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Venezuela: de nuevo a las urnas

Por Mateo Grille, desde Venezuela.

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Este, domingo Venezuela acudirá nuevamente a las urnas, en este caso para elegir 23 nuevos gobernadores de estado. Será la vigésimo tercera elección a la que acudirán los venezolanos desde 1998, año en que Hugo Chávez llegó al gobierno. Las cifras hablan por sí solas y convierten a la nación caribeña en el país con más elecciones en los últimos veinte años en todo el mundo. Muy lejos de la calificación de dictadura con que la oposición -violenta o no- insiste desde que comprendió que las urnas les eran esquivas. Más de 18 millones de venezolanos están llamados a votar en las primeras elecciones convocadas por la novel Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que adelantó el acto, inicialmente previsto para diciembre del año en curso. Después de meses donde la oposición llamó a la población a tomar las calles mediante violentas protestas callejeras buscando impedir la instalación de la ANC, el pueblo venezolano respaldó la iniciativa con más de 8 millones de votos. Desde ese momento, y como por arte de magia, las protestas que días antes brotaban como hongos, se terminaron, y comenzó un proceso de severo deterioro en las relaciones internas del bloque opositor, al no llegar a un mínimo consenso sobre el camino a seguir. Ese es el clima dentro de la oposición para la elección de hoy, donde disputas de todo orden amenazan con diezmar las eventuales posibilidades electorales de los anti chavistas, que debaten por estas horas si se abstienen de concurrir al acto y desconocerlo, u optan por impedir una nueva victoria gubernamental depositando su voto en las urnas, reconociendo a la nueva ANC y, por ende, sus potestades. En tiendas oficialistas el clima es muy otro, aunque nadie se anima a aventurar resultados. Tan frescas están las imágenes de la última elección como de la anterior, cuando la oposición alcanzó una resonante victoria que le dio mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. La situación económica que atraviesa Venezuela no es la mejor. Hay un marcado proceso devaluatorio como consecuencia de la pujanza de un ilegal mercado cambiario que establece, desde centros de poder extranjeros, los tipos de cambio interno. Así, un sueldo mínimo venezolano que equivale a 600 dólares según el cambio oficial, significan 30 veces menos según el cambio paralelo, y es en función de estos últimos que se colocan los precios. La guerra económica contra Venezuela hace mella en una población que, aunque resiste, ve con preocupación el encarecimiento de sus elementos básicos de subsistencia. De todas formas, el gobierno ha lanzado diversos programas y políticas que buscan ir paliando la situación, pero nadie descarta que el cansancio generado por las complicaciones de la vida diaria, tengan también su expresión electoral. EN SILENCIO Para ser un proceso electoral en un país como Venezuela, llama la atención el nulo interés mostrado para la instancia de eso que llaman “comunidad internacional”. Aunque cuatro meses antes las portadas de todo el mundo eran dedicadas diariamente a las violentas protestas en Venezuela, hoy no hay quien recuerde que allí habrá elecciones. Como la inocencia no es buena consejera, sensato es imaginar hipótesis que expliquen el silencio. Una se roba los números: la oposición, pero sobre todo Estados Unidos, dirá que hubo fraude masivo, que desconoce los resultados y que el Consejo Nacional Electoral no es confiable. Esto último ya fue dicho. La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, señaló el jueves pasado que Estados Unidos presta «mucha atención» a las  elecciones regionales en Venezuela. «El pueblo venezolano merece que sus voces se escuchen a través de las elecciones gubernamentales de su nación este domingo 15 de octubre. Estados Unidos y la comunidad internacional están prestando mucha atención a esta votación», precisó Nahuert. Además, expresó su «preocupación» por la ausencia de observadores internacionales independientes en la jornada electoral. Cuestionó al organismo rector electoral y, finalmente, afirmó que continuarán «apoyando al pueblo venezolano mientras trabajan hacia un futuro democrático, pacífico y próspero» en el país. La nula presencia informativa de estas elecciones también puede ser una apuesta a la abstención masiva (la media histórica de estas elecciones dan cuenta de un 50% de abstención), y su eventualidad podría ser utilizada contra los intereses bolivarianos. Como ha sido siempre, por otra parte. Las declaraciones de la representante del gobierno estadounidense, que, dicho sea de paso, no permite observadores ni dependientes ni independientes en sus elecciones, fueron contestadas por  la rectora del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, Tania D’Amelio, quien informó hora después que se instaló en Venezuela el programa de Acompañamiento Internacional, integrado por un grupo de más de 50 expertos electorales, entre ellos miembros del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela), académicos, activistas sociales, políticos, parlamentarios y periodistas, así como integrantes de movimientos sociales y de defensa de los Derechos Humanos de Estados Unidos y de países de América Latina y Europa. Esta publicación es la única que tiene un periodista uruguayo convocado. El grupo de expertos internacionales acompañará las actividades previas a las elecciones regionales, las auditorías y la jornada electoral del domingo 15. Además, elaborará dos informes que serán entregados al CNE, uno previo a los comicios con recomendaciones y sugerencias (ya entregado), y otro al finalizar la votación. El expresidente del Consejo Nacional Electoral de la República de Colombia y miembro del Ceela, Guillermo Reyes, quien ha acompañado elecciones en Venezuela desde el 2003, afirmó que «es un sistema  electoral robusto, cien por ciento automatizado y sometido a auditorías antes, durante y después de la jornada comicial, con la presencia de técnicos del CNE y de los partidos políticos». Asimismo, Nauert manifestó que a EE.UU. le preocupa las acciones realizadas por el CNE, como la reubicación de 119 centros de votación que, según ella, pertenecen a estados «típicamente dominados por la oposición». Sobre el tema, la rectora del CNE informó, a través de su cuenta en Twitter, que esta decisión se tomó ante «los hechos de violencia, hostigamiento y sabotaje» ocurridos durante las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) por parte de grupos radicales de la oposición. El CNE, además, rechazó de plano las acusaciones de sectores opositores y el propio Departamento de Estado contra la gestión de la presidenta del organismo, Tibisay Lucena. “Nuevamente, ese gobierno pretende calificar la legitimidad de los procesos electorales, a partir de sus intereses políticos e imponer fórmulas para la dominación en nuestro país que ni siquiera son aplicadas en su propio territorio. El Departamento de Estado desconoce deliberadamente todas las garantías para el ejercicio del voto en Venezuela y en las que están incluidas las más de 14 auditorías que han sido programadas para este evento, en el que, como es sabido, participan todos los actores políticos que compiten en esta elección. La falsa preocupación del gobierno estadounidense trae consigo la vieja especie de la observación internacional que ellos consideran independiente. Ese mecanismo del cual nos liberamos hace más de 10 años fue sustituido por la presencia respetuosa y entre iguales del acompañamiento internacional, que permite hoy la participación de más de 70 personalidades del mundo entero, con la más óptima calificación técnica y de alto nivel político. Este programa de acompañamiento internacional es verdaderamente independiente, sobre todo de los mecanismos para la subyugación de los sistemas electorales de nuestro hemisferio, como han estado acostumbrados a imponer los diferentes gobiernos de ese país del norte. Es una falacia el señalamiento hecho a propósito de la observación  nacional, más aun cuando nuestro programa incorpora 1.240 observadores nacionales desplegados en todo el país, con amplio nivel de acceso para el desarrollo de su actividad y con absoluta independencia para la elaboración de sus informes”, señala el comunicado. En el final, el CNE añade que “no serán gobiernos extranjeros, en cuyos países cada vez vota menos gente y cada vez hay más exclusión en el registro electoral por causa del color de la piel o de la condición social, quienes darán lecciones de democracia en Venezuela”. PRONÓSTICOS Asombrosamente y a tono con el mutismo establecido desde los centros de poder, no se realizó ni una sola encuesta preelectoral. Otra vez, la inocencia no es buena consejera. Después del revolcón popular concretado en la elección para la Asamblea Constituyente, no hay previsiones, ni serias ni inventadas. El chavismo gobierna hoy 20 de los 23 estados. En sus filas gana terreno la idea que perder dos, tres o cuatro gobernaciones más está dentro de lo posible y el saldo sería, incluso, positivo ya que habría logrado que la oposición se incorporarse al sistema constitucional vigente. Para la oposición cualquier cosa es un beneficio, salvo perder más gobernaciones. Si obtiene más cargos es un logro enorme, dado que llegan a la instancia luego de una derrota superlativa. De todas formas, después de los festejos llegarán nuevas batallas a la interna, pues los sectores decididamente golpistas habrán perdido terreno y eso no ha sido una cosa con la que sepan lidiar tranquilamente

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