Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

Como te digo una cosa, te digo la otra

Los días 24 y 25 de junio se llevará adelante el X Congreso del Movimiento de Participación Popular. El documento base ya está siendo discutido por la masa de militantes de esa organización. Las contradicciones que surgen en el texto hacen que la lectura resulte un tanto sorprendente.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Por Isabel Prieto Fernández

El documento base que los militantes del Movimiento de Participación Popular (MPP) están analizando de cara a su congreso es un tanto atípico. Algunos párrafos se contradicen, no sólo entre sí, sino también por la política que se lleva a cabo desde el gobierno; otros enseñan las características morales de un buen emepepista, como si de un discurso de José Mujica se tratara; hay autocrítica y complacencia. Tiene letra para todos los gustos. Si no gusta algo, alcanza con seguir leyendo, ya llegará la parte donde dice lo contrario.

Extenso y acotado

El documento consta de tan sólo cuatro capítulos (caracterización de la etapa; estrategia y táctica; el MPP; lineamientos generales hacia un Plan de Trabajo) con 16 puntos en total. El problema radica en que pretende abarcar demasiado para tan sólo 36 páginas.

Por las dudas, desde la introducción queda claro el objetivo de esa fuerza política: “La liberación nacional y el socialismo”, aunque también se aclara que ese documento “no tiene el carácter de una resolución política de los órganos de dirección del MPP, sino que es una propuesta”.

“La política de las izquierdas desde los gobiernos generó beneficios concretos para la población, particularmente para los sectores más excluidos, extendió y profundizó la democracia, abriendo paso a nuevas formas participativas y directas, y defendiendo los derechos humanos en toda su extensión”, reza el texto.

A pesar de eso, consideran que los avances convivieron con otros contrapuestos: “La concentración de la riqueza, concentración y extranjerización de la tierra y gran parte del aparato productivo, fuerte incremento de la primarización de las economías latinoamericanas, y dependencia de las inversiones extranjeras para lograr crecimiento y puestos de trabajo. Estos hechos denotan las dificultades de construir cambios estructurales”.

A su vez se afirma que la oligarquía uruguaya “se ha transformado”, así como “transnacionalizado, extranjerizado, junto a los recursos productivos que ahora maneja la inversión extranjera”. Entonces, eso implica que tenga un papel subsidiario, que lleva a estar “frente a un enemigo de clase más potente, con más experiencia y con respaldo, recursos y organización del capitalismo global”.

Todo eso, que según el documento se da en estos tiempos, también sería producto de que “el Frente Amplio se desmovilizó y se centró en la actividad gubernamental, más que en la suya propia, que es elaborar la táctica de acumulación social y política en una fase alta del ciclo nacional”.

Sin embargo, reconoce que esa desmovilización de la que habla “es un problema general de todas las esferas de nuestra sociedad”, al que llama de “virus”, que se debe estudiar con la finalidad de “superar esa postura del ciudadano que exige para sustituirla por la del ciudadano que construye y se compromete”.

Más adelante incluye la necesidad de fortalecer la relación del Frente Amplio con el gobierno y con “las fuerzas sociales de los cambios”, pero a la vez dice que hay “una necesidad también de ejercer de forma efectiva la independencia de acción entre el gobierno y el Frente Amplio para hacer que este cumpla su rol de organizador y conductor de la movilización política”. Una y otra cosa, que son exactamente lo contrario, las creen fundamentales “tanto para dar continuidad al proceso de acumulación de fuerzas como para oficiar de contrapeso a favor del gobierno ante las presiones políticas, sociales y mediáticas de la derecha”.

A pesar de asegurar que el crecimiento socioeconómico se mantiene, contrariamente a lo sucedido en los países de la región, “hemos perdido consenso, dentro de la base social, sobre cuáles son los límites de los avances posibles. Algunos no pueden, realmente, continuar postergados, y al mismo tiempo otros plantean permanentemente que quieren ganar más todavía, lo que conduce a una simplificación primitiva, de que hay que transferir recursos sin jerarquizar la necesidad de los cambios estructurales que disminuyan las desigualdades”.

Autocrítica sí, y acumular con alianzas también

Ante la convicción de que la derecha “empezó a maquillarse nuevamente para transformarse en ‘alternativa’, aprovechando los nichos en los que su hegemonía no ha sido tocada, que radica en el poder económico y mediático, “nosotros, particularmente, tenemos que hacer nuestra autocrítica, sobre todo en el trabajo con las organizaciones sociales”, y como ejemplo ponen la movilización que se generó cuando vino Dilma Rousseff a Montevideo, luego de ser destituida: “Nosotros no tuvimos responsabilidad ninguna en su organización”, afirman, y recuerdan que “en otro momento militamos activamente en los comités de base para votar a Pepe como candidato a la presidencia por el Frente Amplio y después nos alejamos de ellos. Tenemos que construir espacios de síntesis para respaldar a los compañeros que militan como pueden, con la información que pueden conseguir, sin el respaldo de instancias de discusión colectiva para el trabajo de masas”, y llama a colaborar con el movimiento popular “saliendo de nuestra comodidad partidaria para ocupar espacios en el escenario político nacional en forma clara y bien comunicada”.

Luego de una larga parrafada contra el consumo y los valores militantes, porque “en el MPP no vemos la política como una profesión, no quiere decir que en política no haya intereses, pero no son intereses de ‘plata’”, de lo contrario estarían “en el camino de la corrupción”. También aclara que “tenemos que hacer una escalera; no podemos pretender para nuestros eventuales simpatizantes, la gente que nos vota, la gente que en algún momento nos acompaña, el mismo grado de exigencia que tenemos que plantearnos para con quienes asumen la responsabilidad de representarnos en los distintos escalones que presenta la participación política […] Servimos todos y somos necesarios todos y siempre conviene no olvidar eso, pero en la medida que avanzamos en la construcción de la organización, de sus cuadros representativos, de su gente representativa y en los que optan por dedicar una parte importante del tiempo de su vida a la cuestión política, el grado de compromiso empieza a ser una cuestión de carácter esencial”.

Recuerdan que el Espacio 609 pasó por diferentes etapas y reconocen que al principio era para sumar voluntades políticas o sociales para el Frente Amplio: “Hubo muchas reuniones con la Federación Rural (FR), con gremiales de empresarios nacionales, con la participación de empleados, trabajadores y políticos y logró [el Espacio 609] que muchos de esos actores votaran al Frente Amplio”. También consideran que ayudó a juntar votos para que Mujica llegara a la presidencia y que el problema se presentó porque “no supimos hacer lo que nos habíamos planteado. No comprometimos al espacio para tareas concretas, como podría haber sido trabajar entre los empresarios para acumular. El Espacio 609 no debe ser para trabajar dentro del Frente”. Así nomás, sin medias tintas. Y por si quedan dudas de cómo se defiende ese espacio desde el documento, tampoco se hacen problema en decir que “de esa herramienta” no sólo se benefició el MPP, “porque en etapas anteriores la utilizó el Frente Amplio y también tuvo sus problemas, en el marco general de que fue lo que le permitió ser gobierno. No podemos entrar en el relato que cultivan los medios de que la perdida gobernabilidad del Frente Amplio es por el posicionamiento de Gonzalo Mujica. No razonaron igual cuando dirigentes blancos y colorados se aliaron con el Frente Amplio”, sostienen sin problema alguno.

Hay una cosa más que no cierra: el congreso llevará el nombre Raquel Dupont, en homenaje a una vieja militante tupamara. Quienes conocimos a Raquel –era correctora del periódico Mate Amargo–, sabemos que fue dueña de un carácter fuerte. Imposible no recordar su voz autoritaria, aunque la acompañara de alguna palabra que ponía límites a su dureza: “¡Cómo querés que entienda la nota si este documento se contradice, m’hija!”, estoy segura de que hubiera sido su juicio. Mejor termino la nota antes de escuchar los epítetos.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO