El domingo 15 de octubre se celebrarán en Venezuela elecciones regionales en las que casi 20 millones de ciudadanos están llamados a elegir a los gobernadores de 23 entidades federales para el período 2017-2021. En todos los estados el electorado deberá elegir entre dos candidatos, uno presentado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y otro por diferentes partidos que integran la Mesa de Unidad Democrática (MUD). A principios de setiembre, los candidatos oficialistas formalizaron su inscripción ante el Consejo Nacional Electoral (CNE). El 10 de setiembre la MUD llevó a cabo un proceso de elecciones primarias en el que fueron seleccionadas 20 personas. El partido liderado por Henry Ramos Allup, Acción Democrática, es la formación que presenta candidatos en más estados (12), le sigue Primero Justicia (seis), liderado por Henrique Capriles Randoski, y Voluntad Popular (dos), liderado por Leopoldo López. Por otro lado, el Partido Socialcristiano (Copei), Avanzada Democrática y Causa Radical tendrán una candidatura cada uno. Esta será la primera vez en la historia que en estos comicios no se elegirá a los legisladores de los parlamentos de estos territorios. Los residentes en el extranjero no tienen derecho a votar en estos comicios debido a que no son de naturaleza nacional. Tampoco lo hará la población del Distrito Capital, debido a que este territorio tiene un estatus de gobierno distinto al resto de los estados. Según informó Telesur, estas elecciones forman parte del calendario electoral reclamado por la oposición en los encuentros desarrollados con el gobierno en las mesas de negociación. En el marco de este diálogo, la delegación gubernamental declaró que las elecciones presidenciales tendrán lugar en 2018. Para garantizar la transparencia y el buen desarrollo de la jornada de votación, el CNE firmó un convenio con el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela) para realizar el acompañamiento electoral. El presidente del Ceela, Nicanor Moscoso, declaró que el texto firmado garantiza un seguimiento de todas las etapas del proceso electoral, tanto previas como posteriores a las mismas elecciones, a cargo de 20 especialistas de esta institución. El Ceela acompañó todos lo procesos electorales venezolanos desde el año 2004, así como elecciones de diferente ámbito en países como México y Argentina. La proclamación de esta elecciones estuvo marcada por la polémica debido a que la oposición acusó al Poder Ejecutivo de modificar la fecha según sus intereses electorales. Inicialmente se manejaba informalmente que la fecha de los comicios sería el 11 de diciembre de 2016. Sin embargo, el 18 de octubre de ese año, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, anunció que las elecciones tendrían lugar a finales del primer semestre de 2017, justificando el retraso aludiendo a la guerra económica enfrentada por el Ejecutivo y a los bajos precios del petróleo. La agencia Reuters informó en 2016 que fuentes gubernamentales indicaron que el retraso de la fecha se debía a la esperanza de que los precios del petróleo aumentasen y así pudiese mejorar la popularidad del PSUV. Finalmente, el 23 de mayo de 2017 Lucena anunció que las elecciones tendrían lugar el 10 de diciembre de este año. Sin embargo, en agosto la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) emitió un decreto en que reprogramó las elecciones para octubre. Este último adelanto pudo obedecer a la necesidad que tiene el oficialismo de aprovechar la división que afecta a la MUD, forzándola a confrontar en menos tiempo sus contradicciones internas. En los comicios de 2012 el oficialismo obtuvo 20 gobernaciones de 23, con 56,22 por ciento de la votación general. Todo indica que el chavismo no será capaz de mantener todos estos espacios de hegemonía. Por regla general, la abstención suele ser elevada en este tipo de elecciones. Esto puede beneficiar a los candidatos oficialistas, ya que, aun con la pérdida de apoyos populares, el Gran Polo Patriótico mantiene una unidad y una capacidad organizativa y de movilización que la MUD ha perdido. En este sentido, la derecha venezolana se encuentra marcada por la división de los integrantes de su coalición. Los sectores más radicales, como el movimiento violentista Resistencia, están llamando a la abstención, lo que puede mermar el apoyo de los candidatos presentados por la MUD. Asimismo la votación en cada estado estará marcada por la gestión particular que haya realizado cada gobernador durante el último período y por los constantes problemas de desabastecimiento e inflación que predominan tanto en ciudades como en los entornos rurales. División en la MUD La presentación de candidatos a estos comicios ha sido un tema que ha marcado la escisión del sector opositor liderado por María Corina Machado, Vente Venezuela. Esta agrupación defiende una estrategia de boicot a la institucionalidad, apelando a la intervención de potencias extranjeras. “Mientras la MUD siga en esa ruta, Vente Venezuela no va a seguir siendo parte de esa coalición. La ruta escogida por la MUD es la rendición, les pedimos a los partidos políticos que rectifiquen”, declaró Machado a mediados de agosto de este año. Por otro lado, el sector de la MUD hegemonizado por Acción Democrática, ganador en las elecciones internas y principal gestor de los fondos procedentes de gobiernos y ONG extranjeras para el derrocamiento del chavismo, sostiene que la presión al gobierno por la realización de elecciones no debe dejar de ser un pilar de su estrategia de lucha. “Para una dictadura, toda elección en la que se cuente contra otro es calificada como un acto subversivo, y por eso no las hace. Obligado por nuestra lucha y por la enorme presión internacional, el régimen de Maduro se ve forzado a convocarla. Es nuestro deber enfrentarlo”, declararon sus autoridades, según recogió el diario El Tiempo. Estas elecciones están marcadas también por las acciones realizadas por gobierno y oposición en las conversaciones que se iniciaron el 13 de setiembre en República Dominicana. Allí, acompañados por el presidente del país antillano, Danilo Medina, y por el expresidente español Jose Luis Rodríguez Zapatero, varios representantes de ambos bloques aceptaron buscar puntos mínimos de entendimiento de cara al corto y al mediano plazo con el fin de romper la confrontación abierta. En primer lugar, el tema que marca el diálogo es la convivencia de cara a los últimos meses del mandato presidencial de Nicolás Maduro, para lo que se precisa la aprobación por parte de la Asamblea Nacional (dominada por la MUD) de nuevos endeudamientos y de un cronograma de elecciones pactado. Sin embargo, estas negociaciones se encuentran estancadas en una fase preliminar, entendida como un “proceso de exploración”. En este punto, la MUD se niega a volver a Santo Domingo debido a la inexistencia de una “agenda clara” de discusión. El diputado de Voluntad Popular Luis Florido acusó al gobierno bolivariano de entorpecer las negociaciones por su presunta “falta de seriedad”. “El tema de liberaciones [de opositores encarcelados] que todos estamos esperando […] es la forma en la que el país puede leer que hay una intención del gobierno de que exista un proceso de negociación claro”, declaró Florido. El debate en el seno de la oposición respecto a este proceso de diálogo reproduce una división similar entre los partidos que forman la MUD a la del debate en torno a la participación en las elecciones. Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Avanzada Progresista son las secciones proclives a las negociaciones, mientras que Vente Venezuela, la Conferencia Episcopal y el movimiento Resistencia se manifiestan en contra. Estas últimas esperan que las sanciones internacionales, el bloqueo, la guerra económica y la presión internacional terminen derribando al gobierno de Nicolás Maduro.
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