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Y La Paz fue una fiesta

Las calles de la ciudad de La Paz se llenaron de bailes, festejos y desfiles de organizaciones sociales (vía Sputnik).

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La asunción presidencial de Luis Arce Catacora desató una fiesta largamente esperada por la mayoría de la población boliviana. Específicamente, por el 55,1% que votó por el candidato del Movimiento Al Socialismo (MAS) en las elecciones del 18 de octubre pasado.

Las calles de la ciudad de La Paz fueron escenario de un festejo por momentos exaltado, pero siempre catártico.

El concepto de «recuperación de la democracia» está en la mayoría de las voces entrevistadas por Sputnik.

La avasallante victoria electoral del MAS demostró que ya no es posible concebir una Bolivia sin la participación política activa de las mayorías quechuas, aymaras y guaraní, además de otros 33 pueblos indígenas que viven en todo el país.

El día de hoy estamos recuperando los derechos indígenas originarios campesinos. Hemos sido pisoteados durante generaciones, durante más de 500 años, pero hoy hemos vuelto a recuperar nuestra Casa Grande»

Durante su Gobierno, Jeanine Áñez expresó en varias ocasiones su deseo de que Bolivia vuelva a tener el formato Republicano, que fue abandonado para dar paso al Estado Plurinacional, fundado en 2009, durante el primer mandato de Evo Morales (2006-2019).

La fiesta en las calles es la celebración de la prevalencia del Estado Plurinacional, que no pudo ser eliminado pese a los intentos de quienes tomaron el poder por la fuerza el 12 de noviembre de 2019.

Es fundamental que nuestro Estado de una vez ingrese en un proceso de pacificación real. Necesitamos un encuentro nacional»

Alexander Villegas es autoridad originaria del Consejo del Suyu Sura, en el departamento de Oruro. «El día de hoy estamos recuperando los derechos indígenas originarios campesinos. Hemos sido pisoteados durante generaciones, durante más de 500 años, pero hoy hemos vuelto a recuperar nuestra Casa Grande», sostuvo.

La autoridad indígena no puede ocultar su alivio por haber dejado atrás los 361 días de Gobierno de facto de Áñez, a lo cual se sumó la pandemia de covid-19. «Hemos vivido en una crisis sanitaria y económica. Hemos vivido en la pobreza extrema, sin trabajo, con nuestros hermanos y nuestros hijos acongojados, menospreciados por ser de nuestra raza», afirmó Villegas.

Un mojón en llamas

Al hablar de excesos en los festejos, es necesario mencionar la historia del mojón plantado el año pasado en la plaza Abaroa, en el barrio de Sopocachi, por los «pititas» (como se llama al sector de la población civil que apoyó al golpe de Estado contra Evo Morales).

Trabajadores en la asunción de Luis Arce. (Foto: @LuchoXBolivia).

Ese monumento de madera con referencias totémicas había sido plantado para premiar a la plaza donde los vecinos de clase media-alta se reunían y difamaban al gobierno de Morales.

Este mojón tuvo una buena vida hasta las movilizaciones sociales de agosto pasado, cuando Áñez fue compelida a convocar a elecciones presidenciales, que finalmente fueron en octubre.

Durante las protestas del invierno, los manifestantes arrancaron el monumento pitita y lo dejaron ahí tirado.

A los pocos días, los vecinos de Sopocachi lo volvieron a poner en pie, esa vez lo rodearon de concreto para que no fuera tan sencillo quitarlo.

Convocamos al Gobierno para que instale una agenda de Derechos Humanos (DDHH). Es fundamental restablecer el Consejo Nacional de los DDHH»

Este 8 de noviembre, durante las celebraciones en la plaza San Francisco, alguien tuvo la idea de pasar a mejor vida al mojón, que llevaba las inscripciones «Bolivia», «Democracia» y «libertad».

De inmediato cientos de manifestantes a la plaza Abaroa y, con gran esfuerzo, volvieron a arrancarlo.

Pero esta vez lo trasladaron a la plaza San Francisco, donde desde hace días la militancia nacional del MAS está instalada para velar por la asunción de Arce. Allí el mojón, de madera, se convirtió en fuego. Así concluyó una etapa histórica de Bolivia.

Por la tarde, mientras Arce recibía su investidura presidencial, 50 «pititas» salieron a marchar por el Prado paceño, en la zona de la plaza del Estudiante. No pudieron caminar mucho hasta que fueron interceptados por la Policía.

Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, quien salió segundo en las elecciones del 18 de octubre con el 28,8% de votos, también la pasó mal a la salida de la Asamblea Legislativa. Como estaban las calles cerradas, tuvo que caminar cinco cuadras bajo una catarata de insultos. «Asesino» fue lo más delicado que le gritaron.

En la plaza Murillo estaba la Defensora del Pueblo, Nadia Cruz, quien advirtió que Arce deberá trabajar fuerte para pacificar a las y los bolivianos, que siguen enfrentados en algunos sectores por profundas diferencias políticas.

Viva la democracia!, ¡nunca más dictadura!, ¡gloria a las víctimas de la represión!», gritó la delegación de la COB

«Es fundamental que nuestro Estado de una vez ingrese en un proceso de pacificación real. Necesitamos un encuentro nacional para -de una vez por todas- terminar con la polarización, con la violencia, con el enfrentamiento. No es justo que se continúe sacando a la ciudadanía a las calles para un enfrentamiento que no tiene razón de ser», sostuvo la defensora.

«Convocamos al Gobierno para que instale una agenda de Derechos Humanos (DDHH). Es fundamental restablecer el Consejo Nacional de los DDHH, el Plan Nacional de DDHH, para avanzar contra las medidas violatorias de DDHH que hemos sufrido los últimos meses», aseguró.

Trabajadores y militares

En este marco la Central Obrera Boliviana (COB) encabezó el desfile popular-militar que cerró los actos de asunción de Luis Arce.

«Viva la democracia!, ¡nunca más dictadura!, ¡gloria a las víctimas de la represión!», gritó la delegación de la COB, encabezada por su principal dirigente, Juan Carlos Huarachi, al pasar frente al Palacio de Gobierno desde donde saludaba un emocionado Arce, junto a su vicepresidente David Choquehuanca.

La Central Obrera Boliviana (COB) saludó a Luis Arce. (Foto: Sputnik).

Varios destacamentos militares y policiales siguieron a la cúpula sindical y a las organizaciones sociales que conforman la base política del Gobierno, en el desfile en la Plaza Murillo que terminó con demostraciones de bailes folclóricos.

El sello indígena estuvo también en un acto de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra), con quema de ofrendas en el ingreso a la Casa Grande del Pueblo, sede presidencial, en la que Arce participó tras jurar ante el Parlamento y antes de recibir el saludo protocolar de los jefes extranjeros que asistieron a la transmisión de mando.

Arce invitó a los visitantes, entre ellos el rey de España y los presidentes de Argentina, Colombia y Ecuador, un almuerzo cuyo menú estaba compuesto íntegramente por platos típicos bolivianos, con variedades de quinua, papa y postres de frutas amazónicas, según reportó la televisión estatal.

Nuestro reconocimiento a nuestro Capitán General, en cumplimiento de la Constitución y las leyes»

En medio de las celebraciones, en un breve acto no anunciado en el programa oficial, las Fuerzas Armadas -que precipitaron la caída de Evo Morales el año pasado- reconocieron formalmente a Arce como su nuevo Capitán General.

«Nuestro reconocimiento a nuestro Capitán General, en cumplimiento de la Constitución y las leyes», dijo el comandante en jefe de la institución militar, general Sergio Orellana, en el acto transmitido en el que entregó a Arce un bastón de mando.

 

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