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La vuelta de Cristina Fernández

“Una más y no jodemos más”

El 13 de abril la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner habló en la explanada de los tribunales de Comodoro Py (1). Aquella mañana había sido citada por el juez federal Claudio Bonadio en una causa en la que posteriormente el magistrado le dictaría procesamiento por la decisión que el Banco Central tomó, en 2015, de vender dólares a futuro.

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Por Cynthia García   Este es un procesamiento que la gran mayoría de los juristas considera injustificado, ya que esa decisión de política económica fue considerada “criminal” por Bonadio porque las operaciones se pautaban a precios que, según la mera opinión del juez, eran equivocados, “artificiales” y, por tanto, sobrevendría luego, ineludiblemente, una corrección cambiaria. En un sinsentido difícil de explicar, este juez federal decidió acusar a la presidenta de “administración infiel” por las consideraciones que él tiene respecto a la fluctuación del dólar. Sin embargo, el dato relevante es que muchos de los actuales funcionarios del gobierno de Macri compraron dólar futuro en 2015 y luego fueron ellos mismos quienes decidieron cuánto se iba a devaluar y cuánto iban a cobrar por sus contratos de dólar futuro en 2016, enriqueciéndose con la maniobra. Esa acusación de corrupción contra los funcionarios del gobierno macrista por supuesto no ocupa la primera plana de los diarios ni los canales de televisión. Este contexto es importante para entender el momento que vive la Argentina. El juez Bonadio es la expresión más grotesca de un sector del poder judicial que funciona de manera corporativa en un entramado de pinzas y alianzas funcionales con la corporación mediática que lidera el grupo Clarín (2) por un objetivo común: perseguir a líderes como la expresidenta para destruir la política representativa en términos populares y consolidar proyectos neoliberales como el que hoy plasma Mauricio Macri.   El fin de la política “No vean este hecho como el ataque a una persona. Reflexionemos juntos recordando la historia”, pidió la expresidenta ante una multitud (luego de declarar ante el juez Bonadio) en un escenario armado sobre la marcha. Luego habló de la persecución a Hipólito Yrigoyen (3), las acusaciones de corrupción y su derrocamiento en 1930, en el primero de los golpes de Estado, avalado por la Corte Suprema, que dio inicio a la llamada Década infame, “en la que se vendió, una vez más, el país y la felicidad de los argentinos”, expresó la líder en medio de una llovizna de abril que venía desde la madrugada y que cayó de forma pertinaz sobre el gentío inamovible. Ese 13 de abril Cristina reaparecía en la escena política luego de su despedida, también ante la multitud, el 9 de diciembre de 2015, último día de su mandato. Volvía obligada por el asedio mediático judicial y una derecha que, cansada de vaticinar sin éxito el fin de ciclo, y habiendo ganado las elecciones, no venía ya por el fin del kirchenrismo, sino el de la política misma.   El punto de unidad El 9 de diciembre, el 13 de abril y el último acto, el 20 de junio, están unidos por una misma línea de construcción. Uno en Plaza de Mayo (4), donde comienza el concepto de empoderamiento popular: “Quería decirles, compatriotas, que cada uno de ustedes tiene un dirigente adentro y que cuando cada uno de ustedes sienta que aquellos en los que confió y depositó su voto lo traicionaron, tome su destino y sepa que es el constructor de su destino. Esto es lo más importante que he dado al pueblo argentino, el empoderamiento de las libertades”. Otro, en Comodoro Py, luego de la mención a la persecución a Yrigoyen. Cristina avanza en la idea de empoderamiento popular y propone el Frente Ciudadano, “[…] en el cual no se le pregunte a nadie a quién votó, ni en qué sindicato está, si es trabajador o jubilado, si paga o no ganancias, nada de eso. Que se le pregunte cómo le está yendo: mejor que antes o peor” (la multitud grita “¡¡¡Peor!!!”). Cristina mueve ambas manos como si por dentro desesperara, sabiéndolo, y exclama con todo: “¡Entonces ese es el punto de unidad!”. El último, en Arsenal, a un año y medio del gobierno de Mauricio Macri y con la inminencia de las definiciones de alianzas partidarias y listas de candidatos (5), la expresidenta completa aquel trazo iniciado el último día de su gobierno y presenta formalmente la Unidad Popular; no lo hace desde un escenario rodeada de dirigentes políticos, sino en una plataforma abierta, sin barandas, que se mete entre la desbordante concurrencia para hablarle, desde esa cercanía, al sujeto político ciudadano, a los estafados por las políticas neoliberales, a los rostros del ajuste que presenta en testimonios que suben al escenario y la rodean en un semicírculo que responde aquella pregunta expresada frente a los tribunales federales sobre cómo estamos los argentinos. Cada experiencia del ajuste en esa base, bajo el frío sol de junio, tiene la réplica de decenas de personas que asienten porque les pasa lo mimo, como si todo el estadio y seguramente millones desde las pantallas de televisión o internet volvieran a gritar que están peor. Cristina ya no desespera.   “Macri vive en otro mundo” Sarandí es una localidad del partido de Avellaneda, en la Provincia de Buenos Aires, distrito gobernado por Jorge Ferraresi, dirigente kirchnerista. Allí, el estadio de fútbol de Arsenal colapsó ante la convocatoria de la expresidenta. El gentío ocupaba también las calles a la redonda y los terraplenes del ferrocarril Roca, cuyas vías casi limitan con la cancha y sus vagones son celestes y blancos, a tono con la consigna de no llevar banderas partidarias, sino banderas argentinas. Para llegar al sector de prensa, esta periodista, demorada en la crónica callejera, tuvo que pasar cuerpo a tierra algunas vallas para finalmente acceder a la imagen sobrecogedora de la multitud. Cristina, entre todos y todas, arrojada al encuentro con lo que genera su liderazgo, contenida en una estética indiscutible, pensada desde la comunicación política para llegar más allá de quienes ahí estaban. Cristina no lineal, corriendo la enorme expectativa de su probable candidatura, desafiando las desilusiones momentáneas al no expresarse en términos electivos, sabiendo, seguramente, que ninguno de los allí presentes se sentirá defraudado porque todos se saben representados por ella. “Senadora, Cristina senadora”, coreaban. Ante la explicación de que no iba a lanzarse a la candidatura, la muchedumbre cantó: “Presidenta, Cristina presidenta” y ahí la respuesta de la líder fue: “Tenemos pasado, no nací de un repollo, pero con ellos no tenemos futuro, ese es el verdadero problema”, y el pueblo representado en esa porción voceó: “Una más y no jodemos más”. Nadie salió de Arsenal pensando en que Cristina no será candidata pero muchos entendieron que el mensaje fue el regreso a la política de fondo ante la urgencia de frenar el ajuste. Como Aníbal Fernández, importante dirigente kirchnerista, exjefe de gabinete del gobierno de Cristina Fernández, candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires luego de la declinación de Florencio Randazzo (6), expresó contundente en el mismo sentido: “Acá se ve todo. Se ve el rostro de la política, el rostro de los hombres y las mujeres que sufren. Tengo la satisfacción de ver a Cristina asumiendo una responsabilidad histórica teniendo que representar a un colectivo que está dañado ciento por ciento por un gobierno insensible”. O Karina Pardo, propietaria de una pyme de la zona, una de las personas presentadas por la expresidenta : “Vivimos en un momento en que la industria no tiene proteccionismo por parte del Estado. Tenemos sesenta empleados y la realidad de nuestro negocio se vio totalmente afectada por la falta de consumo y la presión tributaria. Cuando escucho a Macri decir que todo va bien, que estamos mejor y que ‘sí se puede’, creo que vive en un mundo diferente”.   Los peronistas estamos acá” El 20 de junio, día del acto, fue feriado en Argentina. Es el Día de la Bandera argentina en conmemoración de la fecha del fallecimiento de su creador, Manuel Belgrano, en 1820. En la ciudad de Rosario se encuentra el Monumento a la Bandera. Es el lugar donde Belgrano enarboló por primera vez el pabellón argentino, a orillas del río Paraná. En Rosario fue el acto oficial que, con discurso presidencial y todo, no llegó a durar media hora. Cerrado al público, con exceso de seguridad, doble vallado y acceso para 600 invitados, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich justificó la medida, ampliando “la grieta”: “Hay que dividir a la gente que quiere ir al acto del Día de la Bandera de la gente que quiere ir a tener una actitud agresiva”, refiriéndose tal vez a la posibilidad de que algún grupo de trabajadores quisiera expresarle su descontento ante el fenomenal ajuste que vive el país. Pero el premio mayor de la jornada oficial se lo llevó el presidente Macri cuando dijo que Manuel Belgrano es “una verdadera fuente de inspiración para el ‘sí se puede’”, llegando al colmo en la utilización del lenguaje vacío neoliberal. Es imposible no comparar el Día de la Bandera en Rosario con el Día de la Bandera en Arsenal. Los medios, superados por la realidad, en mayor o menor medida tuvieron que reflejarlo. Aun en aquellos análisis editoriales, como el de Joaquín Morales Solá (7) para el diario La Nación, en el que plantea la idea de que el objetivo de Cristina es diezmar al Partido Justicialista (PJ) o destruir al peronismo, saben que el parámetro de discusión política, aun para el macrismo, sigue siendo Cristina. El planteo de reconstrucción de la política que la expresidenta propone incluye un plan para confrontar con la lógica neoliberal, incluso dentro de partidos populares como el PJ o el amplio espectro peronista. Agustín Rossi, exministro de Defensa del kirchnerismo y candidato a diputado por la provincia de Santa Fe en las próximas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), lo explica en una reciente entrevista en #LaGarcía: “Yo alguna vez le dije a Néstor [Kirchner] que lo más maravilloso que había hecho él es crear una fuerza de centroizquierda con dirigentes de centroderecha”. El peronismo y su temática exceden esta nota, pero pueden aportar a la discusión sobre peronismo y Unidad Ciudadana las palabras de Verónica Magario, intendenta de La Matanza, el distrito más importante de la provincia de Buenos Aires, que reúne a 7,66% de los votantes entre los 134 partidos bonaerenses y donde viven 1.255.288 personas: “La gran mayoría de los peronistas estamos acá, en este espacio convocado por Cristina. Estamos muy contentos. Te diría que 90% de los peronistas estamos acá”.   (1) Comodoro Py: edificio de tribunales de justicia federales ubicado en el Nº 2002 de la calle Comodoro Py (2) Grupo Clarín: el conglomerado comunicacional más importante de Argentina, que dirige Héctor Magnetto y funciona lisa y llanamente como un poder político sin control democrático (3) Hipólito Yrigoyen: político argentino, dirigente de la Unión Cívica Radical, dos veces elegido presidente. (4) Plaza de Mayo: ubicada frente a la casa de gobierno, es el lugar emblemático de las concentraciones de masas (5) Al cierre de esta nota no estaban definidas las listas de candidatos a competir el 13 de agosto en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). (6) Florencio Randazzo: ministro de Transporte hasta 2015. (7) Joaquín Morales Solá: periodista, editorialista del diario La Nación.  

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