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Cultura y espectáculos

Tomás Aristimuño, una poética de la continuidad

La excusa para la entrevista es comentar lo que fue la primera edición del Festival Canciones de Otoño en la ciudad de Buenos Aires, en la sala del Xirgu Espacio UNTREF; pasaron por el escenario con grandes momentos, Luvi Torres y los uruguayos Sebastián Casafúa y Melaní Luraschi. El Festival tiene cinco ediciones en Montevideo y busca tejer redes entre proyectos musicales rioplatenses que estén en pleno crecimiento artístico.

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Por Andrea Beltramo, desde Argentina.

Tomás Aristimuño es músico, productor, compositor y un artista itinerante que diluye fronteras con sus canciones. Viajar y buscar el encuentro, la sorpresa y ofrecerse por si hay que echar una mano. Pensar el viaje desde la música es como ensamblar historias contadas desde muchas voces, hacer circular la música. Nació en Río Negro, Argentina, y desde hace más de una década vive en Buenos Aires. Tal vez sea esa migración interna, ese dislocamiento hacia la histórica centralidad porteña, la particular tensión entre el movimiento y la memoria que contiene su trabajo. Editó dos discos Verde Árbol (2011) y Mortal Atrás (2014) por el sello discográfico independiente creado por su hermano Lisandro, Viento Azul y, actualmente, está terminando su tercer disco Home Run (2018), del que ya se conocen varios singles que fue compartiendo en sus redes sociales.

Sus canciones contienen una poética de la continuidad que hace equilibrio entre la aceleración que oprime a los cuerpos y la lentitud necesaria para recomponerlos. Una música que no resuelve en la tónica esperada, que sostiene, espera, camina, se detiene, avanza y espera. Y así, propone un juego activo a quien escucha. Interpela la curiosidad más moderada y propone compartir el juego. Esta entrevista buscó acercarse a lo que hace un músico, a cómo lleva adelante eso que hace, qué lo motiva, qué lo cansa y sin más, qué lo hace feliz.

***

¿Cómo fue la experiencia de tocar en  Festival Canciones de Otoño?

Tocar en vivo a mí me hace muy bien, por más que esté en el estudio produciendo cosas y mucho tiempo en la computadora pero el momento de salir a tocar es súper mágico, me gusta y me hace muy bien. Cruzarme con la gente de Canciones de otoño fue re lindo, poder apoyarlos, que hayan venido desde allá y que me hayan invitado está buenísimo. Está la idea de cruzar nosotros a Uruguay también y tejer un punto un poco más firme. Ya fuimos un par de veces a Montevideo. Esta vez fuimos cuatro artistas y fue el primer show del año acá en Buenos Aires, para nosotros.

¿En tu proyecto, con quién tocás?

Hace cuatro años que estamos tocando con el dúo, con Carola Zelaschi que toca la batería, piano, canta. Arranqué tocando en banda y me di cuenta que a veces es difícil mantener un proyecto así con tanta gente y moverse, que es algo que a mí me gusta mucho. Siento que en el momento de viajar nacen cosas súper lindas y relaciones y capaz con más gente no podía hacerlo. También soy bastante sensible en algunas cosas y trato de que el otro esté mejor y si el otro estaba muy estresado capaz llegaba el momento del show y yo estaba súper estresado por los demás y no lo disfrutaba tanto. Con Carola convivimos hace dos, pero somos novios hace cuatro. Entonces no me estreso nada, de hecho ensayamos relativamente poco porque estamos todo el tiempo hablando de música. Ella tiene un montón de otros proyectos y su disco. Es muy buena música y es un placer tocar así en ese formato.

Es más sencillo entonces…

Técnicamente es más fácil de resolver pero también tiene sus contras. Nosotros tuvimos que hacer un trabajo fuerte a nivel puesta y a otro nivel, somos dos y la atención es mayor y también en la composición de las canciones en vivo, ¿viste?, la cuestión de cubrir frecuencias. Pero la verdad es que estamos súper contentos con este experimento. Por ahí con el disco nuevo trato, desde el estudio, sumar un par de instrumentos. Diego Korenwaser, que es tecladista, por ejemplo, toca en Home Run. Estamos sacando singles de eso y en los dos primeros está Diego tocando. Mi hermano Lisandro también grabó un par de bajos en algunos temas y también, si está acá no juntamos, estamos siempre tocando.

¿Cuándo sale el disco?

Ahora en abril sale un single más, en mayo quizás otro y estoy viendo, seguramente a mitad de año salga entero. Tengo ganas de pasar a otra cosa. Fue un cambio de formato, en general se saca el disco, salís de gira y ves qué pasa, y esta vez fui probando de a poquito, con los singles, y está bueno.

¿Bancás los proyectos desde lo independiente, lo autogestivo?

En mi caso lo viví de cerca porque trabajé mucho con mi hermano. Seguimos siempre juntos, pero estuvimos como diez años, desde que estoy acá trabajé saliendo de gira con él y viendo que es ladrillo a ladrillo como se va armando la cosa y dándome cuenta que los argentinos sabemos hacer un poco de todo, nos damos maña. Yo lo viví con mi papá antes, mi papá montaba compañías de teatro, todavía quedan algunas en Beltrán, en Viedma y siempre lo entendí por ese lado, nunca esperé que alguien venga y me diga, este es un contrato, tomá. Desde que arranqué a hacer música lo sentí así.

Es otra forma de construir la relación con el público también…

¡Sí, sí!, yo creo que si la gente investiga un poco más y para un poco la oreja y se da cuenta que el artista está haciéndolo todo con esa visión de las cosas, nada, tiende como a disfrutar un poco más que si por ahí te llega al celular todo el tiempo y ni te preguntás por qué lo estás escuchando y después cuando te preguntan qué música escuchás decís que escuchás de todo.

Además hay una ruta que se arma y que es muy linda cuando un artista, un proyecto,  te lleva a otros y vas escuchando quién toca con quien, cuando se invitan…

¡Sí!, ¡total! Eso se está dando cada vez más y yo estoy súper feliz con eso y también que se estén rompiendo muchas barreras incluso físicas, mucha gente cuando voy a Córdoba, por ejemplo, me muestran sus canciones y yo ¡wowww!, lo que necesites. Porque gestionar tus cosas lo primero que te demanda es pedir ayuda, conocer gente y si te cerrás en la ciudad y te ponés muy ermitaño, no sé, hoy además con las redes sociales podés estar activo solo encerrado en tu casa. No quiero decir que sea peligroso pero a mí particularmente no me gusta. Viajar y salir de la zona de confort, o de seguridad, y encontrarte con todo, con otras cosas también. Porque la realidad es que hay gente que quiso producir festivales y quedaron en la lona y gente que dejó de hacer música y te los volvés a encontrar. Y no sólo salir para que te den una mano a vos sino ver en qué podés ayudar, de qué sirve eso.

Desde una mirada romántica, también está eso de no perder el espacio del encuentro, lo que te da el vivo, la escucha con otros…

Es tremendo. Justo estoy terminando de leer un libro que se llama Cómo funciona la música de  David Byrne,  que te lo súper recomiendo, el tipo empieza a investigar y si, la primer música grabada, dice que la gente se la llevaba a la casa y la escuchaba y cambió de ser la situación de mamá o la abuela se ponen a tocar el piano y se pasó de ahí a escuchar música en una situación privada. Después, a los 30 años tuvieron que salir y escuchar música en vivo y después vuelve la situación del iPod y así se va armando un ciclo que, yo no sé qué es mejor y qué es peor, en ese sentido, me encanta escuchar música solo pero sí que cuidar los espacios donde suceden esas manifestaciones artísticas es muy importante. De hecho hay cuestiones que ya tocan la política. Por ejemplo, ahora en Bahía Blanca cerraron un teatro hermoso que es el Teatro Municipal, que está en la calle Alem, tocamos el año pasado ahí, hicimos un festival con un amigo que es músico y que nos invitó que se llama Emiliano Sacripanti y me avisa que hace tres meses que está cerrado el Teatro. Se supone que por reformas pero hace tres meses que la orquesta está sin ensayar, hay un tendal de gente que no toca, que no puede trabajar. Está como disfrazado con eso, hay que hacer las reformas y probablemente haya que hacerlas pero no podés tener a la gente esperando tres meses a que alguien diga qué va a pasar y mientras tanto pasa el tiempo y es un año de un lugar cerrado o dos años o no se sabe cuándo va a volver a abrir, esas cosas.  Podés reformarlo y usar un espacio y que se sigan haciendo cosas. Cerrar un teatro es una cuestión fuerte.

¿Te preocupa el impacto de las políticas públicas en la cultura?

Yo trabajé tres años en un espacio que se llama El Universal, en Palermo, y fue terrible, los primeros dos años, la soga al cuello, estar en la puerta con el culo en la mano por miedo a que vengan y te cierren porque una persona está bailando.

¿Hace mucho de esto?

No, El Universal tiene cuatro años… Yo sigo en contacto con el dueño que es mi amigo y ahora un poco se calmó pero hubo épocas de recaudar para levantar una clausura que es un montón de dinero, los impuestos que genera un lugar abierto y mantener a un staff de gente es tremendo y viste, ¿hasta dónde más quieren que nos metamos? Tapan una situación con otra. A veces no es necesario cerrar un lugar para cuidarlo.

¿Qué alternativas ves, qué se podría hacer, qué estrategias?

Mira yo creo que esa energía que está dando vueltas que hace que el arte siga dando vueltas y que sea un poco contracultura va a seguir pase lo que pase, en ese sentido, yo también soy súper romántico, no creo que vayamos a parar. Cuando pasó lo de Cromañón yo recién estaba arrancando a tocar y pasó que se cerraron todos los lugares y después nos empezamos a juntar en las casas. La casa de mis tíos era una casa grande y  nos mandábamos y fue el espacio Martínez y duró como cuatro años y yo creo que todos los cantautores y cantautoras de Buenos Aires tocaron ahí y fue súper cariñoso y social. Hubo un cambio y a partir de eso arrancaron un montón, así que, miedo no tengo y siento que esa va a seguir. Ahora que, desde el Estado se fomente y se activen más cosas, bueno, bienvenido sea. Creo que el INAMU hizo cosas que estuvieron muy buenas, el movimiento de mujeres unidas buscando leyes para que se respeten sus derechos…

¿Bancás esa movida?, ¿eras consciente del dato que mostró el relevamiento del conteo de la presencia de mujeres en los escenarios?

¡Sí, sí! Claro. Yo sigo siendo varón y entonces nunca voy a poder ponerme en la mente las mujeres, entonces que, obvio, el movimiento me hizo dar cuenta y me parece que está perfecto, que está muy bien, pero yo desde mi lugar nunca me voy a poder dar cuenta de las cosas que sufren. Lo súper avalo, lo súper respeto y cuando alguien me dice que se están yendo al carajo, por pedir la ley por las libertad, de no poder programar lo que esa persona quiere, ¡no tiene sentido! callate y escuchá y aprendé, ya estuviste cien años así, o mil años, o toda la eternidad, bueno…

¿Se puede volver atrás después de cómo se instaló en la vida cotidiana el feminismo, en términos de discusión pero también en otras cuestiones?, me refiero, ¿te afecta a la hora de pensar tu proyecto, con quiénes, tu música, están atravesados estos temas en tu proceso creativo?

Sí, capaz cuando estoy haciendo música, por ahí con las letras, me estoy dando cuenta que tengo un montón de conceptos que son a partir de una mirada un poco más de hombre y también el darme cuenta que tengo muchas cosas femeninas y que soy un poco las dos. En ese sentido si, incluso hay canciones nuevas que después las corregí porque era como, no sé, cosas de posesión, y otras que las dejé a propósito para hacerme acordar. Coral y ratas dice esta balsa es mía y de mi mujer que, si querés, es romántico, estamos yendo en una balsa, nos estamos moviendo, pero ¿mi mujer? No es tuya, entonces ahí sí trato de estar pendiente de eso. Y después, siempre que puedo y se me presenta la oportunidad me encanta trabajar con mujeres, me encanta que haya una sonidista, alguien que proyecte y si es mujer siento que hay una energía que todo fluye mucho mejor. Y en banda también, con Carola es súper lindo tocar. Si hay mujeres dando vueltas las cosas funcionan mejor para mí.

¿Qué sería apropiarte de tu lado femenino?

El otro día me pelee con un amigo que tengo hace como veinte años, desde el jardín, y nos peleamos y estuve toda una semana mal y sentí que en el fondo sabía que yo estaba mal por eso pero no podía demostrarlo, sentirme vulnerable y después lo hablamos y él también se sentía mal y yo también me sentía mal por esa situación y por no hacerme cargo de esa situación, esa cosas de la fragilidad, tenerle miedo a ser sensible, tener miedo a hablar, miedo a plantear.

¿Cómo se lleva eso a la música, se puede pensar la canción, la música como una relación de fuerzas entre lo masculino y lo femenino, desde el ritmo, la armonía, la melodía? ¿Por dónde arrancás a pensar una canción, a componer?

Es medio mágico pero con el paso del tiempo fui poniéndole más trabajo, al principio cuando empecé a componer era todo mágico pero después la magia se acaba y hay que empezar a sacar de otros lados y eso es aprender. Yo hice un taller en el Falla que me sirvió un montón, empecé a reconocer vicios que tenía en la composición y siempre salían mis canciones desde una melodía de la voz a una letra y ahora estoy un poco del otro lado. Haberla encontrado a Carola y toda su cuestión rítmica también hizo que yo empiece a pensar más en componer una canción a partir del ritmo y no de la lírica. Igual trato de no soltar lo que se está diciendo, si es un hombre en primera persona, si es una mujer en tercera, no sé, me gusta mucho el juego de palabras y siento que tengo muchas cosas que investigar desde las primeras palabras que aparecen. Las letras son como una gran cosa de piedra que voy tallando y que al final algo me convence y después me acompaña y con el tiempo la entiendo.

¿Cómo te llevás con la crítica?

Es re loco… mirá, escuchá, suena Juana Molina y no puedo dejar de nombrarla sobre esto que estamos hablando… el recorrido, el desarrollo de la canción. A Juana la mataron, estuvieron diez años matándola desde la crítica y le tapó la boca a todo el mundo, la música va por otro lado, un crítico, no encuentro mucho sentido a su labor…

Tampoco tiene urgencia la música por ser legitimada…

Una cosa diferente es matar a alguien y otra que no te guste, yo entiendo que alguien que escucha a Juana hace quince años… yo estaba en el teatro hace quince años y la gente se iba, se aburría y yo no culpo a la gente por irse, pero de ahí a decir que es una cagada. O como han dicho de mí “ese tipo es una mierda lo que hace”, y yo escucharlo por atrás, alguien que programa y yo ¡wooww!, mierda dijo. Hay que tener cuidado.

Además a la música se le exige una efectividad emocional que no se le pide a otros lenguajes… por ejemplo, vas al BAFICI y está todo bien si una película es abstracta y nadie la entiende. Las imágenes, parece que somos más obedientes pero con la música es rechazo o aceptación.

Si, en ese proceso vamos aprendiendo también, a no ser tan terminantes, a no ser tan extremistas. Yo hace un tiempo siento que me puedo entretener con cualquier música, ni hablar el hecho de respetar el trabajo de una banda en horas de ensayo, por ejemplo. Yo trato primero de respetar eso. No tirarle piedras a algo que está sucediendo porque puedo estar pensando en, no sé, es tan vasta la paleta de colores de la música que puedo prestarle atención a un detalle y pasarla bien también, no tiene por qué explotarme la cabeza todo lo que escucho.

¿Qué te inspira?

Me gusta mucho el teatro, me gusta cuando hay música y acción corporal, se me pone la piel de gallina y desde muy chico siento que ese momento es muy muy mágico. Después, amo escuchar música, creo que me gusta más escucharla que hacerla, me pongo contento, me hace feliz caminar y estar escuchando música.

Y eso coincide con tu presente como productor, ya que escucho participo de la música de otros.

¡Sí! ¡Me encanta!, además es tan variado, hay gente que se contacta conmigo porque tiene una canción en su mente, en el fondo y tiene una guitarra llena de polvo y pasan tres meses y estamos laburando sobre eso y en un momento se pone a llorar porque no puede creer que hicimos esto y yo, ¡wowww!… y hay otra gente que viene con diez canciones, vamos a potenciarlas y claro, estoy mucho tiempo en contacto con la música y me pone muy feliz. Saber que puedo jugar con eso, no pido mucho más.

Que es un montón…

Sí, es un montón eso y salir a tocar.

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