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Montevidéu, nós temos um problema

Una de las incautaciones más grandes de cocaína en Uruguay

Eran 417 kilos de cocaína, divididos en 368 paquetes, escondidos en fardos de lana con destino al puerto de Amberes, en Bélgica, con un valor estimado de 24 millones de dólares en Europa.

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Por Víctor Carrato

Se trata de una de las incautaciones más grandes de cocaína en Uruguay. Seguramente, el fallecido inspector Julio Guarteche, exdirector antidrogas y exdirector nacional de Policía, se hubiera asombrado ante tal embarque, pero habría actuado de otra manera.

En octubre de 2009, la Prefectura Naval y la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas (Dgrtid) incautaron más de dos toneladas de cocaína (2.174 kg) en el Yacht Club de Santiago Vázquez. Entonces se realizaron procedimientos en España, Argentina, Serbia y Holanda. No obstante, aquí sólo se mantuvo detenido a un ciudadano serbio que se reclamó inocente.

Ahora, desde el puerto de Zárate (Argentina) llegó una alerta de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP, la Impositiva de Argentina) en la que se advertía que venía una embarcación en la que podía haber dos contenedores que posiblemente estuvieran contaminados con clorhidrato de cocaína.

El precio de la droga en Colombia varía entre 1.000 y 2.000 dólares, mientras que en la República Argentina tiene un costo de 5.000 dólares el kilo. En España, Portugal, Holanda o Bélgica se paga 50.000 euros el kilo de cocaína y en Brasil 60.000 euros.

Los contenedores que llegaron a Montevideo desde Argentina no cumplían con las características de la alerta y se advirtió posteriormente, tras la ampliación de la investigación, que la droga estaba en otro contenedor, que iba a ser embarcado en Montevideo con destino a Bélgica.

En otras palabras, la cocaína, en Montevideo, debía ser cubierta con fardos de lana y así se hizo.

Una vez detectados los contenedores sospechosos y tras un análisis con rayos X, a través del escáner que posee la Aduana, se encontraron los fardos con cocaína, cuyo valor de venta se estima en 24 millones de dólares.

La verificadora de Aduanas, una muchacha joven y casi sin formación, que le tocó por sorteo inspeccionar, aparentemente no cumplió con el protocolo y se la formalizó con medidas sustitutivas de prisión. Al camionero que llevó el contenedor hasta el puerto, se le dispuso 20 días de prisión preventiva; el despachante de Aduanas, otro joven agente de comercio con poca experiencia, fue formalizado con prisión por 90 días y el responsable de la exportación fue formalizado con 120 días.

 

El supuesto responsable

Lo ridículo es que la Justicia informó cómo fue la historia de quien se hizo responsable de la exportación.

La Justicia condenó, este miércoles 12 de setiembre, a un hombre por asistencia al narcotráfico en el caso del cargamento de los 417 kilos de cocaína incautado la semana pasada en un contenedor con lana que tenía como destino Bélgica.

El hombre, de iniciales DMAQ y sin antecedentes penales, declaró que le ofrecieron 1.000 dólares para firmar como el comprador de una empresa falsa (MSA) que costó 5.000 dólares.

Esa empresa había emitido una factura por 88.000 dólares para tramitar la exportación de 88.000 kilos de lana sucia a Bélgica.

Según el dictamen de la fiscal Mónica Ferrero, el hombre que cobró los 1.000 dólares por todo ese negocio “es un adicto a la pasta base y tiene un contexto familiar con cuatro menores a cargo, con desalojo de la casa donde habita en trámite y con carencias económicas”.

El hombre que lo contactó y le ofreció el pago “le compró una chaqueta en la tienda Cuatro Ases y un pantalón de vestir en la tienda BAS, acompañándolo para que se probara dichas prendas”, detalla la fiscal.

“Luego concurrió con él a las inmediaciones de la oficina donde firmó la documentación, y en un local de McDonald’s, según refiere el propio imputado, se cambió de vestimenta”, agrega Ferrero. Allí le compraron una hamburguesa.

“Seguidamente se dirigió con otro masculino que le pareció era un contador y lo esperaba en dicha dirección, del cual brindó su fisonomía, hacia la oficina donde le indicaron qué papeles debía firmar, donde vio pasar una cuantiosa cantidad de dólares de este último masculino hacia otra persona que se encontraba allí”, señala la fiscal.

Según el dictamen de Ferrero, el hombre se gastó la mitad de los 1.000 dólares en pasta base y con el resto compró cosas para su familia.

También vendió la chaqueta que le compraron y con la plata volvió a comprar pasta base. El pantalón se lo quedó.

El hombre fue condenado por un delito de asistencia al narcotráfico y recibió una pena de 20 meses de prisión. Sin embargo, en un juicio abreviado y tras su confesión, se acordó que esté tres meses en la cárcel y el resto de la condena la pase con libertad vigilada.

Es como cuando capturan a un narcotraficante y le preguntan de dónde sacó la droga. La respueta habitual es que el paquete se lo dejó un desconocido en la tribuna Ámsterdam que iba a comprar un chorizo y una Coca-Cola.

 

Bélgica es la nueva puerta de entrada de la cocaína en Europa

Quzás sí, quizás no, la Aduana de Uruguay se ha enterado de que los métodos y las rutas de tráfico de cocaína parecen haber cambiado, según datos de junio de este año del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías. El informe detalla las últimas tendencias en producción y consumo de drogas en la Unión Europea (UE). La cocaína sigue al alza. Es la droga estimulante más consumida en el continente europeo. Arrasa en los países occidentales. El acceso a esta droga se está diversificando, no sólo por los canales de venta, también por las rutas de acceso. «La península ibérica es históricamente el principal punto de entrada de la cocaína por vía marítima en Europa», señalan los expertos. Sin embargo, esa tendencia se está revirtiendo. «Los datos de 2016 parecen atribuirle una menor importancia y en la actualidad se notifican grandes incautaciones en puertos de contenedores situados más al norte», señalan en el documento. Los ojos están puestos en Bélgica. Ese mismo año, las autoridades del país decomisaron 30 toneladas de cocaína, lo que supone 43% de la cantidad total que se confiscó en el conjunto de la UE, datos que, por la baja cantidad, resultan dudosos.

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