El ganadero jubilado ruso se compró una manada de camellos hace unos años y, según los vecinos de la zona, los animales pasean libremente por las aldeas, destruyendo gasoductos y tumbas. El hombre posee más de 80 ejemplares de camellos y no los controla, según consignó Sputnik.
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El gobierno local impuso multas al dueño de los animales, pero no surtieron afecto y el tema llegó a los tribunales rusos. En el tribunal del distrito de Ikrianoe, en la región rusa de Astracán, se obligó al ganadero a «calmar a su manada de camellos».
De acuerdo con declaraciones recogidas por el mismo medio un representante del tribunal aseguró que «la demanda de imponer responsabilidad sobre el debido cuidado a los animales de ganadería fue satisfecha». La inédita e insólita situación despertó curiosidad y atención por la trascendencia que tomó y se transformó en una noticia popular a nivel internacional.