«Luto e luta» (Luto se transforma en lucha), «Policía asesina, no nos va a hacer callar» o «Policía militar tiene que acabar», gritaron millares de personas frente al Concejo Municipal de Río de Janeiro, durante el sepelio de la activista y concejal socialista Marielle Franco. La edila fue asesinada en la noche del miércoles por cuatro sicarios que dispararon sobre el vehículo en el que viajaba.
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El vehículo recibió nueve impactos de bala, tres le dieron en la cabeza a Franco y otros tantos a su conductor, Anderson Gomes.
Durante el sepelio una multitud gritó consignas contra la barbarie y críticas contra las autoridades regionales y de Brasil. «Mujer guerrera que murió por el pueblo», gritaron cientos de personasen las puertas del cementerio de Caju, en la zona portuaria de Río.
Franco fue asesinada apenas tres días después de denunciar los excesos de la policía en las favelas y cuando se cumple un mes de la intervención del Ejército en Río de Janeiro. Las denuncias complican a las autoridades. Marielle era relatora de una comisión municipal creada para fiscalizar la intervención en Río de Janeiro y se había pronunciado abiertamente en contra de la presencia del Ejército en un vídeo en el que participaron varios artistas para denunciar lo que consideraban una «farsa».