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Columna destacada | ilusión | Qatar | Mundial

Catar con sabor a sangre

Mantener la ilusión, no olvidar la injusticia

Este Mundial no es en honor a Zeus. Más bien suena, como escribió en otro contexto Juan Francisco Venturino,"el dios dinero es el único dios aceptado por todos"

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El domingo pasado el mundo se puso en clave de Mundial. Nosotros también. Difícil equilibrio, entre vivir la ilusión que está en nuestro ADN desde el 30, hace 92 años, y aceptar bofetadas a derechos conquistados que hacen a la dignidad del ser humano.

Todos con la celeste en el corazón. Por eso mismo, sumamos nuestra voz a las protestas de que el torneo se celebre en Qatar. Y repudiar las palabras del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

Según el informe de Amnistía Internacional, 6.000 trabajadores inmigrantes murieron sudando la construcción en el año previo. Murieron deshidratados. Cobraban menos de un salario mínimo y trabajaban de la salida del sol hasta medianoche. ¿Cuántos de ellos trabajaban en la construcción de los estadios? En todo caso, toda obra de infraestructura en

Qatar se hacía en función del Mundial, como el subterráneo de lujo (2 líneas y 35 estaciones).

Confieso que la ceremonia de inauguración me dejó sabor a poco. Con la fortuna que han gastado… allí lo único que no escasea es la riqueza y el dinero. Hemos visto ceremonias de mundiales con más tecnología e imaginación. Pero a muchos pasó desapercibido que los jugadores locales no cantaron el himno. Fue en solidaridad con los inmigrantes muertos.

Un periodista argentino dijo que se vivía una situación normal, “y claro”, agregó: “Si asaltás un bar o le pegás a alguien, vas en cana”. ¿No estaría subestimando un poco? El presidente del Comité Organizador, Nasser al Khater, dijo minutos después del confiado periodista argentino: “Nosotros respetamos otras culturas, respeten los demás la nuestra: toda expresión homosexual será castigada. Toda relación afectiva de cualquier clase que se exteriorice será castigada”.

Además de homofóbico y antisocial, su declaración es muy vaga. ¿Cuándo se considera que se exterioriza una relación afectiva? ¿Cuando se va de la mano? Es tremendamente discrecional. La pena contra la homosexualidad va de cuatro años de prisión a la pena de muerte. Sin palabras.

Todo esto dejando de lado temas menos graves pero llamativos. ¿Por qué se eligió Qatar? Hasta ha salido una miniserie sobre el tema. Pero por decir que por “algo baila el mono”. La expectativa era recibir 1.800.000 de visitantes. La bajaron a la mitad. Pero la infraestructura hotelera puede alojar a los jugadores, la prensa acreditada y 10.000 lugares más.

A eso agregaron las autoridades cataríes tres ofertas: campamentos (sofisticados, pero campamentos al fin). Dos cruceros amarrados de la empresa SMC (el Magnífico y el Poesía) adaptaos especialmente para hacer de hoteles. Ambos sumarán 4.000 camarotes de hasta tres cuchetas.

La otra opción es alojarse en otros países. La única frontera terrestre es con Arabia Saudita, con quien no tiene relaciones diplomáticas. Muchas personas se alojan en Egipto, desde donde viajan en chárter por mar o aire. Para alojarse en países cercanos hay que pensar en navegar las aguas del golfo Pérsico.

¿Nos acordamos acaso los peros que le pusieron a Uruguay, que debía sumarse a Argentina y Brasil, por lo menos, para poder aspirar a ser anfitrión? ¿Y a Qatar qué le pidieron? Bueno, más vale no saber. Un país que en materia de derechos está bañado en sangre. ¿Qué le pidieron?

Rápidamente, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, salió a defender el régimen represivo. Él sabe por qué se aceptó el pedido de Qatar. Dijo: “Hoy yo soy árabe, negro, gay, feminista, inmigrante…”. No parecía. Trató a Occidente de cínico porque durante 3.000 años no reconoció esos derechos. Pero hoy los reconoce.

Con el argumento de Infantino, se podría volver al régimen feudal porque Occidente lo toleró en la Edad Media. O a la quema de brujas porque la Santa Inquisición lo toleró al empezar el segundo milenio.

El deporte históricamente es lo que el presidente de la FIFA dijo que aún hoy es. Una fuente de hermandad y paz entre los pueblos, naciones y culturas. Así nacieron la Olimpíadas entre las polis rivales en la antigua Grecia dedicadas al dios Zeus.

Hoy el Mundial, reivindicando la garra con que vamos a vibrar cada vez que salga la celeste. Este Mundial no es en honor a Zeus. Más bien suena, como escribió en otro contexto Juan Francisco Venturino, “el dios dinero es el único dios aceptado por todos”.

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