Las hormigas son conocidas por su extraordinaria organización social pero los científicos mostraron que apenas la desactivación de un gen es capaz de transformar el comportamiento social de estos insectos. En dos estudios independientes publicados este jueves en la revista científica “Cell” investigadores demostraron por primera vez que hormigas mutantes, alteradas genéticamente con la herramienta CRISPR, perdieron el sentido del olfato y con él la capacidad de organización. -Esos estudios son la prueba de lo que puede ser hecho genéticamente en hormigas-afirmó Daniel Kronauer , docente de la Universidad de Rockfeller y autor de uno de los estudios-Si usted se encuentra interesado en estudiar comportamientos sociales y sus bases genéticas , las hormigas son un buen sistema. Ahora, nosotros podemos desactivar cualquier gen que encontramos puede influir en el comportamiento social y ver su efecto. Hasta hora CRISPR había sido usado para alterar el ADN de diversas especies animales, incluyendo los seres humanos, pero experimentos en hormigas nunca dieron buenos resultados. La explicación es que ellas viven en colonias que funcionan como superorganismos. Cada insecto tiene una función. Obreras y soldados, y apenas una reina deposita los huevos. Es imposible predecir de cual huevo surgirá una nueva reina., Para derribar esa barrera el equipo de la Universidad de Rockfeller escogió las hormigas biroi, naturales del continente asiático por poseer una característica única: las colonias no tienen reinas y todas las hormigas se reproducen sin fertilización como clones. De esa forma, alterando el ADN de un huevo es posible crear un linaje de hormigas mutantes, que pasará las nuevas características para las generaciones posteriores. En otro estudio realizado por la Universidad de Nueva York, en compañía con las universidades de Pensilvania, Vanderbit, y Estatal de Arizona, los investigadores escogieron la hormiga Hapergnathos saltator, por una característica particular de la especie que facilita la transformación de las obreras en reinas. En la naturaleza cuando la reina muere las obreras pelean por la permanencia y una de ellas se transforma en “pseudoreina” capaz de poner huevos. -En el laboratorio podemos inyectar CRISPR en cualquier embrión para alterar la figura genética –explicó Claude Desplan de la Universidad de Nueva York y coautor de la investigación –Después convertimos la operaria en una pseudoreina capaz de poner huevos, propagar nuevos genes y crear una nueva colonia. Los dos grupos se enfocaron en la desactivación del gen Orco (acrónimo en inglès para “correptor receptor olorante”) las hormigas tienes 350 genes para receptores de olores, numero prohibitivo para ser gerenciado uno a uno, pero apenas alterando el Orco fue posible bloquear la función de todos los 350. -Cada uno de esos receptores precisa trabajar con el correptor Orco para ser efectivo-dijo Waring Trible, estudiante de laboratorio de Kronauer en la Rockfeller. Con el gen del olfato deshabilitado las hormigas perdieron la capacidad de sentir las señales de la feromona utilizada para la comunicación. Sin esas mensajes químicas ellas se volvieron antisociales, pasaron a apartarse de la colonia y no recogieron mas alimentos. Lo más sorprendente es que la alteración genética también afecto la anatomía cerebral de los animales adultos de dos especies. De la misma manera que los humanos tienen centros especializados para el procesamiento de acciones como el lenguaje, las hormigas tienen centros responsables para la percepción y procesamiento de pistas olfativas, pero, en las mutantes, esas subestructuras desaparecieron. -Nosotros no sabemos si las neuronas murieron en las hormigas adultas porque no estaban siendo usadas o si nunca se desarrollaron. Es algo que necesitamos acompañar-afirmó Kronauer.
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