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Triste final para el zar de internet

Por Daniel Barrios.

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Lu Wei, de 57 años, según el organigrama oficial del Estado, fue el director de la Administración del Ciberespacio de China desde su fundación en 2014 y, desde el año pasado, el vicedirector del poderosísimo Departamento de Propaganda del Partido Comunista de China. En los hechos y al neto de sus cargos oficiales, fue conocido durante años como el “zar de internet”. el cerebro y el músculo de la “Gran cibermuralla” que protege a los 730 millones de internautas nativos de las invasiones digitales de los bárbaros como Google, Facebook, Twitter, YouTube, Instagram, The New York Times, El País de Madrid, The Economist, The Washington Post y tantísimos otros sitios web (incluido El País de Uruguay). Como lo fuera el romano de hace 2.300 años, el catón mandarín del tercer milenio fue el gran censor, el custodio de los valores, la moral y las tradiciones de su país, y quien decidía qué, cuándo y cómo sus compatriotas podían leer, escuchar y ver en la red de redes. Según un comunicado de la Comisión Central de Inspección y Disciplina, Lu está siendo indagado “por una serie de violaciones a la disciplina del Partido”, eufemismo que suele utilizar ese organismo partidario, brazo ejecutor de la cruzada anticorrupción del presidente Xi, para referirse a prácticas de malversación, soborno y otras violaciones a la ética y moral pública-partidaria. Lu, quien también fuera vicealcalde de Beijing, adquirió gran notoriedad internacional por su visita a Estados Unidos en diciembre de 2014, cuando se entrevistó con los personajes más representativos, los gurúes del sector tecnológico, como Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, Tim Cook, número uno de Apple, o Jeff Bezos, presidente de Amazon, a quienes explicó, con sonrisas, pero extrema firmeza, lo que está prohibido y lo que está permitido en su país en materia de comunicación digital. Es famosa su respuesta a las criticas de Cook, de “que no era Apple, sino la República Popular quien establecía su propia política de seguridad y decidía acerca la seguridad y la privacidad de los chinos antes de autorizar la venta de cualquier producto o tecnología extranjera”. También fue célebre su comentario sobre el veto chino a Facebook. “Nunca dije que Facebook no podía entrar a China, pero tampoco que pudiera hacerlo. Las empresas extranjeras de internet pueden venir a China si respetan la ley. No permitiremos nunca que vengan al mercado chino  a hacer dinero mientras dañan al país”, agregó Lu, al que la revista Times designó entre los 100 personajes más influyentes y poderosos de 2015. Todos los analistas coinciden en que la caída en desgracia de Lu no implica ningún relajamiento de los controles y restricciones al acceso a internet. El mismo día que la Comisión de Disciplina Partidaria comentaba su decisión de separarlo de sus filas como “una fuerte señal de que el partido nunca será indulgente con sus afiliados”, el Ministerio de Seguridad Pública comunicaba a Apple que debía remover a Skype de las aplicaciones ofrecidas en su Apple Store “por no cumplir con los requisitos exigidos por la ley”. En China, la campaña contra “los tigres y las moscas” de la corrupción fue lanzada por el presidente Xi Jinping inmediatamente después de su ascenso al poder, en noviembre de 2012. Hasta ahora, han sido destituidos más de 250 altos miembros del partido y sancionados cerca de 1,4 millones de cuadros y burócratas de todos los niveles. Lu es la primera víctima de alto rango desde el  reciente XIX Congreso. No sólo tigres y moscas; tampoco los zares se salvan de la cacería partidaria.

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