Ratko Mladic desempeñó un papel nefasto en las guerras civiles y de independencia que se produjeron en la década de los 90 en el territorio de la antigua Yugoslavia. Como comandante del Estado Mayor del Ejército de la República Srpska (o Ejército de los Serbios de Bosnia) participó del sitio de Sarajevo, el asedio más largo en la historia de la guerra moderna, que se cobró entre 10.000 y 12.000 vidas.
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Su rol más sangriento tuvo lugar en Srebrenica, en Bosnia Herzegovina, donde las tropas a su mando invadieron una zona de seguridad de la ONU y masacraron a unos 8000 bosnios de etnia musulmana.
En 1995, tras la derrota de las fuerzas serbias y la firma del Acuerdo de Paz de Dayton (EEUU), Mladic fue destituido de su puesto. Posteriormente, se mantuvo prófugo de la justicia durante 15 años hasta que fue capturado en 2011, en una localidad cercana a Belgrado.
En 2017, la Corte Internacional de Justicia de La Haya lo encontró culpable de los cargos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Este martes se conoció que, tras rechazar la apelación de su defensa, la Corte ratificó la sentencia a cadena perpetua para el exgeneral serbiobosnio, apodado «el carnicero de los Balcanes».
Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, celebró la decisión del tribunal y destacó «la determinación de la justicia internacional de hacer rendir cuentas sea cual sea el tiempo que tome».