la violencia racista en los ámbitos institucionales.
En los últimos tiempos esto se ha recrudecido por la LUC. Tiene artículos altamente preocupantes y los veníamos diciendo desde no a la reforma. Persiste el mito de la criminalidad de los negros, que somos más violentos y propensos a cometer determinados delitos. La LUC es sumamente preocupante porque criminaliza, encarcela y condena un sector de la población que se encuentra en una situación de vulnerabilidad social.
En el caso de Malvín Norte se escucha al policía inmediatamente ataca a esta joven afrodescendiente y le dice «negra cantegrilera», la acusa de no saber estudiar y la manda a leer. Hay un componente grave de género, pero sobre todo racial y su condición de pobreza.
Esto no es nuevo, pero se agrava por el contexto y por la pandemia. Estos son los casos que más han trascendido, como el joven agredido por la policía, pero sabemos de casos cercanos. Me gustaría nombrar a Tiago, un sobrino muy cercano que murió recientemente en manos de la policía y su situación está en proceso judicial por eso estamos manteniendo reserva. Acá en Uruguay ya están asesinando a jóvenes afrodescendientes.
¿Qué acciones se pueden tomar a nivel de políticas públicas con el Ministerio de Defensa, el Ministerio del Interior y con la Policía?
Existe y existía con mayor fuerza en el período pasado de gobierno un área especifica dentro del MI que trabaja con todo lo que tiene que ver con lo étnico-racial, sobre todo con lo que tiene que ver con la afrodescendencia. Dentro de las cárceles y también para trabajar con algunos datos, por ejemplo, el numero de encarcelados afrodescendientes que tenemos en el país. Instamos a que el MI refuerce ese aparato que tiene que ya está instalado. Reconocer que durante estos años organizaciones Mundo Afro ha estado haciendo a nivel del MI, concretamente con policías, formaciones que tienen que ver con romper la idea de «apariencia delictiva» o «portación de cara», que tiene que ver con el imaginario colectivo de la criminalidad de las personas afrodescendientes.
Paradójicamente para la buena presencia las personas afrodescendientes quedamos afuera, pero para portación de cara entramos enseguida. El equipo policial, las personas trabajadoras del Estado, han pasado por instancias de formación estos años, tienen elementos suficientes para tener un trato mucho más humano y para no reproducir la violencia racista.
En este sentido tenemos algunas estrategias. Formas a los equipos policiales, generar políticas públicas que orienten sobre todo a que las penas, porque con el nuevo Código Penal hay toros formatos de juicios abreviados, que ante determinadas situaciones jóvenes varones afrodescendientes que no cuentan con un respaldo jurídico privado ni herramientas para defender, agrava enormemente. Instamos a que el gobierno empiece a tener esta mirada porque hay recomendaciones a nivel de CEDAW.