Las noticias sobre el Covid 19 que circulan en los principales medios de prensa del mundo, toman como principales referentes a países occidentales, con mayor o menor desarrollo económico.
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Ha sido escasa, en estos medios, la información que recibimos sobre lo que viene sucediendo en uno de los continentes cuyas condiciones de vida y desarrollo, han dado lugar, a lo largo de la historia a un sinfín de alarmas.
De acuerdo a los datos publicados el 1 de abril por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de África (CDC África) la cifra de muertos por la actual pandemia de la Covid-19 en el continente africano ha llegado a 196 y los casos positivos confirmados superaron los 5.786, unas 412 personas que estuvieron contagiadas con la Covid-19 se han recuperado en todo el continente.
Actualmente la extensión de la pandemia abarca a 49 países africanos, siendo los países más afectados hasta el momento: Sudáfrica con 1.353 casos, Argelia con 716 casos confirmados y Egipto, con 710 casos.
Entre el martes 31 de marzo y el miércoles 1 de abril, las cifras del CDC África también muestran la existencia de 530 nuevos casos de la Covid-19 ya confirmados en todo el continente.
La Unión Africana, a través del CDC África, activó su Centro de Operaciones de Emergencia y su Sistema de Gestión de Incidentes para el brote de la Covid-19 el 27 de enero.
De conformidad con lo que publica, «The Conversation», la pandemia y su extensión en el continente africano genera altos niveles de preocupación.
«La pandemia de SARS-CoV-2 avanza implacable y pone en jaque a los sistemas de salud de muchos países en el hemisferio norte. Como ocurrió con el coronavirus del SARS (2002-2003) y la gripe H1N1 (2009), la Covid-19 llega a África más tarde. Este continente acumula ya casi 6 000 casos notificados en 49 países. La Oficina Regional de la OMS para África advierte de que este podría ser el mayor reto de salud pública al que se ha enfrentado la región en los últimos tiempos.
África subsahariana es la región que presenta el mayor riesgo de mortalidad por gripe estacional, seguida muy de cerca por el Mediterráneo oriental y Asia sudoriental. Si tenemos en cuenta que la infección por SARS-CoV-2 está mostrando tasas de contagio y de letalidad mayores que la gripe y que hay una posible asociación entre mortalidad por Covid-19 y la dificultad de acceso a los recursos sanitarios, podemos plantearnos que el continente africano no estaría en la mejor situación para recibir la pandemia».
La descripción que realiza «The Conversation», de las características de los sistemas de salud en el continente, agregan un plus de preocupación a la intensidad y mortalidad que la pandemia puede llegar a producir en el continente.
«Con uno de los sistemas de salud más frágiles del mundo, África soporta una cuarta parte de la carga global de enfermedad y cuenta tan solo con el 3 % de los trabajadores en salud. En cuanto a inversiones tangibles, la mayor parte del presupuesto de salud en los países africanos es destinado a productos médicos, el gasto en personal es del 14 % y en infraestructura, del 7 %. Estas cifras están lejos de las de regiones con sistemas de salud con mejor desempeño, donde la inversión es mayor tanto en la fuerza laboral (40 %) como en infraestructura (33 %).
Aunque existe variabilidad entre los países africanos, en términos globales apenas la mitad de la población tiene acceso a servicios de salud y bienestar satisfactorios. Sus sistemas de salud funcionan al 49 % de sus posibilidades, lejos de alcanzar su máximo potencial, y con un nivel de resiliencia bajo. Estos son pocos recursos, humanos y materiales, para hacer frente a un aumento explosivo de pacientes con necesidad de cuidado intensivo.
Ante este escenario, la mayoría de los países africanos se está esforzando en la detección temprana, el cierre o limitación del tráfico aéreo y en las fronteras, así como en medidas de aislamiento, cuarentena y distanciamiento social. Es un esfuerzo titánico tanto para el área rural, donde vive un 60 % de la población y es frecuente la economía de subsistencia, como para las ciudades, donde abunda el urbanismo mal planificado en la periferia, con infraestructuras deficientes y acceso inadecuado al suministro de agua, saneamiento y manejo de residuos.
Hemos oído hasta la saciedad que lavarse las manos es una de las medidas principales para frenar la transmisión de Covid-19. Afortunadamente, en el norte de África el 90 % de la población tiene acceso a agua limpia, pero esto va a ser un problema en África subsahariana, donde el 40 % de la población (aproximadamente 300 millones de personas) no lo tiene. Allí conocen bien la importancia de la higiene y el saneamiento: después de las enfermedades respiratorias y el sida, las enfermedades diarreicas son la tercera causa de morbimortalidad en África».
Otro de las cuestiones que según «The Conversation», deben ser atendidos en clave estrictamente africana, es la de las estructuras de edades y la relación que se viene observando en otros países entre el Covid- 19 y las característica de la demografía.
Al contrario de lo que sucede en otros países afectados por el COVID 19 «la pirámide demográfica en países africanos es muy diferente (…) con una población mucho menos envejecida. Esto nos llevaría a pensar en una mortalidad inferior por Covid-19, pero la proporción de individuos que tienen el sistema inmune comprometido es muy superior».
El continente no ha mostrado una actitud pasiva ante la expansión del Covid 19: «Desde febrero de este año, África se ha preparado y ha mejorado su capacidad para el diagnóstico de Covid-19. El África CDC y el Instituto Pasteur de Dakar han trabajado en coordinación para implementar las técnicas de detección del ARN de SARS-CoV-2 en más de cuarenta países del continente. Al mismo tiempo, la Oficina Regional de OMS en África, junto con Africa CDC han iniciado una campaña de orientación técnica, comunicación y concienciación.
Existe un Plan de Respuesta Humanitaria Global Covid-19 de Naciones Unidas que cuenta con dos mil millones de dólares y considera África como una región prioritaria, mientras que en las contribuciones que distintos países, organizaciones multilaterales, fundaciones y corporaciones hacen a la lucha global contra Covid-19, no se olvida el apoyo a países de media y baja renta».
Pero, lo más importante, resalta «The Conversation» es la capacidad y la experiencia de acción comunitaria que ha caracterizado el modo africano de enfrentamiento a diferentes situaciones catastróficas, en tal sentido se enfatiza: «Lo más importante es que cuenta con una población que conoce el poder que tiene la comunidad en la lucha contra epidemias. Una característica del pueblo africano es su resiliencia y su vivir en el presente. En su novela Ébano, Kapuscinski lo definía así: “En África, se vive al día, al momento, cada día es un obstáculo difícil de superar, la imaginación no sobrepasa las veinticuatro horas, no se hacen planes ni se acarician sueños”. Mucho nos queda aprender de ella. A la espera de ver cómo evoluciona la pandemia, nuestras esperanzas están con África», concluye «The Conversation».