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¿Un libro blanco o en blanco?

Por Juan Raúl Ferreira.

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Hace pocas semanas se presentó un nuevo libro sobre Wilson. Este, con motivo del próximo centenario de su natalicio, fue preparado con artículos de varios coautores.

Por cariño y respeto a gente del Partido Nacional (PN), obvio nombres. No me sorprendió que me solicitara hacer uno de los capítulos: el del exilio. Eso sí, sentí la obligación de advertirle que yo me había ido de la colectividad y que, a juzgar por las cosas que leo, no lo vienen digiriendo bien.

Rápidamente me informó que ya las autoridades estaban al tanto y coincidían que nadie podía ser testigo más directo del exilio de Wilson. Y allá me puse a redactar el capítulo. Era muy rico en documentación y anécdotas, pero también en ideas, discursos, ponencias de Wilson, etc. durante aquel tiempo. Ahorré, para no ser grosero, partes como los sucesivos enfrentamientos que debió tener con sus dirigentes y hasta su renuncia al liderazgo del partido y la gestiones para que reviera su posición. Todo los otros hechos relevantes están.

La comisión encargada del nuevo libro es la que antes honraba a “héroes y servidores” de las revueltas armadas del siglo XIX y e inicios del XX. Muertos los últimos sobrevivientes, tengo entendido que se ha mantenido bajo el mismo nombre para abordar la memoria, el recuerdo de las tradiciones del PN.

Cuando veo el formato del libro, me llevo varias sorpresas.

En la primera nota que recibo (carta general tipo “estimados/as”) no se habla del libro, sino de los 100 años de El País, al que describe como “desde su fundación, vocero del PN”. Yo, en los años de exilio, oía a Wilson hablar del mismo como “el vocero de la dictadura”, no de su más “feroz e irreconciliable enemigo.”

Luego me llega un aviso, de la citada comisión como colaborador del libro, en que se me ofrece la posibilidad de comprarlo a precio mayorista en El País. Lo compré en una librería un poquito más caro.

Cuál no sería mi sorpresa cuando veo que no hay ningún capítulo sobre el exilio. Que los colaboradores no eran cinco, sino decenas. Y que mi capítulo, sin aviso previo, figuraba editado, sin cosas “feas”, dentro de un episodio tipo apéndice bajo el nombre “Testimonios”, en el cual muchas personas que le conocieron escriben sus recuerdos. Ese libro no me representa ni fui consultado en ninguna de sus modificaciones al proyecto original que se me presentó.

Ni llegué a escribirles cuando recibí respuesta a la carta que pensaba enviar.

Dice la inesperada nota: “Comprendo dolores y ofensas, pero Wilson mismo nos dijo muchas veces que la convergencia era distinta en lo externo que en lo interno. Mucha gente no comprendió eso y te tildan de bolche”. (Una carta de una comisión del PN).

Curiosamente, al enviar el original de lo que iba a ser un capítulo sin reinventar la historia, como se pretende, el mismo firmante me había escrito un mes antes (¿¿??): “[…] leído y lagrimeado con tu sentido y medido relato. Es un emocionante homenaje al padre, amigo y político. Desde allá lo verá complacido y nosotros lo disfrutaremos a lo largo y ancho del paisito”.

Qué raro: de lagrimear de emoción a pensar que Wilson tenía un doble discurso, uno afuera y otro adentro. Un demagogo. Sobre todo cuando en varios libros -algunos dedicados por él- me pide que entre en contacto con los dirigentes del Pit-Cnt y Ascep dentro del país, cuando estas aparecen para sustituir a las proscriptas CNT y Feeuu. ¿Me estaría mintiendo? También dice que si algún dirigente del PN se opusiera, dijera que estaba actuando “en (su) nombre y representación.”

Ante esa carta, muchos dicen que fue una luna de miel pre Club Naval. Olvidan que apenas quedó en libertad (o sea, después del Club Naval), marcharon Frente y PN juntos. Encabezó la marcha del brazo de Seregni y Crotoggini.

No es un libro sobre los blancos. Es un libro en blanco.

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