En los últimos años Uruguay ha registrado el mayor aumento del consumo de cannabis en la región. Entre 2001 y 2011 éste se multiplicó por seis, mientras que en países vecinos en períodos similares la prevalencia anual se duplicó. Según el más reciente informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el aumento registrado por Perú entre 1998 y 2010 «fue mínimo», en tanto que en Argentina entre 2004 y 2011 y en Chile entre 1994 y 2012 se duplicó. En Uruguay fue seis veces mayor. La JIFE, organismo dependiente de Naciones Unidas, reiteró que la legislación uruguaya que establece un mercado regulado para el uso de cannabis con fines no médicos «es contraria a lo dispuesto en los tratados de fiscalización internacional de drogas». A su vez, la Junta aseguró que proseguirá su diálogo con el gobierno uruguayo «con el fin de alentar al país a cumplir con lo dispuesto en los tres tratados de fiscalización internacional de drogas». De acuerdo con el citado informe, el cannabis sigue siendo la droga más consumida en Sudamérica, aunque señaló que existen diferencias entre los distintos países. La prevalencia del consumo de la planta en la región es del 3,2%. El de la cocaína es del 1,5%; el de anfetaminas del 0,9; el de opioides es del 0,3 y el consumo de éxtasis representa el 0,2%. En cuanto a la cocaína, Uruguay también registró el mayor aumento en la prevalencia del consumo, pasando del 0,2% al 1,9% entre 2001 y 2011, mientras que en países como Chile, Colombia y Perú las tasas han permanecido estables. En Argentina también se produjo un aumento entre 2004 y 2011. La JIFE señala que en algunos casos el consumo de cocaína en América del Sur presenta niveles superiores a los de Norteamérica. De hecho, según un informe de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, que refiere la Junta, la prevalencia del consumo de cocaína entre los estudiantes de secundaria sudamericanos es superior a la de los estudiantes norteamericanos. En ese sector poblacional, Argentina, Chile y Colombia son los países que presentan más incidencia del consumo. Surinam y Venezuela tienen las prevalencias más bajas. Asimismo, Uruguay, junto a Chile y Perú, registró las mayores tasas de consumo de pasta base de la región, en donde en los últimos 12 meses en la población en general se situó entre el 0,04% y el 0,47%.
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