Mujica irrumpió en la escena cinematográfica de Venecia y, aun negándose a desfilar por la alfombra roja, acaparó todas las miradas, aplausos y elogios de los asistentes.
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Durante el festival se llevó a cabo la presentación de dos películas que relatan parte de su vida: La noche de 12 años, sobre sus vivencias en la cárcel durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985), y el documental El Pepe, una vida suprema, dirigido por el serbio Emir Kusturica.
El documental fue presentado en la sala grande del Palacio del Cine, con una asistencia completa que ovacionó al emblemático líder político. Kusturica confesó que se interesó en relatar la vida de Mujica un día que recibió una llamada de un amigo que le preguntó si el sabía de la existencia de un presidente que manejaba su tractor y sabía cómo repararlo. “Ese tiene que ser el personaje de mi historia”, pensó el realizador. Según manifestó Kusturica, el amor es uno de los principales componentes de este filme, y aseguró sentirse conmovido por la historia de Mujica y Lucía Topolansky, que, además del amor, están unidos por la militancia y el espíritu de lucha.
La película La noche de 12 años, dirigida por el uruguayo Álvaro Brechner, y basada en Memorias del calabozo, de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro, recrea la dramática situación de estos tres detenidos políticos que fueron sometidos a todo tipo de torturas durante la dictadura militar. Para este largometraje, el director no hizo más que guionar años de encierro, aislamiento maltratos y humillaciones. Los protagonistas son presentados como dignos sobrevivientes de aquel infierno dictatorial.
La ficción de Brechner muestra cómo cada uno de los protagonistas logró encontrar las herramientas para la liberación mental y la supervivencia. Una forma de comunicarse producida por golpes en la pared, el recuerdo de sus seres queridos o la escritura de cartas de amor fueron algunas de las prácticas que les dieron tregua a la vida en los calabozos. Como muchas películas, esta no carece de un final feliz para estas tres personalidades que, a pesar de todo, fueron liberados con la llegada de la democracia, y con el paso del tiempo, se transformaron en reconocidas figuras políticas de Uruguay y en un ejemplo de supervivencia para muchos.
Esta película se estrenó oficialmente en la Mostra de Venecia y fue ovacionada por los asistentes con un aplauso que duró al menos 25 minutos.
De la banca al estrellato
El viaje de la emergente estrella comenzó en España el 21 de agosto cuando Mujica llegó a Granada para recibir el Laurel de Plata en el XV Festival de Poesía en el Laurel, una distinción que le fue otorgada al expresidente uruguayo por representar “la expresión más genuina de lo mejor del ser humano y de la política hecha poesía”, según el alcalde esa localidad.
La siguiente escala de Mujica fue Italia, donde fue presentado el libro Una oveja negra al poder, en el cual los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz repasan los cinco años de gobierno del líder tupamaro.
Luego viajó hacia Venecia para asistir al festival que se desarrolló en Lido, donde la presencia de Pepe fue de las más ovacionadas del evento. Al asistir a la proyección del estreno del documental de Kusturica, fue recibido como una verdadera estrella internacional, a la que no paraban de pedirle autógrafos y fotos. Luego de la proyección, se lo vio acompañado por el cineasta y por el actor argentino Leonardo Sbaraglia, quien no quiso perderse la oportunidad de conocer al expresidente del que el mundo habla.
Si bien Mujica declaró a la prensa que en un festival de cine se sentía “como perro en cancha de bochas”, su presencia fue un acontecimiento en sí mismo y demostró que su figura puede encajar o no, pero jamás pasará inadvertida. “He venido por la amistad que me une con Kusturica. Me dijo que si yo no venía, él tampoco. Y como se ha dedicado media vida al cine, me parecía injusto. Pero me voy esta misma tarde, voy a huir”, declaró.
Los medios de prensa internacionales también centraron su atención en el exlíder tupamaro, para quienes su figura representa a un presidente ejemplar cuyo nombre es identificado comúnmente con adjetivos como austeridad, honestidad, honradez y dignidad. Todos querían conocer su mirada sobre determinados temas, como la situación de Lula en Brasil, sobre la transición política de México y sobre el socialismo, entre otros.