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Inspirado en el legado poético y musical de Osiris Rodriguez Castillo (¿se acuerdan de "Gurí pescador" y los versos "Tararira, tararira / qué arisca y sabia que estás"), el título de esta propuesta tiene una potencia singular, ya que condensa lo que a la academia le ha demandado ríos de tinta: expresar, sin ambages ni firuletes filosóficos, la dinámica diversa y contrastante que pulsa en las músicas que narran nuestras formas de ser y estar en el mundo (en el mundo local).
Y para muestra alcanzan cuatro fechas y ocho conciertos. El primero será el sábado 4 de junio, a las 20.30 horas, con las actuaciones de Tunda Prada y Lucía Severino. El domingo 5, a la misma hora, le tocará el turno a Begoña Benedetti y al grupo Asamblea Ordinaria.
El ciclo continuará el 23 de julio (siempre a las 20.30) con los conciertos de Darío Iglesias y del dúo formado por Berta Pereira y Pollo Píriz. Y en la última fecha, el 24 de junio, actuarán Javier Zubillaga y Alfonsina.
La grilla no renuncia a la interesante opción de reunir en un mismo escenario ocho lenguajes que, sólo en apariencia, parecen tan diferentes. Sin embargo, entre Tunda Prada y Asamblea Ordinaria, o entre Alfonsina y el dúo de Berta Pereira y Pollo Píriz, hay, más allá de las distancias estéticas y los tratamientos técnicos concreto del lenguaje musical, un elemento que las acerca: la forma canción. Una conjunción de palabra y música que construye un mundo de sonoridades, dinámicas, texturas, ensamble de líneas melódicas y tramas armónicas, de notable eficacia expresiva y comunicacional. Tal magnitud tiene esta unión significante que puede darle forma y sentido a los afectos, a la construcción del espacio habitado, a las definiciones del ser y estar en el mundo, con una simplicidad no igualadas por otras actividades sociales.